❀✿❃ISIS ❃✿❀
Me presento como es debido soy Isis Yelissa Luna Rubín Govea, tengo diecinueve años ya estoy en el último año del Instituto, el cual odio por cierto, y no es que odie estudiar, pero si odio a los perros que se creen mejores que yo, y no es que me moleste que se crean superiores, pero si odio que me ofendan u ofendan a mi madre, si tan solo ella supiera o mi padre supiera lo que dicen de mamá ya unos cuantos estuvieran en el inframundo.
Se que papá haría lo que fuera para que respetarán a mamá, pero no les he dicho nada porque no quiero que sigan pensando que soy hija de papi y de mami, o que digan que por ser la hija del Alpha Supremo me aprovecho del lugar que ocupa mi padre. Si tan solo ellos supieran que mi madre es la diosa del inframundo, no se expresarían así de mi madre, pero mamá ha querido mantener en secreto su posición, si ya por ser la princesa de los demonios es malo para algunos lobos creo que sería mucho peor si se sabe que mamá es una deidad.
Aún recuerdo cuando todo empezó estaba empezando la escuela cuando llegaron esos lobos gemelos y empezaron a decir que era un demonio y así siguieron molestando, no les así caso, la verdad no me molestaba sus cosas de niños inmaduros, pero a medida que iban pasando los años los demás lobos empezaron a molestar, hasta que se tornó insoportable, pero no hacía nada debido a mamá y papá y por lo antes mencionado de aprovechar el puesto de papá y mamá, se supone que nosotros debemos dar el ejemplo por ser hijos del Alpha rey. Es abrumador ser hijos de personas importantes, pero todo es debido a ser un demonio, eso es lo que les molestas a esos odiosos lobos.
Nadie de mis hermanos sabe esto, si Maikel o Zarek, se enteran creo que se podría armar una guerra entre lobos y eso es lo que menos quiero, se que Yandar no sería así su carácter no es explosivo como el de Maikel, Zarek y Danisha, a ella poco le importa el qué dirán, ella si pulverizaría unos cuantos al igual que Arian. Por ellos calló todo para que las cosas no se agraven más de lo que están.
Salgo por la parte trasera para no toparme con nadie, Vallolet como la gran amiga que es permanece a mi lado.
—No crees que deberías acabar ya con esto y decirle al tío Darían, por qué te quieres ir del Instituto, creo que si le dices las cosas serían más llevaderas.
—No Vallolet, si les digo ellos seguirán con lo mismo, que haría papá darles un castigo por molestar a su princesita, yo lograré convencer a papá que me dé permiso para terminar mis estudios con los humanos, después de todo ellos no saben lo que soy o lo que es mamá o lo que es papá —Usó la lógica.
—No quiero que te vayas del Instituto Isis, eres mi mejor amiga ¿con quien quedaré?
—Puedes ir conmigo Vallolet, si papá me deja ir estoy segura que el tío Joseph te deja ir también.
—Si verdad y que tienes en mente ahora.
—Nada, pero tengo varios posibles planes en mente, aún no me decido, pero sé que esta vez lo lograré—. Sonrió.
—Espero que sea buena y lo convenzas.
—Yo también lo espero—. Suspiro, tengo que inventarme una buena excusa para que papá me deje ir a estudiar con los humanos, será difícil ya que papá no quiere que me separé de ellos, es demasiado sobreprotector con nosotras.
—Mira a quién tenemos aquí, si es la princesita de papá—. Ruedo los ojos. —Hey demonía regresa al inframundo donde perteneces, aquí nadie te quiere solo causas angustia—. Suspiró y cuento hasta mil, ya estoy cansada de esto, pero no hago nada, el ¿por qué? , pues por que si hago algo van a seguir pensando que los demonios somos insensible y nos gusta la violencia y etc.
—Vayan a molestar a otra parte perros pulgosos —Les grita Vallolet.
—Déjalos se creen mejores porque su sangre es totalmente de licántropos, pero de qué les sirve, no son más que unos arrogantes y estúpidos perros—. Les sonrío.
—Prefiero ser un estúpido perro que ser una maldita demonía—. Mi sangre empieza a hervir de la ira y empieza a crecer en todo mi ser.
—Calma Isis, algún día le daremos su escarmiento—. Me dice mi parte sensata.
—Deberías demostrarle que tan maldita demonía eres—. Me dice esa parte que quiere arrancarle la cabeza y todas sus extremidades.
Suspiro y vuelvo a contar, pero ya de nada vale estoy harta de estos perros arrogantes.
—De seguro no es hija del Alpha Supremo, debe ser hija de algún demonio, un maldito demonio como ella y su madre—. Y hasta aquí llega la Isis calmada, se han metido con mi madre y eso si no se los permito.
—Malditos imbéciles con mi madre no se metan—. Digo sacando enredaderas del suelo, los envuelvo de los pies a la cabeza, hago que las enredaderas echen espinas para que se les incrusten en la piel.—No vuelvan hablar de mi madre de esa manera—. Hago aparecer una de las armas de mamá, precisamente una espada de hoja fina, la levanto y corro directo hacia ellos.
—¡Isis! —Grita Yandar salvando a los estúpidos perros. —¿Qué haces?—. De un movimiento amordazó la boca de los lobos que están envueltos con las enredaderas.
—Nada, solo práctico, quería cortar ese arbusto—. Frunce el ceño.
—¿Aquí en el Instituto? Qué hay de la habitación de entrenamiento que mamá construyó—. ¡Ay ahora si me descubrió!
Piensa Isis, pienso en algún lugar donde puedo trasladar a esos perdedores, sonrió y con solo pensar en ese lugar los mando de cabeza a la laguna, que agradezcan que no los envié a un volcán en erupción.
—Pues me pareció divertido cortar ese arbusto—. Me elevó y pasó la espada por la mitad del arbusto de enredaderas.
Miro a Vallolet quien cierra los ojos.
—Hola Yandar—. Saluda Vallolet como si no lo hubiera visto en la mañana.
—Hola Vallolet, que hacían las dos solas aquí—. Sonrió ya que Yandar siempre se pone nervioso cuando habla con Vallolet.
—Nada, solo queríamos ver el paisaje, verdad Isis—. Asiento.
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Editado: 16.11.2024