Una noche sin luciérnagas

Capítulo 6

Nathan Lawson

El timbre había sonado ya hace algunos minutos, pero yo aún seguía en el salón, esperando a que Sara saliera de su clase de matemáticas. Prefería quedarme allí, lejos del bullicio del pasillo y las miradas de los demás. Acomodé mi libreta en la mochila, la misma a la que le había añadido la notita de Margot que encontré en la caja que me dio Eva. Aunque no había tenido el valor de leer su discurso, tener algo de ella conmigo me daba un poco de paz, como si una parte de su espíritu me acompañara.

El salón estaba completamente vacío. La mayoría de los estudiantes ya se habían ido a casa, aprovechando que el día había terminado. Oliver tuvo que irse temprano porque su padre lo necesitaba en el supermercado, y eso me dejó solo, organizando algunos apuntes de matemáticas que no sabía si alguna vez entendería del todo.

—Te encuentro aquí —dijo una voz que reconocí al instante. Era Finn.

Levanté la mirada y ahí estaba él, de pie en la puerta, mirándome con esa expresión tranquila que siempre parecía llevar consigo. No lo había visto desde el día del partido, y aunque ahora lucía más seco y compuesto, el recuerdo de nuestra última interacción me hizo sentir un pequeño nudo en el estómago.

—Finn... —dije, intentando sonar casual. No quería que notara que me ponía nervioso—. ¿Qué haces aquí?

—No tenía nada mejor que hacer —respondió con una media sonrisa—. Además, no tuve la oportunidad de agradecerte bien por ese día. Ya sabes, por lo del coche y la tormenta.

Regresé la media sonrisa y fijé mi mirada al frente, aunque por dentro un huracán de emociones se despertaba. Mis manos empezaron a sudar, a pesar de que el aire acondicionado funcionaba perfectamente. No podía evitar fijarme en la camisa de Finn, una camiseta holgada con el logo de una banda de rock muy famosa, algo que capturó mi atención al instante. Más allá de la camiseta, tenía un estilo que le quedaba muy bien, como si todo en él estuviera cuidadosamente seleccionado, pero sin esfuerzo.

—Esta me la regaló mi padre el verano pasado —dijo de repente, refiriéndose a la camiseta, y arrancándome de mis pensamientos.

—Linda —respondí casi por inercia, sintiendo el rubor subir a mis mejillas. Volví a mirar mi mochila y rápidamente cerré el cierre, esperando que Sara llegara y me salvara de esta situación.

Finn seguía parado en la puerta, sus ojos seguían cada uno de mis movimientos, lo que me hacía sentirme aún más nervioso. Mi corazón latía más rápido, y me preguntaba si él notaba el ligero temblor en mis manos. Antes de que tuviera la oportunidad de preguntar por qué lo miraba tanto, Sara finalmente apareció, entrando al salón y pasando justo al lado de Finn. Ella lo miró de reojo, como si estuviera evaluando la situación, y luego se dirigió directamente hacia mí.

—¿Todo bien, Nathan? —preguntó, aunque su tono dejaba entrever que ya había notado la tensión en el ambiente.

—Sí, todo bien —respondí rápidamente, tratando de sonar más tranquilo de lo que realmente estaba—. Solo estaba esperando a que salieras.

Sara le lanzó una mirada rápida a Finn, como si intentara descifrar qué estaba haciendo allí. Finn, por su parte, simplemente le devolvió la mirada, pero no dijo nada. Había algo en la forma en que se observaban, una especie de reconocimiento silencioso, aunque no sabía si realmente se conocían o si era solo mi imaginación.

—Hola —dijo Sara finalmente, rompiendo el hielo—. Soy Sara.

—Finn —respondió él con una sonrisa ligera, sin apartar la vista de mí.

—¿Todo listo para irnos? —le preguntó Sara, ahora dirigiéndose a mí.

Asentí con la cabeza y me levanté del asiento, todavía sintiendo el peso de la mirada de Finn sobre mí. Sabía que esta conversación no había terminado, pero por ahora, estaba agradecido de que Sara hubiera llegado.

—Nos vemos, Finn —dije mientras recogía mis cosas, intentando sonar casual.

—Nos vemos, Nathan —respondió él, su tono tranquilo, pero con una promesa implícita de que hablaremos más adelante.

Sara y yo nos apresuramos a salir del aula, caminando por el pasillo hacia la salida. Mantenía un paso adelante, tratando de evitar cualquier comentario sobre el incómodo momento con Finn, aunque al mirar de reojo a Sara, parecía que no estaba interesada en el tema... o al menos eso pensé. Apenas di un paso y Sara se colocó a mi costado.

—¿Quién es ese chico, Nathan? —preguntó, demostrando que estaba completamente equivocado al suponer que no preguntaría.

—No lo sé —mentí, tratando de evadir el tema por el momento—. Solo apareció ahí.

—¿Y cómo sabe tu nombre? —insistió, claramente con la intención de llegar al fondo de la situación.

—Es amigo de Tavo —mentí nuevamente, aunque la verdad era que no tenía ni idea si Finn y Tavo se llevaban bien en el equipo de fútbol—. Va en el equipo y... bueno, solo quiso saludar.

—Pero entonces... —dijo, haciendo una pausa dramática antes de continuar—. ¿Por qué estás sonrojado?

—¡Cállate, Sara! —exclamé, sintiendo cómo el rubor volvía a mi rostro, esta vez más intenso.

Sara soltó una carcajada, disfrutando del momento.

—En el camino al centro comercial me tienes que contar la verdad, Nathan —dijo, alzando las manos en un gesto que dejaba claro que no estaba bromeando.



#5580 en Novela romántica

En el texto hay: gay, amorgay, tristes

Editado: 08.01.2025

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