Una Luna Para El Principe

1.Selección De Esposa.

Sí el destino quisiera odiarme. Seguramente haría lo que está haciendo en estos momentos. Miraba a las candidatas a futura esposa y ninguna lograba agradarme. No entendía porque debía buscar esposa para reinar, solo me estaba yendo muy bien, aunque solo hiciera pequeños trabajos, ya que mi padre era el rey en estos momentos.

Él no tenía una reina que lo acompañara.

Mi madre había sido asesinada por otra manada el mismo día que yo nací y desde entonces no ha tenido a nadie más que le acompañe. No entiendo porque yo no puedo hacer lo mismo.

—Estoy aburrido, quiero ir a comer—Me puse de pie y mi padre solo me mira—. No le encuentro sentido a esta búsqueda.

—Necesitas una esposa—Me recuerda mi padre.

Hice una mueca y salí de esa habitación.

Ignore los llamados de mi padre y fui a la cocina donde se encontraba Noah. Uno de mis amigos de toda la vida.

—Noah, hambre—Me siento frente a una mesa y agarro dos cubiertos.

—¿No deberías estar conociendo esposas?—Me pone un plato y empiezo a comer.

—Me aburrí.

Noah llegó a la hace dos años con su padre y mi padre les permitió quedarse. Ambos eran Chef cocinaban delicioso, pero Noah es mi favorito.

—Si no decides pronto, tu padre escogerá por su cuenta—No me importaba.

Al final ninguna me interesaba. Mis amigos siempre hacen bromas de que tenía un amor por la comida muy grande. Era un alfa que presentando no ha tenido ni una sola compañera o compañero, a comparación de otras personas.

—El resultado será el mismo, no me interesará esa persona—Termine el primer plato—. No entiendo por qué quiere que consiga una reina, si él no tiene una.

—Eres tonto—Me reprende mientras me pone un segundo plato—. Herederos, necesita que tengas un heredero. Las mujeres son hermosas y tu no aprovechas que debes escoger una.

—Solo quiero comer e ir a cazar más tarde con Ross—Noah tuerce los ojos y regresa su atención a las ollas.

Ross fue mi primer amigo, también era un alfa que se encargaba de mi seguridad y la del resto de mis amigos. Aunque él y Noah no se llevan muy bien desde que se conocen.

Según Noah, Ross no trata a las chicas como debería y Ross detesta ver a Noah como se comporta con las chicas.

—Claude—Mi padre abre la puerta de la cocina—. Deja de irte de ese modo, deberás conseguir una esposa y mi paciencia se está acabando.

Hice una mueca. La diosa luna me hizo distinto a los demás alfas y eso complicaba mi trabajo de conseguir una esposa adecuada ¿Que hago si no me interesan esas cosas? Quiero aventura, pelear y comer. Hago los deberes de un futuro rey, pero una esposa no me gusta.

—Escoge tu padre, me da igual quien sea, nadie me interesa—Estaba rendido.

Cansado de tantos años conociendo omegas, tanto mujeres, como hombres. Mi padre hasta me presentó alfas por si mi gusto estaba en los de mi misma casta, pero nada funcionó, nadie llamó mi atención.

—¿Seguro? Remus ofreció a su hija como candidata para ser reina.

—Sí, cualquiera—Termine mi segundo plato—. No me interesa quien sea, al final ibas a terminar escogiendo tu, porque nadie me ha llamado la atención en estos últimos años.

—Está bien, espero que luego no escuche quejas de que encontraste a alguien, porque no cambiaré de opinión—Me advierte.

—No sucederá—Mi padre se retira de la cocina.

Ahora que ya me encontraba libre podría ir a buscar a Ross.

Lo primordial sería buscarlo en la sala de entrenamiento, tal vez en los baños o en el bosque. Sería un trabajo complicado conseguirlo en los baños, así que me dediqué a olfatear su olor y dirigirme al jardín. No era extraño encontrarlo en otros lugares donde se supone que debería de estar.

—Ross—Me le tire encima cuando le vi dando vueltas en el jardín.

—Claude, bájale.

Me bajo de encima de él y le miro mirando hacia todos lados.

—¿No deberías estar entrenando? ¿Haciendo guardia? Cualquier cosa parecida—Ya sabía la respuesta a mis preguntas.

—Eso intento, pero cambiaron el lugar de entrenamiento sin avisar—Ladeo un poco la cabeza.

—Te perdiste de nuevo—Ross tenía un pequeño secreto, que era una desventaja en muchos sentidos.

Su sentido del olfato estaba algo dañado y de igual forma tenía un pésimo sentido de la orientación.  Para un guardia con esas habilidades sería una catástrofe y aunque lo era. Compensaba con bastante fuerza bruta, ya que era excelente peleando, mejor que cualquier otro guardia. 

—Todo se vive moviendo en cada segundo, no es mi culpa—Seria genial que el castillo se moviera cada día, una aventura deslumbrante.

—Vamos, tengamos una aventura en el bosque—Le agarré del brazo y lo llevé hacia el bosque.

No podía soltarlo en ningún momento, porque luego se iría hacia otro lado y me gastaría más tiempo en ir a buscarlo, sin poder tener la gran aventura que deseaba. Aunque pensándolo mejor, hubiera sido bueno ir por comida antes de partir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.