Una loba Abandonada

Capítulo 5 ¡Estúpido demonio!

 

Estaba con mis ojos cerrados esperando ser devorada por el enorme lobo de piel marrón que segundos antes me había mostrado maléficamente sus enormes garras y colmillos.

 

Cada milisegundo que pasaba era como una aguja que penetraba en mi corazón, ¿por qué no me devoraba ya? Digo no que quería morir, pero de por sí la espera ya me estaba matando.

De repente escuché un fuerte gruñido, y casi me hago en mis bragas. Llegó la hora —Pensé, pero en vez de empezar a ser devorada o de seguir escuchando los gruñidos fuertes carcajadas empezaron a inundar la habitación. ¡Espera!, esas carcajadas me eran conocidas, ¿Acaso era? Abrí mis ojos para confirmar mis sospechas y efectivamente eran ciertas, frente a mí tenía a Carlos que sólo llevaba puesto un pantalón corto y una risa que dominaba todo su rostro.

—¡Idiota, casi me matas del susto! —Dije enojada.

—Casi, yo digo que lo logré, moriste y volviste a resucitar Ja, ja, ja, ¡si hubieras visto tu cara!

—¿Cómo pudiste? ¡Eres un demonio! —Dije aún muy enojada, él era mi mejor amigo, pero me asustó de muerte.

—¡Oh, vamos piogis no era para tanto! —Dijo un poco asustado al ver que seguía enojada.

— ¡No trates de endulzarme con nuestro apodo amistoso! —Repliqué furiosa.

—¡Ya, Sami perdón!, ¿Qué debo hacer para que me perdones?

—Bueno, te acuerdas de tu juego de…

—¡Ni lo pienses!

—Bueno, pues no solo no te perdono, sino que también tu abuela se va enterar de quién fue el responsable de la desaparición de su pastel de chocolate

—¡No te atreverías!

—¿Quieres apostar?  —Dije con una sonrisa maléfica dibujada en mi rostro.

—¿Desde cuándo eres tan malvada? —Preguntó asustado.

—Desde que mi mejor amigo entra a mi cuarto en plena madrugada para darme un susto de muerte.

—¡Perdón! —Dijo arrepentido, a lo que yo me rendí:

—Está bien tontito, solo era una broma.

—¿Quéééé? ¿Cómo pudiste? —Exclamó, a lo que yo solo respondí:

—¡Si hubieras visto tu cara piogis! —Después ambos explotamos en carcajadas.

—Ahora sí, dime ¿cómo te transformaste si falta una semana para que cumplas 17?

Así fue como pasé la siguiente media hora, escuchando cómo se transformó en el enorme y hermoso lobo marrón que había visto frente a mí minutos antes.

Me confesó que el proceso es muy doloroso pero que al final vale la pena, sus palabras me asustaron, pero ni modo —Pensé, no había forma de librarme y menos cuando mi primera transformación estaba muy cerca.

 

 

Después y como era de esperar, empezó abarrotarme de preguntas sobre Emerson.

—¿Qué fue todo eso que vi en la fiesta? ¿Por qué te sacó a bailar? ¿Por qué te defendió de la bruja? ¿Desde cuándo lo conoces?

—¡Eyyy, para! pareces un tren en marcha con tantas preguntas.

—Pues más te vale, que comiences a hablar y sin omitir ningún detalle, y cuando digo ningún detalle, me refiero a ningún detalle.

 —Sí Señor, su nombre es Emerson, beta de la manada Luna, tiene 24 años y a todo lo demás no sé, dije apenada

—¿Cómo que no sabes? —Preguntó angustiado.

—¡Pues no, pero la verdad no me importa! —Dije una cara de "enamorada tonta"

—Sami, sabes que, para mí eres más que mi mejor amiga, eres mi hermana y no soportaría que nadie te lastimara, digo, ¡ojalá fuera tu mate! pero si no lo es, sin importar lo que sienta por ti te dejará por su mate en cuanto aparezca y de hecho si fueras su mate te hubiera reclamado al instante.

 

Sentí algo moverse dentro de mí, no solo por sus palabras de cariño sino también por su advertencia, yo también deseaba fervientemente que llegara el día en que conociera a mi mate, esa persona que me amaría y apoyaría desde el primer instante de nuestro encuentro y que yo por igual sentiría lo mismo. Por otro lado, Emerson era el primer chico que me trataba con tanta dulzura y devoción, mi semblante debió de mostrar mi confusión, porque Carlos se acercó y me dio uno de sus cálidos abrazos de oso, mientras me susurraba tranquilamente:

 

—Disfruta el momento en el que llega tu mate, sin hacer nada loco ni arriesgado.

—¡Sí señor! —Le dije sonriendo. Su abrazo había calmado mi confusión

—¡Hablo en serio!, nada de toqueteos, sólo permitiré que te toque tu futuro mate y eso cuando demuestre la honestidad de sus sentimientos.

—¡Piogis! —Dije más roja que en tomate.

—¿Qué? —Replicó como si nada, mientras yo no terminaba de creer que hubiera dicho lo que escuché, éramos mejores amigos, hermanos del alma, pero ese tema nunca lo habíamos tratado.

 

Los rayos del sol no habían salido, pero ya me había levantado, aseado y ya estaba en la mansión del Alpha preparando el desayuno, aunque dudaba que alguien tuviera deseo de comer, ni yo que sólo comía las sobras tenía apetito.

Decidí empezar a limpiar una vez el desayuno estuvo listo.

 Estaba limpiando el pasillo frente al despacho, cuando escuché voces al parecer estaban discutiendo, y como la curiosidad mató al gato, me coloqué frente a la puerta para escuchar mejor y enterarme del chisme completo.

—¡No papá, no lo haré, no me importa que me lo ordenes como Alpha, no me iré de la manada, no solo soy tu hijo sino también el futuro Alpha de esta manada! —Gritó Mateo furioso, ¡ay mamá! —Pensé, ahora sí que se armaría. El Alpha no toleraba que nadie lo desobedeciera, ni siquiera su hijo.

 Esperé escuchar gruñidos por parte del Alpha, pero en vez de eso escuché algo que me sorprendió y entristeció a la vez, los sollozos del Alpha inundaron el despacho, mientras con la voz cargada de la emoción le decía a su hijo:

—¡Tienes razón, estoy muy orgulloso de ti! es solo que ya perdí a tu madre y a tu hermana, eres lo único que me queda. No pude evitar que un suspiro escapara de mis labios, fue casi imperceptible, pero para los lobos era más que suficiente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.