Quién dijera que los cambios son buenos que baje y me lo diga a la cara que le voy a explicar yo unas cuantas realidades.
Menuda forma de engañarnos. Me siento estafada pero sobretodo arrepentida. Parece que no aprendo nunca.
Mi primer cambio fue siendo un bebé, mi padre nos llevó a mi madre y a mi a un apartamento lejos de casa a la otra punta de la ciudad. El mismo día que se terminó la mudanza se fue a por tabaco y nunca más se supo de él. Las señales estaban ahí pero mi madre no las vio, o no quiso verlas. Yo era muy pequeña así que no puedo decir si las vi o no, pero visto mi currículum, seguramente tampoco las hubiera detectado.
El segundo cambio fue con poco más de cinco años, mi madre un día me dejó en un colegio nuevo diciéndome que volvería a buscarme pero nunca volvió, en su lugar vino una señora de asuntos sociales para llevarme a la que sería mi nueva casa los siguientes años. Un orfanato. Es cierto que hubo señales, pero de nuevo era demasiado pequeña para darme cuenta. Cómo los hombres distintos que cada día pasaban por allí mientras yo estaba encerrada en un armario. O que las monitoras del comedor me dieran tuppers con sobras los viernes para tener comida los fines de semana. Pero son cosas que no recuerdo y prefiero no recordar. Se lo poco que me contaron las hermanas Clarisas de mi historial. Seguramente habrá más que saber pero no tengo ninguna curiosidad por mi pasado.
El siguiente cambio fue cuando cumplí 16 años y me fui del orfanato con promesas de un chico más mayor de una vida mejor, más libre y ésos sueños que los adolescentes que nadie quiere se ven deseando que sean verdad. Hubo señales, por supuesto, la primera que nunca crees que eso es cierto. Has visto de todo, incluso más de lo que una persona de tan corta edad debería pero te tiras a la piscina porque ser adolescente y estúpida van de la mano. La aventura duró lo que dura un caramelo en una piñata. Él se perdió entre drogas y narcopisos. Yo, baste decir que mis sueños no se cumplieron.
Diría que no hubo más pero ambos sabemos que mentiría y a éstas alturas no estaría bien.
Así que el último desastre de mi vida fue el día SJT.
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Editado: 24.02.2024