Una Llamada De Amor Para El Ceo

PARTE 06

 

—¿Puedes pagarlo?

 

—No voy a discutir contigo, solo por la salud de mi padre.

 

—El nuestro dirás.

 

—Ahí estas porque no te soporto, te estoy hablando de la salud del hombre del que llevas su sangre, el estrés lo tiene agobiado y provocó su desmayo, solo te pido que te mantengas lo más que puedas alejado de mí con eso le haces un bien al mundo.

 

—Perdón su majestad, por quitarle la paz, no sé por qué te la agarras conmigo, yo no tengo la culpa que nuestro padre no haya tenido los pantalones para responderle a mi madre como hombre, además deberías agradecer, solo gracias a eso hoy estás aquí, yo tampoco te

 

Su mirada perdida era fácilmente deducible, pero la ira de Adrián lo cegaba.

 

>>No entiendo tu odio desmedido hacia mí, yo solo quiero aprender no sé porque me pones trabas y me haces menos, la verdad no entiendo tu actitud.

 

—Parece que te has vuelto loco y no es pregunta, te lo dije, no te

 

—¡Adrián! —Se escuchó detrás de él, al girar el rostro pudo ver que era su padre que lo miraba con señal de desaprobación, este maldijo para sus adentros, porque había caído en la trampa justa que su hermano mayor le había tendido, antes de girarse murmuro que este se la iba a pagar.

 

—Lo siento padre, pero no te alteres, son minucias.

 

—Si minucias le llamas a que mis dos hijos se la pasen discutiendo, qué bonitas minucias, Adrián ya te dije, Rodrigo solo tiene ganas de aprender ¿Verdad hijo?

 

—Claro que si padre, pero es tan difícil llevarse bien con él, sin embargo, estoy tratando de entenderlo, pero bueno, padre mejor, no sigamos en esto que no quiero que te alteres y se te suba la presión.

 

Era su nivel de hipocresía tal, que acerco a su padre y lo tomo del hombro para salir de allí, disfrutando como siempre hacer quedar mal a Adrián, el objetivo de Rodrigo desde que supo que era un Aguilar, desde que supo que el heredero es el hijo mayor, pero para eso debía sacar del camino a Adrián, el perfecto Aguilar, el ejemplo de empresario, de hombre de negocios, cuando para el su hermanito era solo un usurpador, un hombre que ocupa el lugar que no le corresponde.

 

 

—Deberías llamar a esa mujer y disculparte.

 

—¿Tú crees? Estaba tan ebrio, que no recuerdo mucho lo que dije. —Mientras bebía un coñac junto a Santiago, uno de sus amigos más cercanos por así decirlo, después de todo Adrián era un hombre solitario, un hombre que disfrutaba sus momentos de soledad, aquellos donde los demonios se apoderaban de él, su casa no tenía espejos ya todos los había roto, no tenía persona de servicio porque todos salían despavoridos, en las noches que se alcoholizaba hasta perder el control de sus acciones, un hombre capaz de volverse un demonio si alguien osaba contradecir sus órdenes cuando se encontraba inundado de alcohol hasta las venas.

 

—Pero la confundiste con tú, sabes quién y según tu registro fueron varios minutos que hablaron, no seas tan hijo de puta con alguien que no tiene nada que ver con tus traumas.

 

En eso tenía razón, por algún motivo desconocido, sintió que debía una disculpa con aquella mujer, que nada tenía que ver con sus problemas.

 

—Tal vez la llame hoy o mañana, pero estoy cansado, harto, parece que el mundo se encargara de venir encima, tengo que soportar al idiota de mi hermano, la enfermedad de mi padre, ahora resulta que ebrio le grite a una mujer que no tiene nada ver en todo este lío que es ser yo.

 

 

—Gracias Antuhant, sin ti no sé qué sería de mí.

 

—Muñeca, nada que agradecer, solo que debes empezar a relacionarte con otras personas, si te vas a aparecer en esa empresa, no quiero que andes tipo Betty la fea con un amigo como Nicolás, debes rodearte de gente bonita, de gente digna de ti y eso es algo que debes creértela, siempre con el mentón arriba, no agaches la mirada ante nada ni nadie quieres vengarte de ese idiota, entonces créetela.

 

Sabía que él tenía razón, sabía que debía ser otra Natalia, no la misma pusilánime a quien todos acostumbraban pisotear.

 

—Tienes razón, sabes, me siento como cenicienta y tú eres mi Ada madrina, me ayudaste a conseguir un departamento, un hermoso corte y hasta fuimos de compras, ahora quieres hacer una fiesta porque conoces mucha gente bonita.

 

Lanzándose sobre la cama que acababan de meter a la habitación del pequeño departamento que había alquilado, gracias a la tarjeta de su dichoso padre, una que le fue entregada con tal de callarle la boca.



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En el texto hay: celos, amor, venganza

Editado: 20.05.2023

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