Una joven mafiosa

Capitulo 2

- Por fin. Estás despierta. -dice una voz a mi derecha.

- ¿Dónde estoy? -pregunto algo desorientada.

- A salvo. Te has desmayado a causa del dolor. Creo.- dice la voz. Cuando abro del todo los ojos, puedo ver al algente Ward junto a al cama. En una silla, leyendo un libro de Agatha Cristie.

- Mi... mi padre... ¿dónde está?- dije recordando lo que había dicho y hecho de él.

- Ahora mismo está en prisión. No he dicho a nadie que tu padre... es quién és, tranquila.

- ¿Podré verle?- dije esperanzada.

- Sí. Pero por ahora, descansa.- dijo. Después se me acercó, y me puso el pelo detrás de la oreja, se levantó y se fue, hechándome una última mirada.

. . .

Me levanté y salí de la habitación. No era un hospital. Había un pasillo ancho y blanco, con estanterias de madera oscura, todas repletas de libros. Al final del pasillo había una sala, intuí que era el comedor, pues había una tele, sofás, una mesa de madrea clara, y, bueno, y la cocina.

- Vaya. La bella durmiente ha despertado. -dijo una voz detrás de mí. Me giré y vi a Ward con uan camiseta gris y unos baqueros de estar por casa. Tenía el pelo mojado y eso hacía que el marrón de su pelo pateciera más oscuro.

- ¿Dónde estoy? -pregunté confundida.

- En mi casa. -dijo.- ¿No és obvio? No creerás que me paseo por ahí con una simple camiseta y pantalones rotos. ¿Verdad?

- ¿Me has... por qué llevas a una criminal a tu casa poli?

- Porqué uno, se que no eres una criminal, dos, estabas desangrándote en mi coche... ¿sigo con la lista? -dijo sonriendo.

- Ward... hmm... gracias. -dije.

- No me llames Ward. Eso es para el trabajo.

- ¿Y como te llamo? ¿Pedro? -dije sarcásticamente. Notaba otra vez el enfado.

Soltó una media carcajada, y eso me enfadó mas.

- Te pones muy mona cuando te enfada, ¿lo sabías? -al ver mi mirada asesina, se calló.- Llamame Jack. Pero al salir de casa, soy solo Ward, ¿vale?

- Uy... parece que el agente Ward en verdad es blando y no quiere que le llame por su nombre verdadero. Te acabas de meter en un lío, ¿lo sabías? -dije con una sonrisa malévola.

- ¿Porqué?- preguntó divertido.

- Porque me he criado rodeada de criminales y te lo puedo hacer pasar muy mal. -dije, ahora con una sonrisita inocente.

- Soy policia, te puedo arrestar cuando quiera.

- Vale. Tú no me metes en la carcel y yo no te llamo Jack. ¿Trato hecho? -pregunté extendiéndole la mano.

- Trato hecho. -dijo él apretándomela.

Después de ese trato, pedimos comida. Un McDonall's.

- Una cosa Ward, ¿me puedes llevar a mi casa? -le pregunté mientras yo lavaba los platos y él preparaba los postres.

- ¿Por qué quieres volver? -me preguntó acercándose a mí.

- Quiero cojer algunas prendas de ropa. No quiero llevar ropa tuya.

- Hmm... sí claro. Te llevo ahora.

- Vale. -y cuando ya se estaba llendo le cogí del brazo- Yo te elijo la ropa listillo.

- ¿Y eso?

- No te creerás que puedes ir a ese barrio como un chico bueno, ¿verdad? -dije.

- Eh... no. Claro que no.

Dicho esto le solté el brazo y me metí en su habitación. Le abrí el armario y le saqué un montón de ropa para que se la probara.

- Laura... esta ropa es todo menos elegante.

- Esa es la idea poli. Tienes que ir de chico malo. Aunque te cueste.

- ¿Y tú como irás? Solo tienes ropa cara, la que llevabas cuando intentaste robar.

- Se nota que no me conoces. Una mafiosa, siempre tiene ropa de recambio.

Me giré dejándole solo para que se cambiara. Cuando me metí en la habitación de invitados, me hacerqué al escritorio, donde tania la ropa que llavaba en el asalto. Metí la mano en el bolsillo. Y apreté al botón. Instantáneamente, la ropa que llevé a la tienda, se transformó a la que llevaba siempre; un vestido negro hasta un poco encima de las rodillas. Me puse unas botas altas con un poco de tacón y negras. Después me solté el pelo que calló en cascada sobre mi espalda. Salgo de la habitación, y veo que Ward está esperándome en el sofá mirándo el móvil. Lleva unos pantalones rotos negros y una sudadera con capucha. Le queda genial. Cuando me acerco a él dispuesta a irme, levanta la mirada y me da un repaso con la mirada.

- Vaya, estás... estás guapa. -dice con una media sonrisa.- Gracias. Tú también. ¿Nos vamos? -le respondo con una sonrisa también.

Al bajarnos del coche, un grupo de chicas y chicos se nos

acercan.

- ¿Laura? -dice una. -iOh por dios Laura! ¡Estás viva! -se me acerca y me da un fuerte abrazo, se llama Noah. En realidad nos conocemos desde que teníamos... no sé... unos

nueve años.

- Claro que estoy viva, ¿creias que estaba muerta? -digo alzando una ceja.

- Tu padre está en la cárcel. Pensabamos que estarías con él... pero estás aquí. Viva y coleando. -dice esto último un chico llamado Mike, con una sonrisa forzada. Nos quedamos todos en silencio. La tensión se podría cortar con un cuchillo. Noah da un codazo a Mike y le dice algo al oído.

- ¿Quién es este tío? -me pregunta Mike. Al instante se que es una pregunta trampa.

- Se llama Jack, és el hijo de un amigo de mi padre. -digo improvisando.
- ¿Estáis juntos? -me pregunta Noah alzando una ceja.

- Hmm... - de repente, me empiezan a sudar las manos.

- Sí. Me costó lo mío convencer a su padre, pero sí. Estamos juntos. Ahora vive conmigo, un par de manzanas más abajo. -dice Jack entrelazando sus dedos con los mios.

- Ahora, si no os importa, nos vamos. -digo. Y arrastro a Jack conmigo hacia mi casa. Cuando ya no nos ven, me giro hacia él y pongo los brazos en jarras.

- ¿Qué narices crees que haces? -le pregunto enfadada.

- Te he sacado de ahí. Perdón por...

- No me pidas perdón. Es solo... nadie, nunca les a rcontradicho.

- ¿Porqué.? -me pregunta confuso.

- Ellos... son peligrosos sobretodo Mike, el que habías visto... el es muy celoso... bueno, él y yo éramos algo mas que amigos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.