Una navidad en tú mirada

Capítulo 4: Mi suerte + Mis decisiones = Desastre seguro

Reviso de nuevo todo; bolsillos, monedero, cartera, bolso, asientos pero nada, el resultado es el mismo que las 20 veces anteriores. Diría que es esperanza pero sería mentira, creo de verdad que ahora mismo mentirme es una estupidez.

Lo último que tenía se lo he puesto de gasolina a la tartana de la señora Dolstov, sólo pensar en ella mis ojos vuelven a humedecerse. No puedo seguir así. Pero ahora mismo el miedo y la soledad me están ahogando. Necesito seguir adelante. Llegar al destino, aunque este sea inseguro pero es mi última y única oportunidad.

Con más ánimo imaginario que real decido contradecir a los expertos que hace horas repiten en la radio que todo el mundo se quede en sus casas a salvo. Una risa histérica me brota desde lo más profundo y no me doy cuenta que lágrimas caen sin tregua mientras una risa teñida de sollozo retumba en mi pecho inundando el pequeño habitáculo.

Merlín me mira fijamente, creo ver lástima en esa mirada intensa, no se si cree que me he vuelto loca de remate o está preocupado porque en mi estado me olvide que tiene que comer. 

Solo se arrebuja más en el asiento bajo la chaqueta que le he puesto a modo de manta porque el frío que hace fuera es un fiel reflejo del que tenemos dentro. Me castañean los dientes pero no puedo hacer nada más.

No tengo muy claro que vaya por buen camino, lo cierto es que hace horas que no veo a nadie por la carretera. El motel de carretera donde habíamos parado, antes de ver mis esperanzas de calor y cama destruidas por mi falta de dinero estaba repleto de vehículos pero desde que salimos no nos hemos cruzado con nadie. 

Pienso en el motel con añoranza pero la borro de un plumazo. Lo que menos necesito ahora mismo es que la policía me encuentre por esa nimiedad ¿Quién necesita dormir? ¿Qué necesidad de comer algo caliente tiene nadie? ¿Quién se arriesga por una habitación cochambrosa? 

Por eso contra todo pronóstico voy sola por una carretera desconocida, en un lugar casi imposible de nombrar por primera vez en mi vida. En dirección a alguien que no conozco y que no me espera. 

Tendría que tener un plan B, el problema es que este es el plan D. Desesperado. Dilapidante. Destructor. 

Sacudo la cabeza para quitarme las malas vibraciones de encima. Vamos a conseguir llegar y una tormenta huracanada por muy fuerte que sea no nos lo va a impedir.

Con eso en mente agarro el volante con más fuerza y acelero, si llego antes que la tormenta toda preocupación habrá sido una perdida de tiempo. Puedo hacerlo.

No se cuánto llevo, ni por dónde voy. La nieve cae con fuerza y los limpiaparabrisas no dan para más. El fuerte viento nos zarandea por la carretera de lado a lado, solo espero que no venga nadie por delante porque me da seguro.

No sabría decir si voy por el carril correcto o voy en plan kamikaze pero ahora mismo mi única misión es llegar y mantener el coche en la carretera.

El cielo se ha cubierto de una capa negra, tan oscuro que pensarías que estamos en noche cerrada pero no deben ser ni las 5 de la tarde.

Merlín de pronto comienza a alterarse, necesito que se calme y le pongo la mano encima cuando una de sus zarpas me araña sin darse cuenta. Retiro de forma brusca la mano como un acto reflejo y la tormenta no necesita más para hacernos perder el control del vehículo.

Noto el vehículo girar sobre el asfalto mientras se desliza a gran velocidad, intento mover el volante para dirigir las ruedas en el sentido correcto para que la fuerza centrípeta realice su función pero algo bloquea el volante impidiendo cualquier movimiento. En ese momento noto como mi cuerpo pierde toda su gravedad. Intento coger a Merlín pero no se dónde está, ha desaparecido de su asiento. Siento que el cinturón no me aprieta. No tengo tiempo a revisarlo cuando un dolor atreviesa mi cabeza al impactar contra la ventana. Golpeo el techo con la cabeza de nuevo, mandando mil latigazos de dolor por todo el cuerpo. Intento cubrirme la cara con los brazos cuando noto algo caliente cubrirme la frente, estoy a punto de mirar qué es cuando un fuerte golpe sacude el vehículo por el lado derecho haciendo retumbar todo mi cuerpo golpeando el lado izquierdo contra la puerta y haciendo rebotar mi cabeza sobre el volante. Me arde la frente donde me he golpeado pero no es nada con el dolor que tengo en las piernas y en las costillas.

Noto que me cuesta respirar. Cualquier movimiento me provoca dolor, náuseas. No me puedo permitir vomitar ahora, así que intento calmar el mareo. Hago el amago de soltar el cinturón del enganche pero no lo encuentro y las fuerzas me están fallando. No consigo que las manos dejen de temblar. Gritaría de frustración si no me doliera tanto todo.

Cuando estoy a punto de desmayarme noto a Merlín acercarse hasta acurrucarse sobre mis muslos. Ese pequeño peso me reconforta.

<<Merlín tanto huir para terminar haciendo el trabajo de alguien yo misma, sólo espero que alguien te encuentre antes que el frío>>

 




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