Una Llamada De Amor Para El Ceo

PARTE 03

 

SÁBADO 12

 

—Estoy preocupado por tu hermano, no ha venido. De verdad, pensé que llegaría, es algo importante para la familia.

 

—Déjalo, además lo que me importa que estés aquí como mi padre, que se supone que eres. Trato de hacer las cosas bien por el apellido Aguilar, pero él no lo ve así.

 

Para Gabriel, el ser llamo así por parte de su hijo, le dolía, sentía que le faltaba tanto por compensar el tiempo perdido, cada vez que no lo llamaba papá o padre, era un fracaso, un día menos para ganarse a su hijo, tal vez por eso trataba de darle todo lo que quería olvidando que un puesto en la empresa era algo que se ganaba no que se regalaba.

 

—Algún día, ¿Me dirás, papá? — La tristeza reflejada en sus ojos al pronunciar aquellas palabras eran evidentes. Sin embargo, el corazón oscuro y lleno de odio de Ricardo no le contestó nada a Gabriel, porque en su mente se construía otros planes, muchas veces cuando has deseado vivir entre lujos, comodidades, cuando has deseado toda tu vida dejar de ser ese payaso sin un centavo en el bolsillo y una vez logrado eres capaz de lo que sea para conseguirlo, no importa por encima de quien debas pasar o lo que tengas que dejar atrás para aquello, así como Adrián hizo todo para ganarse su puesto, Ricardo recurriría a lo que sea para que se lo den no importa si se lo merece o no, después de todo le pertenecía por apellido, le pertenecía por ser un Aguilar, él era el hermano mayor y el puesto de Adrián era lo que le pertenecía, pero sería paciente, nadie es perfecto todo el tiempo.

 

Mientras tanto, Adrián decidió que esa noche su mejor compañía era el alcohol, las mujeres y una que otra sustancia que lo ayudara a olvidar todo el peso sobre su espalda, el dolor de su pasado y el sufrimiento por los recuerdos, aquellos que solo le traían pesar y remordimientos como cada noche, donde su mente jugaba con él y lo atormentaba gritándole que podría haber hecho algo diferente.

 

—Bebe, muñeca, bebe —Mientras casi obligaba a una de ellas a tomar directo de la botella de whisky, tomándola del cabello, llevando su cabeza hacia atrás, en aquella casa que alguna vez pensó compartir con la mujer que amaba, con quien pensó sería para siempre, sin imaginar que ese para siempre duraría tan poco tiempo acabando como lo hizo de manera subida y cruel.

 

—Eres un bruto, ni siquiera nos coges, solo estás aquí emborrándote como un desquiciado, por solo un loco haría lo que haces tú, desperdiciar a mujeres como nosotras.

 

—No me hagas reír, tú eres una prostituta al igual que tus amigas y como tal les pagan solo para obedecer, no para opinar sobre tus clientes, si yo quiero te cojo, si yo quiero mixiono sobre de ti y listo, no son más que unas fracasadas y buenas para nada, todas ustedes no sirven más que para coger, ni cerebro deben de tener, si su talento es saber chuparla y fingir orgasmos, saben que, me hartaron, tomen su dinero y lárguense de aquí, no las quiero ver no sirven para nada ¡Lárguense les dije! Que se vayan, el colmo, rameras y sordas — Burlándose de aquellas tres mujeres, quienes enojadas recogieron los billetes que este le había lanzado para irse dispuestas a vengarse de alguna manera del imbécil que les había hecho perder el tiempo.

 

Una vez solo, una vez sin voces que lo saquen de sus pensamientos, hizo lo que hacía todas las noches abrazar la fotografía de su prometida embarazada, se aferró de tal forma que los vidrios de se rompieron terminando en sus manos, no soporto la rabia y lo lanzo contra la pared, había vidrios por todos lados, por un instante sus pensamientos se nublaron, por un momento por su mente paso aquella idea que te hace pensar que el dolor acabara si solo decides cerrar los ojos para siempre y así de simple todo termina.

 

—¿Por qué Sam? — Con las lágrimas invadiendo su rostro y el alcohol llegando a sus venas.

 

—Mi amor, no manejes, toma un taxi mejor, si por mí fueras voy volando hasta el aeropuerto y voy contigo, pero necesito ganarme el respeto de mi padre y un puesto en la empresa, estos señores no quieren cerrar el negocio que papá espera, viejos tercos es lo que son.

 

—Sé que tú puedes amor, tú puedes contra esos viejos tercos, pero no te preocupes mi cielo, ya pedí un taxi por aplicativo, en cualquier momento viene, le diré a la doctora que no me diga que será nuestro pequeño o pequeña, dicen que ya se puede saber, la vez pasada se oculta, pero estoy segura de que ahora si se dejara ver, ya tengo veinticinco semanas, y ya esos aparatos lo pueden averiguar.

 

—Está bien amor, abriremos el sobre que te dé la doctora con los resultados juntos, todo saldrá bien, estoy seguro, te extraño mi amor, extraño hablarle a tu vientre, extraño hacerte el amor, ya quiero que seas mi esposa, la ansiedad día con día me está matando.

 

—Cuando nuestro hijo o hija cumpla dos años lo hacemos, no tengo prisas, igual estaré contigo toda la vida.

 

—Gracias Sam, gracias por amarme tanto y dejar que te ame, nunca dejaré de amarte.

 

El dolor era tan profundo, las heridas eran como si todo fuera ayer, tan frescas como dolorosas.

 

—Papá, lo conseguí, no sé por qué te saliste de la sala de juntas, pero esos desgraciados firmaron, voy a correr para 

 

No pudo terminar de hablar, la cara de su padre decía todo y nada a la vez.

 

—¿Qué pasa papá? ¿Quién te llamo?

 

—Hijo, siéntate, necesito hablar contigo de algo que ¡Dios mío, no sé cómo decirlo!

 

—¿Qué sucedió? ¿Le paso algo a Sam? ¡Habla papá!

 

La idea de seguir sin ellos aún no se hacía en mente, muchas veces sin darse cuenta la llamaba por cosas sencillas como cierra la llave de la cocina, déjate la luz prendida, o buenos días mi amor, las lágrimas corrían por su rostro como rio, eran hoy ya tres años desde que la vida le arranco esa familia, esa felicidad que se merecían, años en los que se sumió en trabajo, en excesos y él la tristeza de no aceptar aquella realidad que lo obligaban a vivir día tras día, no había sido capaz de estar con otra mujer después de ella, para el tanto su cuerpo como su corazón le seguían perteneciendo a su prometida y era algo que estaba seguro seria para siempre, por lo que el sufrimiento en vez de disminuir con el tiempo se incrementaba.



#1908 en Novela romántica
#749 en Otros
#238 en Humor

En el texto hay: celos, amor, venganza

Editado: 20.05.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.