Y allí estaba yo, sumergida en el vacío de la nada sin poder hacer nada y
sin siquiera percatarme de mi existencia, solo atravesaba el finito cosmos sin
razón alguna envuelta en un manto de llamas danzantes que se espumaban
al alejarse de mi ser y despojándose de su intenso brillo. Mientras iba entrando
en un recinto intermitente llamada capa de ozono en donde mis llamas
tomaron vida y se expandieron de manera inédita, bailando entre llamas
azules y carmesí. El nulo silencio se volvió estremecedor en conjunto al nuevo
elemento que cubría todo este mundo, el aire, tan sensible y transparente.
Que mientras iba cayendo era la que alimentaban las llaman incesantes que
me envolvían, y me iban acercando al plano terrenal que había o mejor dicho
a la tierra, y así me fui acercando por la fuerza invisible llamada gravedad,
hasta que llego el impacto contra la tierra el cual fue demasiado grande
como para contenerse, la tierra se abría camino mientras el fuego la
calcinaba momentáneamente el aire y el mismo todo su alrededor, hasta que
después de su choque broto una explosión en conjunto de una estela de
humo y ceniza, de todo lo quemado en ese lugar. Pasaron horas y horas
mientras se iban apagando lentamente las llamas danzantes. La lluvia cubría
el cielo con nubes llenas de agua fría que refrescaron todo el lugar sin
precedente alguno, los vapores generados por las llamas se calmaron y se
volvieron nada más que frió.
––– Antonella, oye. ¡Antonella! ––– se escuchó en el vacío de mi mente.
––– ah... que pasa.
––– ¡despierta! ¿En dónde estás? ––– le escuche decir a mi hermano.
––– en ningún lado ¿qué pasa?
––– ya llegamos a la nueva casa. ––– dijo señalándola a través del cristal del
automóvil.
En eso momento sentía mucha ansiedad de ver cómo era este lugar, ya que
había dejado muchas cosas atrás por ello, amigos, zonas, lugares y hasta
sentimientos que quisiera tener nuevamente pero ahora me tocaba empezar
desde cero. En una nueva casa, en un nuevo colegio y en una nueva ciudad.
Baje del caro sin esfuerzos y entre a la casa, mientras esperábamos el camión
de mudanzas, las puertas abiertas de par en par dejaban pasar el freso aire de
otoño, mientras recorría rápidamente el interior de la casa y me daba cuenta
del silencio impregnado en ella, al igual que el eco. Mi mente se expandía
momentáneamente al ver tanto vacío a mí alrededor y sin la molesta voz de
aquel a que le llamaba hermano.
Horas después de estar bajando desempacando las cosas de la casa y con
ayuda de los chicos, metimos todas las cosas a la casa y todavía quedaban
unas cuentas que no pudimos desempacar. Ya que la noche había caído y sin
darme cuenta mientras estaba sumergida entre mis pensamientos y ayudaba
se nos fue el tiempo volando.
Me recosté en el colchón de mi cama que estaba en el suelo ya que no se
había armado la cama y caí rendida en un profundo sueño del cual
sinceramente no quería despertar.
Ya llevo casi un mes de que me instale en esta ciudad mediocre con mi
madre y mi hermano, la vida en este lugar es como lo describí mediocre nada
incesante, todo igual, la única forma de entretenerme es indagando e n mi
mente, ni William Shakespeare pensaba tanto como lo hago yo, siempre
pensaba eso. Un me nada más, un mes sin sentido recreando lo que se podría
decir que es mi vida, pero ella ya estaba establecida desde que nací así que
solo la destructiva realidad. En este momento es 14 de octubre, un día sin más,
en el colegio sola y sin amigos, es lo malo de ser la nueva en un lugar. Sentada
en la parte de atrás del salón de lengua, mientras veía a un profesor
perdiendo su tiempo explicándoles a unos chicos que no valen la pena y que
según son el futuro de la humanidad, los que construirán por años una nueva
sociedad hasta la hora de su muerte. Pero en verdad solo pensaba eso, ya
que estaba sola todo el tiempo, todos me conocían pero hacían como que si
no existiera, y ahora estaba sentada en los puestos de atrás.
––– Sigan, a las siguientes páginas, de la lección 8 en donde encontraran... –––
esas palabras me entraban por un oído y me salían por el otro, palabras sin
importancia.
Siglos después de mí llegada a la tierra estuve inactiva, mientras veía como el
tiempo pasaba fugazmente y la tierra estéril que se cree se llenó de flores y
maleza además de árboles frondosos.
Que al por fin despertar, fue cuando me di cuenta del gran impacto que
cause, un gran cráter de tamaño inmensurable, lleno de plantas y flores. Que
entes de que fuera lo que es era un infierno inerte de tierra calcinada.
El tiempo cura todo, hasta las heridas más graves aunque no lo crean, física o
emocionalmente lo hacen, allí mismo fue cuando todo comenzó en realdad.
Estaba cubierta de enredaderas que cubrían casi todo mi cuerpo y flores sin
remedio. Apenas abrí los ojos, veía todo borroso, colore iban y venias hasta
que mi mirada se enfocó, enormes pinos me cubrían y me daban sombra n el
foso en donde me encontraba, recostada observando un todo azul, con
inmensos arboles de pino, que se entrejuntaban. Empecé a sentir cada parte
de mi cuerpo y al mover-lo sentía un pequeño impulso, que provenía de mí.
Moví hacia arriba una de mis extremidades y allí es cuando vi una de mis
manos tan blancas, intente ponerme de pie un momento pero me choque
nuevamente con esa fuerza invisible llamada, gravedad, que me hacía
estremecer y caer nuevamente al suelo.
Intente pararme varias veces pero entres las enredaderas que me sostenían y
la gravedad o me dejaban, hasta que, por fin se rompieron las cadenas que
me ataban y las enredaderas se cortaron, fue tan extraño se cicatrizaron y se
fueron enredando aún más en mi cuerpos esas que quedaron sujetas en mi
cuerpo.
Desde allí fue ascendiendo por la inclinada fosa que cree llena de maleza y
demás, intentaba no caerme al suelo por las hojas que resbalaban, la
claridad estaba desapareciendo y yo no sabía e porque, solo se desvanecía.
Cuando por fin logre salir del agujero y ponerme de frente a una esfera
luminiscente y amarilla que me cegó fugazmente, porque dirigí mi mirada
hacia otro lugar. El suelo. Después de rato inmóvil esa fuerte luz se fue
minimizando, y allí es cuando por fin camino hacia delante y miro.
"Mientras tanto como se fragmenta mi ser en mil pedazos por la sublime brisa
esquimal, que esparce mi todo y mi nada, para que al tocar los luminosos
rayos del sol desaparezcas si alguna vez existieron"
Un algo que cubre el cielo de un color rojo carmesí vibrante, que a la vez
oscurecía cada vez más el cielo celeste, hasta que por fin esa esfera
desapareció en el horizonte. Mientras todo mi mundo desaparecía por una
sombra negra.