Solía pasar largos ratos mirando su imagen en el espejo.
Observaba su largo pelo, que le caía por la espalda
y al mismo tiempo jugaba con un mechón mientras escuchaba los ecos del ayer...
Por momentos se enfocaba en la nada,
y con los ojos nublados miles de imágenes pasaban por su cabeza.
Vivía el pasado, se situaba en él.
Se imaginaba caminando por largos pasillos poblados de juventud,
y revivía aquellos días dónde ella se vio a sí misma invencible.
Ahora, su piel pálida desganada y ese vacío en el pecho,
la devolvían ferozmente a la realidad cada vez que pestañeaba,
luego de interminables segundos viajando a través del tiempo.
Hacía años que se sentía perdida,
hacía años que ese pasatiempo peligroso devoraba su alma.
Vagaba por aquellos días en que fue feliz,
y todo lo que le quedaba ahora,
era una simple ilusión,
que parecía cada vez más lejana.