Una Chica de Color

Su Asistente

Miro las puertas del ascensor cerrarse lentamente mientras que mi "jefe" me guiñaba el ojo divertido sin borrar la sonrisa de sus labios. ¡Jesucristo Bendito ¿Qué acabo de hacer?! Ahora fijo me despide y quedo sin empleo, ¡El día no puede empeorar! Miro mi vestimenta buscando algún rastro o mancha de café, como no hay continuo mi recorrido hacia recursos humanos para entregar el reporte de personal.
–Hola Martha, ¿Cómo estás?– Saludo a la jefa de recursos humanos extendiendole el reporte.
–Muy bien ¿y tú?– Me da una sonrisa de oreja a oreja.
–Algo preocupada–Le digo dándole una sonrisa tensa y tomando asiento frente a ella.
–¿Que te pasó, querida?– Me dice mientras se sienta mejor.
–Pues al parecer le eché el café encima al nuevo jefe, que por cierto no sabía que existía–Digo resoplando.
Ella suelta una carcajada y se pone a reír como vaca gorda, ¡Ay noooo!
No te burleees– Me cruzo de brazos y resoplo.
–Ay querida es que me encanta tu torpeza. Ahora hablamos en el almuerzo– Me dice terminando la conversación y haciendo un ademán con la mano de despedida.
Salgo de la oficina y me dirijo de nuevo a mi puesto de trabajo, me siento derecha y empiezo a registrar las entradas y salidas de personal y cargas. Miro el reloj del computador las 12:30 ¡Vaya! Que rápido pasa el tiempo. Pongo el computador en reposo y agarro mi bolso para salir a almorzar.
Todos los jefes de personal dirigirse a la sala de juntas para una reunión de carácter urgente– Maldita sea, no pueden ver a un pobre feliz.
Me despido de las chicas y voy hacia el ascensor para subir al último piso del edificio, ya que ahí se encuentra la sala de juntas, entro en el ascensor y le doy al botón de subida mientras reviso mi WhatsApp. Salgo al escuchar el pitido del ascensor que me indica que estoy en mi destino, voy hacia la sala de juntas.
Entro musitando un "buenas tardes" y tomo asiento junto a Martha, miro con disimulo a mi alrededor y detallo las caras de mis compañeros, hasta detener mi mirada en el hombre de esta mañana, mirándolo bien es guapo ¡MUY GUAPO! TODO UN DIOS GRIEGO. El Señor Sánchez inicia la reunión diciendo que tiene un anuncio muy importante que darnos, yo simplemente me desconecto de lo que dice mirando sin descanso al bello hombre con el que me choqué hasta que él se levanta.
–Muy Buenas Tardes, soy Alexander Martinez, como lo decía mi querido amigo Oliver soy su nuevo jefe, haré algunos cambios en esta empresa– Se presenta y anuncia sus métodos de trabajo.
Hace algunos leves cambios en el personal mirando unas hojas de papel que hay sobre la mesa, finalmente pone su mirada en mi y ¡Ay Jesucristo fijo me va a despedir! Adiós a todos siempre los odié bobitos.
Y por último la Señorita López dejará el vestíbulo y pasará a ser mi asistente–Dice y yo doy un suspiro de alivio hasta que reparo en lo que ha dicho. ¿Asistente? ¿No había otra cosa mi amor? ¡Váyase pa' la mierd*! Sin ofender.
Pueden volver a sus lugares, muchas gracias–Me levanto junto con mis compañeros recogiendo mis cosas y justo cuando estoy en la puerta escucho su voz.
–Señorita López, inicia el lunes– Ruedo mis ojos sabiendo que no puede verme y volteo con una falsa sonrisa.
–Con mucho gusto, Señor Martínez– Le digo con un poco de fastidio pero sabiendo camuflarlo, él me mira triunfante y con un poco de diversión.
–Feliz fin de semana, Marcela–Me dice Oliver con una sonrisa.
–Igualmente– Digo para salir finalmente hacia el ascensor maldiciendo en voz baja.



#32599 en Novela romántica

En el texto hay: jefes, colombiana, afro

Editado: 10.06.2021

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