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EN LA CASA DE FRANK

El llegó y se dejó caer en el sillón de verdad deseaba poder haber hablado con él o al menos verlo para asegurarse que ya estaba mejor; peor no se pudo y se sentía frustrado.

-. ¿Te sientes bien? – la voz de Margarita lo saco de sus pensamientos.

-. Un poco cansado – no quería en estos momentos hablar con ella porque sentía que su único cable a tierra se estaba desvaneciendo y no sabía muy bien en donde estaba o tan siquiera estaba seguro de que lo que estaba haciendo estaba bien.

-. Te preparé la cena – ella le dijo con timidez – ya está servida.

-. Gracias – se levantó y se dirigió al comedor, antes quizá solo se hubiese dado una ducha y después a tratar de conciliar el sueño.

Comieron en silencio y Margarita lo veía de vez en cuando y no le pasó desapercibido que se notaba tan decaído y triste que sintió un dolor en el pecho. Y más el saber que ella no podía hacer nada para ayudarlo.

-. Gracias estaba muy rico-Frank terminó y se levantó – deja los paltos en el lavadero mañana limpiaré no quiero que te sientas como una esclava en casa – eso sonó feo, pero él no estaba muy consiente que estaba siendo rudo con la chica que le gustaba.

-. No te preocupes no me siento de ese modo – Margarita intentaba ser comprensiva con él porque sabía que quería a Jesús como un hermano, y aún más después de todo lo que Jesús hizo por él. Frank se dio media vuelta sin decir nada y fue a su cuarto para poder despejarse, dejó que el agua helada cayera en su cuerpo y así poder aclarar su mente.

Margarita después de limpiar daba vuelta en su habitación ella ya se había duchado y colocado la pijama antes de hacer la cena; ni siquiera noto que prácticamente esta con un polo de tiras color beige, el short era negro y a las justas tapaba sus nalgas.

Fue a la puerta del cuarto de Frank y tocó, peor al no haber respuesta entró muy quedito, todo estaba ordenado y solo la luz del baño estaba encendida; ella comprendió que se estaba duchando así que empezó a ver el armario que olí a él, todo estaba lleno de su esencia y la embriagaba; toco sus camisas y se imaginó tocándolo a él.

Frank simplemente se colocó un bóxer y salió de la ducha con su cabello mojado, y algunas gotas que bajaban por su torso, sintió a alguien en su cuarto por lo que se puso en alerta y de inmediato atacó a la persona y cayeron en la cama.

-. MARGARITA – no pudo ocultar su sorpresa.

-. Lo siento – ella intentaba disculparse a pesar de no poder pensar claramente porque estaba perdida mirando su cuerpo – no era mi intención in… Frank la tenía sujeta por las muñecas y literal con su cuerpo cubría el de ella.

-. Pensé que alguien había entrado en casa – él intentaba explicarse.

-. Fue mi culpa – Margarita, intentaba disculparse no quería que él se molestará – pero yo si toque la puerta, solo que tú… tú no. Contestabas…

-. Estaba en la ducha- Frank también se sentía nervioso, pero a la vez muy dichosos porque la tenía uy cerca.

-. Podrías aflojar tu agarre – Margarita se quejó – me estas lastimando – Frank dejo sus muñecas y coloco sus manos en los costados – Gracias – ella frotaba sus muñecas – yo solo quería hablar contigo.

-. Es que en verdad pensé que… - Margarita colocó su dedo en sus labios.

-. Es normal siempre has estado acostumbrado a vivir solo – ella se avergonzó y en cierta medida se sintió dolida – es solo que yo… - Margarita sabía que si trataba de hablarle iban a dar unas inmensas ganas de salir corriendo así que lo besó y llevo sus brazos alrededor de su nuca.

Frank se quedó estático por un momento, esto lo había tomado totalmente desprevenido, reaccionó correspondiendo su beso que a pesar de ambos ser inexpertos sus ocas parecían bien saber lo que querían. Los corazones de amos latían a mil por hora, pero acompasados como si fueran uno solo.

Se separaron, pero ambos mantenían los ojos cerrados, bien por miedo a que esto fuese solo un sueño o por temor a que después de esto uno de los dos se arrepintiera y mandaran todo por un tubo.

-. Yo – Frank intentó hablar y Margarita seguía evitándolo.

-. Yo sé que tú quizá mereces a una mujer mucho mejor, pero no puedo controlar lo que mi corazón siente y peor aún no puedo evitar querer besarte, entendería si tú me rechazaras… - Frank a volvió a besar esta vez más lento como si cada acción debía ser un recuerdo que no quería se borrase de su memoria.

-. Debes estar segura de lo que quieres porque esto para mí no es un juego; y no quiero que esto simplemente sea gratitud por lo que paso hace algunos años – Margarita negó – aquí quien merece algo mejor eres tú, un hombre que te pueda proteger y con tantos demonios como los míos y quizá demasiados secretos del pasado.

-. Somos seres humanos imperfectos, pero podemos hacer que esto funcione – Margarita sentía que el nudo en su garganta iba disminuyendo de tamaño – enfrentemos juntos nuestros miedos y demonios como tú le dices, es verdad que estoy agradecido por lo de hace años, pero esto no solo es agradecimiento porque mi corazón parece que va a salir de mi pecho cada vez que te veo y ahora que me atrevía besarte creo que dejo de latir un par de segundos – Frank rio y esa risa tan grave derritió por competo a Margarita que no entendía porque se sentía tan acalorada.

-. Sé que no soy perfecto y tengo demasiados secretos en mi pasado que no estoy dispuesto a develar aun porque duelen y lastiman, y eso es lo que menos deseo para ti – le dio un beso en la frente – no creo poder vivir si te lastimo – se sentó a su lado porque él sabía que en algún momento debía decirle acerca de su origen, ella se sentó a su lado.

-. Desde hace mucho que entendí que la vida no es un cuento de hadas y las cosas que pasan en la realidad superan a la ficción por mucho, pero si no lo intentamos – ella se sentó en su regazo y sabía que está siendo demasiado atrevida – si decidí hacer esto es porque te quiero y de ahora en adelante quiero caminar a tu lado – él al miro – sé que tengo mucho por descubrir acerca de ti, peor no me importa porque desde que te conozco hasta ahora no me has decepcionado una sola vez y cada vez te admiro más.