Una palabra, una historia (2024)

Sol (BaekSoo)

La oscuridad era absoluta. La única persiana de aquella habitación permanecía cerrada desde hacía varias semanas y el olor a encierro era penetrante. El polvo se acumuló en los muebles, aparatos electrónicos, ropa en el suelo y basura; las moscas danzaban por encima de esta última. 
Un pequeño bulto se quejó desde la cama y se removió entre las sábanas y colchas. Luego de luchar por unos segundos dejó un pie al descubierto. Algo tan típico de KyungSoo cuando tenía demasiado calor, pero de todas maneras jamás se destaparía por completo. Su peor temor era la oscuridad y, ahora, la soledad. 
No sabía hace cuánto tiempo se encontraba en ese estado, ni tampoco cuántos días llevaba sin ducharse, ni la última vez que se lavó el rostro o los dientes, ni siquiera su último almuerzo decente. Solo tenía noción del dolor que sentía en su corazón y esa angustia horrible que habitaba en su pecho desde que presenció una escena que deseaba poder borrar de su mente.
Cerró sus ojos con fuerza para evitar una nueva estampida de lágrimas. De nuevo, las imágenes se repitieron en su mente una y otra vez, torturándolo, lastimándolo. Sabía que no podía continuar escondiéndose en su departamento, que tarde o temprano debería enfrentar la realidad y volver a salir a la vida, pero simplemente no tenía fuerzas para ello. 
La pantalla de su móvil se encendió bajo las sábanas e iluminó su rostro por un instante. La melodía que no había parado de sonar en todos esos días por la insistencia de obtener una respuesta suya ya se le había vuelto rutinaria. Tranquilamente podría haber optado por apagarlo o silenciar las llamadas, pero de alguna manera se sentía acompañado. 
—Lo siento —susurró y se sorprendió al no reconocer su voz tan ronca y queda. 
De pronto, su atención se desvió al traqueteo de una puerta. Su puerta. Sabía que BaekHyun tenía una copia de sus llaves por la cantidad de veces que este se quedaba en su casa como si fuera suya, pero hacía tiempo que el muchacho no aparecía debido a aquella última visita en que le gritó que lo dejara en paz porque quería estar solo. BaekHyun no tenía la culpa, él lo sabía, pero KyungSoo no tenía ganas de hablar de sus sentimientos con nadie, ni siquiera con su mejor amigo de toda la vida.
—¿KyungSoo? —Se notaba la preocupación por él, pero no quería hablar con nadie—. ¿Puedo pasar?
No obtuvo una respuesta, pero tampoco fue necesaria. La habitación se iluminó con la luz del exterior por un momento y eso hizo que el muchacho bajo las cobijas se acurrucara aún más en su escondite. El rubio entendió el mensaje y entrecerró la puerta, lo suficiente para que un pequeño hilo de luz se cuele por allí. Arrugó la nariz al percatarse del olor ambiental y al patear cosas extrañas en el suelo al caminar. Cuando llegó a la cama, se sentó con cuidado a su lado y suspiró.
—¿Por qué no atiendes mis llamadas? ¿Sabes lo preocupado que he estado por ti durante todas estas semanas? Sé que me pediste que no volviera, pero ya no me puedo quedar esperando sin hacer nada. No estás mejor y no hay que ser un genio para notarlo.
—No quiero hablar con nadie —admitió en voz baja.
Baek se relamió los labios antes de morderse el inferior con fuerza. Entendía que su amigo estuviera mal después de que ese estúpido bailarín del que se había enamorado le hubiera roto el corazón. ¿Quién iba a imaginar que irían al mismo restaurante y vería con sus propios ojos como se besaba con otro chico? Las desgracias dolorosas de la vida. 
—Sé que ahora piensas que tu mundo se derrumbó, pero realmente no puedes continuar así. ¿Cuándo fue la última vez que comiste? ¿O si quiera te has duchado estos días? Hay un olor a muerte en este lugar que no me puedes decir que no lo notas.
KyungSoo se volvió aún más pequeño entre las mantas. Ya era demasiado que su corazón estuviera destruido como para sumarle los regaños de su amigo por no ser capaz de afrontar sus tristezas.
—BaekHyun, quiero estar solo. Por favor, vete.
Otro suspiro. Al rubio ya se le estaba por agotar la paciencia, pero no quería sonar rudo con su amigo. No porque creyera que estaba exagerando, sino porque sentía que el pequeño no merecía estar así por ese idiota. Desde un inicio supo que ese chico solo le traería problemas y tristezas, y al final no estaba equivocado. Sin tan solo KyungSoo supiera que BaekHyun daría lo que fuera por cuidar de él, por cuidar de su bonito corazón. Jamás volvería a llorar. Nunca se lo permitiría porque estaba tan enamorado de él que no sería capaz de dañarlo. Se le iría la vida en ello, en hacerlo feliz.
—No. No me iré. Me quedaré aquí contigo. 
Y dicho eso, el rubio se levantó de la cama, caminó hasta la ventana y la abrió. La luz exterior inundó la habitación y esta le brindó un panorama más extenso del desastre que habitaba en aquel lugar. Increíble que pudiese entrar tanta basura y porquerías. 
KyungSoo se quejó desde su lugar, pero no se movió entonces BaekHyun volvió a sentarse a su lado para luego retirarle las mantas y descubrirlo. 
—Oye… 
KyungSoo manoteó en vano para recuperar su refugio, sin embargo, su amigo se acostó a su lado y los tapó a ambos. 
—Si quieres quedarte aquí, bien. No te lo impediré, pero yo me quedaré contigo —sentenció Baek. Era su decisión y estaba tomada.
El más pequeño no pudo decir nada. No porque no quisiera, sino porque se perdió en sus pensamientos al notar, solo por un instante, lo bonito que se veía su amigo cuando el sol de la mañana iluminaba su rostro y ese pequeño brillo en sus ojos que lo hacía querer salir adelante.



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En el texto hay: fanfic, relatos cortos, kpop

Editado: 14.02.2024

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