Una Chica de Color

Alexander, el Gatito

Si las miradas mataran mi nuevo jefe ya estaría 3 metros bajo tierra, como se le ocurre decir esa reverenda pendejada y aún más después del numerito del fin de semana, pero como a mi me interesa muy poquito si le gusta o no le canto sus tres verdades sin miedo.

-Mire "Jefe", yo no soy propiedad de nadie y no soy un objeto, le exijo respeto- Le digo con el tono más profesional que puedo para no lanzarle la dichosa agenda en la cara.

-¿Ves Alex? Ella no es de nadie y tengo vía libre-Dice Franco sentándose en el sillón a mi lado.-Así que está en pie una invitación para salir a comer, preciosa. Cuando tu quieras- Me sonríe y me guiña un ojo.

Sonrío y volteo a ver a mi jefe que tiene una cara de pocos amigos y fulmina con la mirada a Franco quien solo le sonríe en forma de la que parece que lo está retando.

- Gracias Marcela- Festejo internamente por mi logro.- Puedes retirarte, si llego a necesitarte te llamaré- Termina diciendo y yo rápidamente me pongo en pie para caminar hacia la puerta.

-Pasaré por tu oficina mas tarde, piensa en mi invitación, preciosa- No volteo pero escucho un tono burlón en sus palabras.

-Hasta luego- Digo bajito y salgo casi corriendo hacia mi cubículo.

POV ALEXANDER 

-¿Que demonios te pasa?- Me reclama él en cuanto Marcela sale

Y ahí estaba, mi mejor amigo, mi segunda conciencia y una piedra en el zapato en cuanto a mi vida personal se trataba. Estudiamos juntos en la universidad y luego de graduarnos emprendimos en varios negocios hasta llegar donde hoy estamos. Me molesta que después de todo sea capaz de mirarla así y sobre todo invitarla a comer.

-No molestes Franco, no estoy de humor- Le respondí borde mientras lo vi caminar hacia la estantería. 

-Con que TU Morena-No me hizo caso para seguir hablando.- Tal parece que no te la pone fácil- Lo veo traer una botella de agua y sentarse frente a mi.

-La conocí el viernes pasado- Recuerdo cuando me vació su café encima y la expresión que tomó su cara cuando le dije quien era.

-Oh, Amor a primera vista-Dice Franco mientras apoya el dorso de su mano en su frente fingiendo desmayarse a lo que ruedo los ojos.

-No te equivoques, es una mujer hermosa, pero no la conozco y solo es atracción- Le digo antes de que trate de llevar la conversación por otro lado.

-Ya, olvídate de ella-Me dice con fastidio.- Todas las mujeres que conoces no son iguales a Amanda y lo sabes-Termina con un bufido.

Amanda, mi casi esposa, aún recuerdo lo tonto e ingenuo que fui al enamorarme de ella y creer que sentía lo mismo, nos conocimos en una conferencia a la que fui algunos años después de comenzar en este ámbito, compartimos teléfono y nos fuimos conociendo hasta formalizar nuestra relación, seis meses después decidí proponerle matrimonio. 

Unos días antes de la boda la encontré engañándome con un hombre mayor, al parecer lo hacía por dinero, pero sus razones me interesan muy poco. Desde ese día me volví en una persona dura y cerrada emocionalmente solo tenía encuentros casuales desde entonces.

No lo niego, Marcela es una hermosura, cuanto daría por tenerla en mi cama, pero es pura y física atracción, ni siquiera la conozco como para estar enamorado de ella, es una estupidez. Unos chasquidos frente a mi me sacan de mi ensoñación y me hacen elevar la vista hacia un Franco mirándome divertido, había olvidado que es un dolor de cabeza andante.

-Deja de hacer el ridículo Franco - Le digo con fastidio

-No hagas el ridículo tú - Me responde.- Si te vuelves hasta posesivo con ella, antes no te hubiera importado nada- Al ver que no contesto continua con su regaño.- Deja a un lado tu pasado y tu faceta de hombre cerrado y llévala a cenar, quizá sea quien te quite ese odioso malhumor que te cargas.

-¿No puedes ser más estresante?- Le pregunto con diversión

-Yo sé que me amas mi amor- Dice con un tono coqueto lanzándome un beso

Me carcajeo y asiento dándole la razón, quizá solo deba invitarla a cenar y según lo que pase en esa cena me daré cuenta si es solo atracción, ella puede ser con quien pase o una buena noche, unos buenos años o una buena vida, arrugo mi entrecejo al darme cuenta de mis pensamientos.

- Está bien, la invitaré a cenar - Suelto un suspiro y le respondo

- Me parece perfecto ponte los pantalones o la invito yo - Levanto la vista al escucharlo lejos y me doy cuenta que ya salió de mi oficina.

Cierro los ojos y me recuesto en el respaldo de la silla tapando mis ojos con mi antebrazo, pensando si es buena idea pero abro los ojos de golpe al darme cuenta que Franco iba hacia su cubículo, me levanto salgo hacia allá con algo de apuro disimulado.

- ...luego me dirás preciosa- Escucho a Franco decir y como Marcela ríe

Pero me llena de intriga saber de que hablan así que irrumpo en el cubículo encontrándolos en una posición algo sospechosa y mi sangre hierve dentro de mi.

POV MARCELA

Luego de ser casi salir corriendo de la oficina del Jefe, llegué a mi cubículo y me dedique a revisar las próximas reuniones que tiene Alexander luego de eso decidí revisar mis pendientes y mi correo electrónico de la empresa. Tiempo después unos golpes en mi puerta me hicieron levantar mi vista para ver al vicepresidente entrar.

-Hola preciosa- Me da una gran sonrisa que lo hace ver muy seductor

-Señor ¿En que le puedo ayudar? - Pregunté dejando lo que estaba haciendo

-Vine a reformar mi invitación, no puedo salir contigo aunque quisiera - Lo miré sin entender .- No te preocupes linda, después entenderás - Me guiña un ojo y se acerca hacia mi escritorio apoyándose en sus manos para poner su cara frente a la mía

-Entonces ¿Cómo la reformará? - Pregunto y él se sienta frente a mí.

-Por ahora quiero arrebatarte de las garras de Alexander el gatito y necesito una secretaria como tú - Me dice  y se acerca hacia mi escritorio apoyándose en sus manos para poner su cara frente a la mía mientras me río por el animal que le puso. - Así que vine a pedirte que seas mi secretaria, pero debo irme, piénsalo y luego me dirás preciosa.



#36226 en Novela romántica

En el texto hay: jefes, colombiana, afro

Editado: 10.06.2021

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