Una Chica de Color

Llega tarde, Señorita

Adivinen quien está a punto de hacer enfadar a su jefe sin haber iniciado a trabajar, ¡Exacto!¡Yo! Inicialmente es mi culpa pero no es mi culpa, llegué con Anna unos diez minutos antes de la hora y todo perfecto hasta que el resto de mis compañeras empezaron a contar unos chismes buenísimos que se enteraron y quien soy yo para desperdiciar eso.

Yo estaba muy cómoda en la charla hasta que todas se quedaron mudas y como si hubieran visto un fantasma, pues mi jefecito iba entrando al ascensor y yo no me había fijado en la hora, pues me despedí de todas y salí corriendo hacia el ascensor, pero ya se había cerrado.

Ahora estoy subiendo y parece que el ascensor no me quisiera porque hoy lo siento más lento que nunca y justo voy tarde, el ascensor se detiene abriéndose en el último piso antes de que me volviera loca, camino apurada hacia la oficina del frente, me encuentro con el cubículo de la plástica, digo la secretaria y ella solo me mira burlona.

-El Señor Martínez la espera- Me dice la hiena, digo la plástica. Bueno ya entendimos.

-Gracias Señorita- Estúpida, respiro y me tranquilizo antes de matarla.

Hago miles de oraciones mentalmente mientras camino con lentitud hacia su oficina, es posible que me no despida y solo me devuelva a mi puesto, bueno es una idea muy poco probable pero puedo decirle que aún no me acostumbro y no recordaba que la recepción no era mi puesto. De tantas divagaciones llego a su puerta y le doy dos golpes suaves a la puerta y escucho un leve "pase".

Tomo una grande bocanada de aire para darme seguridad, miro el reloj en mi muñeca fijándome en que estoy 15 minutos tarde, elevo mi mirada al cielo pidiendo fortaleza y abro la puerta. Me encuentro con un Alexander en un traje negro, camisa azul oscuro y corbata negra, su cabello está prolijamente peinado, está en la silla de su escritorio con unos cuantos papeles regados en éste.

-Llega Tarde Señorita- Me dice en un tono demandante.

-N-no volverá a pasar- Mi voz flaquea un poco pero recupero mi seguridad al parecer no lo nota.

-¿Nerviosa?- Lo notó, apreto mi teléfono y  sonrío suavemente.

-Un poco- Él sonríe y se levanta abrochando el botón de su saco.

-Te enseñaré tu oficina, sígueme- ¡Me tutea! Mucha confiancita ¿no? Pasa por mi lado hacia la salida y me doy la vuelta para seguirlo.

Abre la puerta y camina hacia el lado izquierdo de ésta, a menos de 5 metros hay un cubículo que se ve bastante grande y bonito, entramos y dentro hay una impresora, un lindo escritorio, un archivador y algunas cosas más, él toca la parte baja de mi espalda haciéndome caminar hacia la silla detrás del escritorio donde me siento e inmediatamente me siento cómoda.

-Ok, sabes que tengo secretaria y te preguntarás porqué ahora tengo asistente- Yo solo asiento esperando su explicación-

-Tú, como mi asistente deberás tener disponibilidad de viajar y acompañarme a reuniones, eventos, galas y llevar de manera exacta mi agenda- Me dice y yo solo puedo pensar en que "tengo" que acompañarlo a reuniones.

-¿Algo más? - Pregunté con ironía mientras caminaba hacia mi silla dejando mi bolso el escritorio.

-Te puedes poner al tanto con Olivia, mi secretaria, mientras te acostumbras- Oh, así que la plástica tiene nombre.

-Ahora, quisiera saber cual es mi salario Señor- Demando alzando una ceja y entrelazando mis dedos sobre el escritorio.

-Están elaborando el contrato en Recursos Humanos, cuando esté listo llegará a su correo- Aprieta los labios y mete su mano derecha al bolsillo mientras mira su reloj.- Tengo una reunión, esta vez no irás, es de rutina, pero debes ponerte al tanto de todo, hasta luego Morena.

Yo solo hago una mueca y pongo mis ojos en blanco, éste que se cree, mis ganas de darle un golpe y salir corriendo me tienen en una lucha interna terrible, pero mi cordura gana y me contengo de llevar a cabo esa loca idea, veo que está a punto de salir pero no me voy a quedar callada, ¡Eso si no Señores!¡Jamás de los jamases! Así que le contesto.

-Mi nombre es Marcela- Le digo entre dientes pero lo suficientemente claro para que comprenda.

-Para mí eres Morena, solo mírate, ese color de piel enloquece- Sonríe y me guiña un ojo antes de salir

Yo solo me dejo caer reposando en la silla y soltando un gran suspiro de exasperación, solo espero que no me vuelva loca y me de razones para llevar a cabo unas ideas que me podrían costar mi puesto de trabajo. Decido ponerme a trabajar y enciendo el computador, recuerdo que la plástica tiene su agenda así que salgo hacia su cubículo para pedírsela.

Luego de controlar mis ganas de estrangularla por su obvia risa burlona, vuelvo a mi lugar con la agenda en la mano y empiezo a digitalizarla, si la tengo en mi correo será muchísimo más fácil manejarla, luego de un trabajo de aproximadamente 2 horas, suena el teléfono que está a un lado del escritorio, contesto y la plástica me dice que el Jefe me quiere en su oficina.

Suelto un sonido de fastidio al colgar y camino hacia su oficina con mi Tablet y su agenda física en la mano, también la imprimí y le traje una copia, no me va a despedir por ineficiencia ¡Claro que no!, al llegar me siento en uno de los sofás individuales frente a su escritorio mientras repaso la agenda.

Unos minutos después se abre la puerta y lo veo caminar hacia su escritorio, sentarse y masajear el puente de su nariz, le empiezo a decir que tiene en la agenda que me dió su secretaria, él cancela y adelanta algunas reuniones que me tocará avisar a mí sobre esos cambios, tiempo después escucho como se abre de nuevo la puerta y yo volteo un poco para saber de quien se trata.

-¿Quién es esta belleza?-Pregunta el chico que acaba de entrar, parece de 28 o 29 años, es muy alto y guapo también, al parecer es amigo de mi jefe porque este solo voltea los ojos.



#36226 en Novela romántica

En el texto hay: jefes, colombiana, afro

Editado: 10.06.2021

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