Una Propuesta Millonaria

Capítulo 12.- Cena de presentación frustrada

Lea observa con fascinación la rebeldía y desfachatez de su ahora acompañante además de los dos platos que lleva en la mano con cualquier cantidad de exquisiteces de las que supone tomó de la mesa delante de las miradas atónitas de los comensales. Sonríe con satisfacción ajena ya que la mujer en cuestión es la más irreverente, pero a la vez elegante y suntuosa de las mujeres que en algún momento había visto.

Solo en la tele por cierto…

— ¡Gracias! – expresa Lea llena de emociones que hasta ahora sabe que existen.

Paula frunce el ceño ante las palabras de Lea, suspira dispuesta a ayudarla en este viaje. Toma asiento a la pequeña mesa redonda de jardín y la mira fijamente a los ojos, con afecto, sin juicios y sobre todo… sin segundas intenciones.

— ¿Y gracias por qué Lea? – la mira cómplice al indagar con una preciosa sonrisa.

— Pues por salvarme ahí dentro – cierra los ojos al hablar — créeme que no habría podido defenderme de no ser por ti – explica con un rubor vergonzoso tiñendo sus mejillas.

— Bueno cariño – coloca su mano sobre la de ella — debo confesar que lo hiciste muy bien – elogia su comportamiento en el comedor — yo diría que vas por muy buen camino – sonríe con fechoría.

— ¿Por buen camino? – inquiere confundida — no estoy segura de estemos teniendo la misma conversación – expone totalmente fuera de lugar.

— Escucha, Damián te eligió – Lea abre la boca comprendiendo lo que Paula cree — y me recuerdas a mi hace unos diez años, pero con mucha más temeridad – no desea ser descotes, pero tampoco puede decirle que se casarán bajo un contrato —. Los primeros días serán difíciles sin embargo lo único que debes hacer es defenderte de arpías como ella – señala hacia atrás con el índice — y asegurarte de que tu novio y futuro esposo esté de acuerdo contigo en todo – termina con una sonrisa de satisfacción y Lea se desinfla.

— No estoy segura de poder hacerlo, Damián es un… - suspira profundo — ¡príncipe! Pero yo de ninguna manera soy princesa y mucho menos la persona correcta para él – su pecho arde sorprendiéndola por completo al no saber de que se trata.

— ¿Escuchaste lo que dije? – Paula se recuesta al espaldar de la silla — ¡Damián del Toro te ha escogido a ti de entre muchas!

— ¿Y eso qué? – indaga Lea con ojos muy abiertos.

— ¿Cómo que eso qué? – inquiere Paula desconcertad — ustedes… - abre la boca y la cierra de nuevo sopesando la respuesta — escucha Lea – toma sus manos — sea lo que sea que hacen – aclara sin querer ser invasiva — él te escogió a ti porque vio algo bueno y potencial – Lea levanta las cejas sin entender — Damián es… un hombre muy sensitivo, sabe perfectamente como leer a las personas – Lea revuelve la comida en su plato con la sensación de tener el estómago completamente cerrado — y estoy segura que eres exactamente lo que quiere…

La respiración de Lea se acelera entendiendo cada palabra que escucha. Piensa en su ahora novio que a sus casi treinta años nunca había decidido establecerse con ninguna mujer, obviamente la razón era el testamento y el dinero, pero para eso podría haber escogido una de su propia clase y mejor aún, alguien que lo representara no una chica pobre, necesitada y corriente como ella.

***

— Insisto en que esa chica es un… error hijo, tienes el estirpe suficiente para “escoger” a alguien más… - se remueve incomoda Mariah Del Toro expuesta al escrutinio todos a la mesa.

— ¿Adecuada? – se burla Damián — ¿acorde con mi estatus social? – la mujer abre la boca y la cierra de nuevo — ¿no has pensado en ningún momento que “no deseo casarme con una mujer así? – mira a Gretta y suspira —, lo siento Gretta, pero no eres tú – hace amago para levantarse de la mesa.

— Ella no es para ti Damián, yo soy la mujer perfecta para ti – protesta la aludida — ¿por qué no lo entiendes? – se escucha un resoplido de risa.

— Creo que está claro ¿no? – expone Harold tapando una sonrisa con su mano —. Eres muy perfecta, pero no eres la adecuada – Gretta lo aniquila con la mirada.

— Harold tiene razón, si Damián dice que se casará con Lea es porque está siguiendo sus sentimientos – expresa complacido Mauricio Del Toro.

— ¡Es una mujer corriente y sin modales! – grita Gretta — nosotros estábamos prometidos desde niños, me criaron para ser su esposa y mi padre murió creyendo que así sería – Damián pone los ojos en blanco.

— Lamento tu equivocación entonces querida Gretta – sonríe Harold.

— ¡No te metas idiota! – lo señala — tu esposa es una gorda horrorosa que no hace nada más que dejarte en vergüenza delante de todo el mundo – acusa como si tuviese la razón.

Harold la mira divertido.

— Mi esposa – se aclara la garganta — es preciosa, agradable, elegante y distinguida… querida – expone con tranquilidad — creo que se me escapa algo – mira hacia un punto ciego acariciando su mentón, Damián lo mira con una sonrisa y cejas levantadas, expectante como todos los demás — ¡ah sí! Es inteligente y una madre perfecta, pero sobre todo es una persona que siente y padece – se levanta lentamente — y no un maldito florero o cuadro que puede ser colgado en cualquier pared como lo serías tu solo sonriendo y aceptando lo que un hombre quiere y desea que hagas… - se detiene antes que de su boca salga una ofensa hacia la mujer que tiene enfrente — querida Gretta – tira la servilleta sobre el plato — ahora me retiro para buscar a mi amada e irreverente mujer ¡y llegar a casa para hacer a mi hijo varón! – las mujeres jadean ofendidas y los hombres se miran entre sí.




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