Una navidad en tú mirada

Capítulo 6: No lo veía venir, eso seguro

Cada paso era una batalla. Parecía que el viento quisiera arrancar todo lo que había en aquéllas montañas, con él dentro. Que su ropa ya estuviera empapada no ayudaba tampoco. Su estado de ánimo iba cada vez más en consonancia con la tempestad. ¿En qué momento se le había metido en la cabeza que ésto era buena idea?

Su fiel amigo haciendo caso omiso a su consejo había bajado del vehículo y se encaminaba por delante de él. Parecía que a él no le afectaba la tormenta, encima parecía feliz. Eso aún lo ponía de más mal humor.

Peleando e intentando avanzar no paraba de rumiar que aquello era una locura innecesaria y lo más inteligente era volver a su camioneta. 

Menos de medio minuto después su instinto se puso alerta, segundos antes de oír a su compañero ladrar con apremio. Aquello lo puso sobre aviso para entrar en acción en caso necesario. No sabía que se iba a encontrar pero si su compañero estaba tan alterado no era buena señal. 

Haciendo un esfuerzo hercúleo llegó dónde su amigo revoloteaba ladrando. Algo estaba hundido bajo nieve, algo que parecía un vehículo. 

¿Cómo podía haberse sepultado tan rápido? Si el destello que había visto antes eran sus luces aquello solo apuntaba que encontrarían alguien a quién con total seguridad, no se podría hacer nada. Lo dudaba seriamente, su compañero tenía entrenamiento y su forma de actuar le indicaba que existía señal vital.

Perro y hombre se centraron en quitar la nieve y los escombros que cubrían la puerta del conductor. La tormenta no daba tregua, ellos también estaban en peligro a cada segundo que permanecían fuera de casa. 

Tiempo después consiguieron despejar parte de la puerta del coche. Con fuerza y haciendo palanca consiguio abrirla sin saber muy bien qué se iban a encontrar pero seguro que no era agradable.

Al asomarse vio un animal encaramado a las piernas de una persona. Hizo una batida para confirmar que sólo estaban éstos dos cuerpos. 

Se dispuso a comprobar el estado de la persona, palpó su cuello buscando signos vitales, el primer contacto de su piel suave y fría como una figura de mármol le dió un calambre que le recorrió todo el cuerpo -¿Qué demonios?- no podía perder el tiempo pensando en esa extraña reacción. Necesitaba sacarlos de allí lo más pronto posible. Ponerlos a todos a salvo era su mayor prioridad. Lo peor de la tormenta se acercaba sin esperar a nadie. El tiempo corría en su contra.

Saco su cuchillo de la funda para cortar el cinturón que mantenía atrapada a la persona, antes de que su cuerpo cediese lo atrapó con la sorpresa percibiendo que aquél cuerpo era una mujer, vestida con ropas de hombre claramente más grandes que su talla. Lo dejo aparcado para analizarlo más tarde.

Él se encargó del cuerpo de la mujer que tras revisar que no tenía nada roto, la cogió en brazos para trasladarla a su camioneta. 

Por el rabillo vislumbró a su compañero con el felino en la boca avanzando junto a él.

Ahora tenían que llegar a casa para ponerse todos a salvo.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.