Una Propuesta Millonaria

Capítulo 25. V de venganza

Gretta ríe a carcajadas, Lea no puede evitar la punzada de celos en el estómago sin embargo trata de respirar profundo y lucir su mejor sonrisa junto con el vestido y los zapatos que definitivamente se van con ella al igual que los otros diez.

— ¿Cariño, que te parece? – llama la atención de su novio y a este se le cae la baba, Gretta gira también y se carcajea de nuevo.

— Ese vestido me queda mejor a mi ¿cierto Damián?– rueda los ojos — eres una garrapata…

— ¡Dios mío Lea estas preciosa! – es ignorada completamente por el hombre que según le roba el sueño — nos lo llevamos, definitivo – le sonríe de manera genuina y ella le devuelve una risita cómplice.

— ¿Te parece bien para la fiesta de compromiso? – indaga Lea provocando a Gretta.

— Está perfecto – él le toma las manos y pega de nuevo su frente a la de ella. Pronuncia un “respira” sin voz y ella asiente.

— ¿Fiesta de compromiso? – chilla ya no muy alegre — ¿y qué pasa con nosotros y esta bolsa de Victoria Secret’s?

— Nada Gretta, entre nosotros no pasa, ni pasará nada – expone sin mirarla totalmente eclipsado por la pequeña chica que tiene enfrente y tiembla de ganas por lanzarse hacia la rubia — es mejor que te vayas – “calma”, pronuncia de nuevo Damián sin voz.

— Es cierto ¿qué haces aquí arruinando mi momento? – gime como si le doliera y él piensa que actúa de maravillas — ¿por qué no entiendes que él me quiere a mí? – Lea cierra las manos en puños para contenerse.

— Porque tú no eres suficiente para él pobretona de porquería – Lea jadea con la mano en el pecho — en cambio yo soy de su clase social, de su tipo y peor aún para ti… - sonríe acercándose a ella — sé lo que le gusta sexualmente ¿tú lo sabes? – la ofendida simula unas lágrimas y teatralmente niega sin poder creerlo.

— ¡Tú, mentiroso! – tapa su boca y mientras la arpía sonríe, Damián ya no entiende nada.

— ¿Yo? – se señala totalmente perdido — yo no hice nada – intenta acercarse y Lea lo rechaza, le manotea.

— Me dijiste que nunca te habías acostado con ella – susurra al borde del llanto — y ahora ella dice…

— Es… es que ¡Lea por favor! – se siente desconcertado.

— Y el sexo fue muy bueno cariño, de hecho dijo que no había mujer que lo atendiera en la cama mejor que yo…

— ¡¿Qué?! – se gira el idiota hacia la rubia.

— Esto no lo soporto – Lea llora las palabras saliendo del establecimiento.

Damián grita su nombre y ella no mira hacia atrás, el hombre corre detrás de ella casi alcanzándola, pero también los siguen de cerca Gretta sonriendo triunfante, el chofer de ella, la dependienta y dos hombres de seguridad de la tienda incluyendo al encargado resguardando el valioso vestido.

Lea ve como si fuese un oasis la gran fuente en medio del lobi del centro comercial y sonríe abiertamente pensando en que su suerte aumenta por momentos. Recarga las manos sobre la superficie de piedra cuidando que el agua no salpique el costoso vestido. Llora desconsolada luchando para que las lágrimas salgan de manera abundante.

— ¡Lea, Lea no huyas de mí! – ella niega y él aun no comprende que es una treta.

— ¿Qué se siente pobretona? – Lea la mira con la cara bañada en lágrimas.

— Señorita, el vestido vale una fortuna – la dependienta expresa en tono suplicante — le agradecería que volviéramos a la tienda y luego de entregarlo ajusten sus… - mira a Damián — asuntos pendientes – Lea niega.

— Me engañaste ¿Por qué lo hiciste? – el aludido niega.

— Pues yo te lo voy a decir Cenicienta de los bajos fondos ¡verás! – aparta a Damián y queda de frente a Lea, casi tocándola.

Por supuesto no lo vio venir porque estaba demasiado extasiada la rubia boba con su acto de maldad, Lea se aparta de la fuente y esta queda cómodamente recostada a la superficie, Damián se entera de lo que quiere hacer, pero no interviene a tiempo. Gretta es empujada con fuerza cayendo dentro de la fuente muy despatarrada patas arriba enseñando la ropa interior de Victoria Secret’s no solo a Damián sino a todo aquel que se encontraba cerca.

— Eso te pasa por “perra desgraciada” – la ofende en un claro español que hasta el chofer entiende perfectamente — y aquí tienes lo que vas a hacer con tu lencería – toma la bolsa que dejó caer la agraviada en el piso — ¡ay mira, tiene una V, la V de venganza estúpida!

Se retira tomando de la mano a su novio que flipa por la osadía de su futura prometida mientras regresan al establecimiento a pagar el vestido y las otras prendas.

Sentados en un no tan lujoso, pero bello restaurante al aire libre se halla Lea extasiada degustando una deliciosa hamburguesa de queso con cebolla ante la divertida mirada de su ahora prometido, media hora antes han pasado por una joyería y ahora ostenta en su mano izquierda exactamente en el dedo anular una joya preciosa de diamantes en blanco y rosa que vale una fortuna. Vestida como una señorita de clase alta, se siente muy satisfecha de haberle dado su merecido a la arpía teñida.

— Sabes que ella no se quedará de brazos cruzados ¿verdad? – asiente sin hablar porque su boca se encuentra repleta de la delicia que saborea — espero que tengas otro as bajo la manga porque mi madre dará una fiesta para tu bienvenida en la piscina – abre los ojos con una pregunta obvia en ellos — ya ha visto las fotos de esta tarde y por cierto – sonríe ampliamente — eres terrible, me mantuviste en vilo todo el rato cuando desarrollabas tu plan macabro en contra de Gretta ¿pensé que éramos un equipo? – la aludida limpia sus labios con la servilleta, toma un gran sorbo de su coca cola y le sonríe con ternura.




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