Caminando Por El Bosque, Evacuación Y Un Nuevo Plan

Los chicos remaban lo más rápido que podían, algunos dinosaurios atravesaban el río justo frente a ellos haciendo la balsa tambalear en todas direcciones.

El agua del río ya no era cristalina y tranquila, ahora era turbia y con algunos rastros de sangre gracias a que el dinosaurio causante de la estampida se encontraba atacando a todo lo que se le atravesaba.

El miedo se había apoderado de los tres jóvenes, pero no tenían tiempo para sentirlo, ya que lo único en lo cual tenía atención en ese momento era en remar y escapar.

La balsa choca contra la pata de uno de los dinosaurios que cruzaba el río causando que los chicos pierdan el control de la balsa y esta empieza a girar.

Otro choque del lado contrario, justo donde esta Justin, hace que la balsa gire con mayor fuerza y este caiga al agua.

–¡Justin! –grita la pelinegra al verlo en el agua.

El chico trata de nadar de regreso a la balsa, pero la corriente es más fuerte y lo arrastra.

En ese memento tanto la estampida como el indominus quedo atrás y habían pasado a segundo plano en la mente de Kimberly y Justin.

Por otro lado, Javier seguía remando tratando de alcanzar al chico, pero al mismo tiempo trataba de no chocar con nada o que algo los atacara.

–Debemos acercarnos más – le dice la pelinegra.

–No podemos, si sube mal a la balsa nos volcaremos– Le dice el mayor. –¡Justin trata de ir a la orilla! –le grita al castaño.

El chico sentía como el agua helada empapaba todo su cuerpo nuevamente y la corriente lo jalaba rio abajo.

Al escuchar la sugerencia del pelinegro obedeció e inicio a hacer pequeños movimientos para que poco a poco se fuese acercando a la orilla.

La calma regresó un poco al ver al chico cada vez más cerca de la orilla hasta llegar a esta.

Al mismo tiempo los de la balsa se fueron acercando poco a poco a la misma dirección. Una vez que el castaño estuvo fuera del agua los que se encontraban en la balsa se acercaron a la orilla.

–Sube rápido –le dice Javier al ver el chico parado viéndolos.

El castaño no dijo nada y subió nuevamente, sentía su cuerpo temblar a causa del agua fría y la brisa que soplaba en esos momentos.

Kimberly lo miro de reojo por un instante y sintió una sensación extraña al verlo de esa forma, nunca lo había visto tan vulnerable, pero rápidamente se concentró en hacer su tarea, remar.

(…)

La familia aún se encontraba en el parque esperando el monorriel. Tanto Agustín como Verónica hablaban con algunas de las personas del parque para informales sobre lo que le estaba pasando y mientras eso sucedía Kassandra se encontraba tratando de comunicarse con su hermano y mejor amiga sin obtener resultado en ninguno de los dos casos, ya que ambos celulares aparecían como apagados.

El mensaje que le había mandado en la tarde a su hermano no fue recibido y el hecho de que los dinosaurios de la atracción en la cual su amiga le dijo que se dirigían la última vez que hablo hubieran sido los que se escaparon solo hacía que su preocupación por donde podían estar aumentara.

–Por favor –susurraba mientras mantenía su teléfono en su oído.

Había estado intentando lo mismo por más de media hora, ya que tenía la esperanza de que en cualquier momento alguno de los dos teléfonos se encendiera y alguien contestara. Pero también sabía que había una posibilidad bastante grande de que eso no sucediera y que probablemente no volvería a verlos a ninguno de los dos.

–Odio tener razón –susurra mientras despega el celular de su oreja y mira a su alrededor.

Había mucha gente siendo atendida por algunos paramédicos, si ese desastre había pasado aquí no se imaginaba como debió ser para la gente que estaba en el aviario en ese momento.

(…)

–Miren –dice Javier señalando un lugar en específico.

Ambos chicos que lo acompañaban dirigieron su vista al lugar que señalaba.

–Son las vías del monorriel –les dice. –Hay que remar a la orilla.

Una vez en tierra firme dejan la balsa atrás e inician a caminar de regreso al bosque tratando de no perder de vista las vías del monorriel.

Poco a poco el cielo se iba tornando más naranja indicando que el anochecer se acerca.

–Creo que no llegaremos con luz de día al parque –habla la pelinegra.

–Podrías dejar de ser tan negativa –le dice Justin.

–No soy negativa, solo soy realista –se defiende la chica.

–Realista pesimista–susurra el castaño.

–¿Qué dijiste? –dice la chica levantando la voz.

–Que eres una...

–Podrían callarse los dos –habla el mayor. –Parecen un par de niños peleando.

–Yo solo defendía mi punto de vista, no estaba peleando –se excusa la pelinegra.

–No importa, este no es momento para hacerlo ¿no ven dónde estamos?

Para Javier era estresante verlos pelearse sabiendo que había cosas más importantes que eso, sus propias vidas estaban en jugo ahora y si no se apuraban no saldrían vivos de ese lugar.

–¿Y quién te crees para decirnos que hacer? –pregunta Justin.

–Soy la persona que tiene el mapa que nos ayuda a salir de este lugar.

–Sí, pero ya no lo necesitamos.

–Creo que deberías de tratar de dejar tu orgullo a un lado y poner en primer lugar tu vida –habla una vez más el mayor.

–¿Y si no quiero que? –dice el castaño acercándose a él.

–Entonces hagan lo que quieran –dicho eso el pelinegro inicio a caminar dejando a ambos chicos atrás.