Ser una mujer emprendedora y autosuficiente en este mundo moderno no era una tarea sencilla. Una tenía que mantenerse enfocada en sus objetivos y ser a la vez realista, no podía dejarse cegar por los flashes de los "pequeños triunfos" que a veces conquistaba y debía aceptar que en algunas ocasiones las cosas no siempre saldrían como las esperaba.
Eso, afortunadamente es algo que teníamos en común con Allegra y Claire, y es una de las tantas cosas que permitían que nuestro negocio marchara sobre ruedas aunque habían veces en las que pecábamos de ambiciosas y queríamos más, y muy a pesar de lo que algunas personas creían sobre los beneficios que se podían obtener al jugar con el amor y ayudarle a los demás a encontrar a su media naranja siempre había algo que nos faltaba. En este caso, las tres queríamos expandirnos, llegar a todo el mundo y para eso necesitábamos dinero. Por esa misma razón estábamos haciendo esto.
Jugando a ser Dios. Y está vez era mí turno de ponerme el negocio al hombro para asegurarme de que las cosas salieran bien y que nuestras clientas se fueran satisfechas de aquí y con un hombre a su lado.
Al entrar la música tenue inundaba el lugar. Claire realmente le había dado en la tecla al haber escogido música jazz para ambientar el lugar, le daba a esta reunión un cierto aire distintivo y hasta un tanto romántico e íntimo.
Las mesas estaban listas, decoradas a la perfección gracias a la dedicación de Allegra y su amor por la precisión. Pequeños bocadillos descansaban en platos de porcelana y había copas ya rebosantes del mejor champagne que habíamos podido conseguir.
Parada a un costado del salón, podía decir que todo esto combinado nos ayudaría a conseguir el éxito una vez más.
— ¿Están listas?— pregunto Claire parándose en medio de las dos.
Ambas asentimos.
—No voy a decir que no estoy nerviosa por tener que ser yo quien oficie esta ceremonia porque eso sería mentir— confesé— Pero estoy lista, o eso creo.
—Linda— dijo ella—Si pudiste hacerte cargo de Thomas, puedes con esto— afirmo—Aunque debo sacarme una duda que ya estado rondando en mí cabeza desde que nos contaste eso.
— ¿Que?
— ¿Él seguirá allí cuando lleguemos? ¿Tendremos que lidiar con el cuerpo de un hombre muerto?— inquirió algo inquieta mordiendo su labio inferior.
Su comentario me hizo reír, quiero decir estaba siendo un poco demasiado exagerada al respecto y para ser honesta me estaba subestimando un poco.
—No hace falta que te preocupes por eso— respondí confiada— Ya me encargue de ello y de no haberlo hecho, solo tendríamos que haber lidiado con el cadáver de su hombros y su ego— agregué guiñándole un ojo.
Ella se inclinó en mí dirección para besar el costado de mí frente.
—Quiero que estamos muy orgullosas de ti. Esperamos que lo sepas, ¿no es así, Allie?— murmuró mirando a mí otra amiga.
No sabía si aún estaba algo conmocionada por el hecho de que había sido utilizada por el único hombre que pensé que sentía algo por mí o porque había sido lo suficientemente valiente como para cortar el problema de raíz, pero algo hizo que todas las emociones que guardado en un cofre en mí interior para enfocarme en mi tarea de esta noche, salieran de él, revolucionando todo en mí.
—Gracias, chicas, no podría haberlo hecho sin ustedes y su consejo— reconocí— Ahora que les parece si ponemos esto en marcha. He visto que las chicas están comenzando a impacientarse — agregué divertida mientras observaba como algunas se habían adelantado a nuestro cronograma y ya estaban hablando con los hombres que se acercaban a ellas.
Claire saco un silbato del bolsillo de su saco y me lo entrego.
— ¿Harías los honores?— pidió con una gran sonrisa en su rostro.
—Pensé que nunca lo dirías— contesté arrebatándoselo para llevarlo a mis labios para soplarlo.
Ante el angustiante y molesto "piiiip" que salió de él, todas las cabezas se giraron en mí dirección.
—Buenas noches a todos y a todas. Primero que nada queríamos tanto yo como mis socias agradecerles por estar aquí presentes y confiar en nosotras para llevar a cabo una tarea tan importante como ayudarles a encontrar a su media naranja. Mi nombre— hice una pausa para tomar una profunda respiración antes de continuar— Es Gaia y seré no solo la host de este encuentro sino que también me ofreceré como voluntaria de este divertido experimento a través del cual encontrarán pareja ya que, de acuerdo a lo que me han informado mis amigas aquí presentes, sobra un candidato— dije buscando al intruso que se había atrevido a desequilibrar nuestro perfecto calculo— Por lo que para que todo se mantenga de acuerdo al plan original, me uniré a ustedes en este juego.
Todas los presentes asintieron y se me quedaron viendo, como esperando a que dijese algo más.
—El juego consiste en— apunte a las mesas— Una cita de no más de 15 minutos en la que podrán conocer a su hombre ideal, la idea es que saquen provecho de ese tiempo y no se detengan en frivolidades. Sean inteligentes a la hora de elegir sus preguntas— aconseje— Serán primordiales a la hora de escoger al chico perfecto— Se les entregará, además— saque una hoja de la carpeta que Allie me había entregado—Una planilla dónde anotarán sus nombres y el de su cita, también marcaran en sus planillas las cosas que les gustan o que no. Al finalizar la noche se nos entregarán y con suerte se irán con alguien de aquí al finalizar la noche— explique— Ahora, sin más preámbulos, mucha suerte y que los juegos comiencen— exclame haciendo sonar nuevamente el silbato.
En mis casi treinta años y casi 15 teniendo citas nunca había visto tanta desesperación en un grupo humano. Las mesas se llenaron en cuanto deje caer mí mano a un costado de mí cuerpo y el estruendoso aparato colgó de mí muñeca.
Gire a ver a Allegra y Claire quien estaba en costado, sosteniendo dos vasos de vino y me miraban divertidas, con sus pulgares en el aire.
Editado: 02.05.2022