— Como ordene madame – expresa de manera teatral aun sin comprender el margen de locura que padece la mujer con la que va a casarse.
Sin embargo decide que no hará ningún comentario al respecto para que el menudo, pero peligroso monstruo que vive dentro de ella no aflore en este momento.
— ¡Gracias! - le responde con dulzura, como si nunca lo hubiese insultado y dejado tirando hablando solo como un perfecto tonto —. Ya estoy lista para irnos – dice mirándolo guardar los alimentos en la despensa y en el refri — se te da muy bien ser amo de casa – suelta junto con una risita de chocolate.
— Tengo mis momentos – hace un movimiento graciosos con las cejas arriba y abajo — en un salto nos vamos, apenas termine – toma las bolsas y las arruga dejando en la encimera unas naranjas.
— Muy bien “novio” – se siente muy bien al decir esa frase — cuando quieras – Damián entrecierra los ojos hacia ella sin poder evitar pensar que definitivamente le falta un tornillo.
Lea observa sin perderse cada movimiento que hace Damián al recoger, limpiar y acomodar todo el mercado que ha hecho. Realmente pensó que era un niñito de mami a quien le desagradaba ensuciarse las manos, pero ha resultado ser una caja de Pandora con más virtudes que defectos aun cuando se vuelva un ogro en algunas ocasiones. Termina de arreglar y salen del apartamento faltando diez minutos para las diez de la mañana, Lea mira a Damián que se ve espectacular sin corbata.
Definitivamente el hombre esta cañón, suspira entrecortado apretujándose las manos en el regazo. Se dice que es solamente la novedad y que el arrebato de locura que tuvieron unos días atrás fue solo el momento, nada tiene que ver con que le guste o lo vea atractivo o no pues la verdad se dice y este hombre tiene una verdad enorme y preciosa.
— Creo que te sientes un poco nerviosa – toca las manos femeninas en aras de tranquilizarla — deberías calmarte un poco, nada pasará – le sonríe con indulgencia según piensa ella.
— Es que normalmente no voy a sitios de lujo o prestigiosos – arruga la nariz — siempre sucede algo — baja la vista recordando que la han sacado de tiendas por departamento solo por no vestir de manera elegante.
— ¿Quieres parar? – ella lo mira de nuevo — nada va a pasar ¿de acuerdo? – asiente con una sonrisa.
Pero Damián no sabe que algo si que va a pasar.
…
Ingresan a la sala de belleza y todas las miradas recaen sobre él ya que es uno de los solteros más codiciados en el top de las revistas de cotilleos, sus manos enlazadas llaman la atención y sobre todo a una de las chicas que casualmente es amiga íntima de Gretta ya que es su estilista exclusiva.
Sin saberlo se han metido a la boca del lobo…
La mujer realiza una llamada en el mismo instante que la jefa solicita su servicio para Lea, la mujer en cuestión asiente sonriente con un dejo de maldad dejándose ver en su mirada verdosa. Le indica un sitio VIP y entrega a Damián unas viejas revistas donde lo primero que se ve en la portada es a él mismo de la mano de Gretta. Lea en su ignorancia sigue a la mujer que le indica un lavabo para sacar la grasa del cabello.
— Pero yo recién lo lavé – la mujer asiente — ¿debes lavarlo de nuevo? – la hermosa mujer de cabellos hasta cintura asiente.
— Voy a hacerle una hidratación profunda – responde de mala gana — ¿o es aue no ha visto la maraña que tiene en la cabeza? – Lea se traga el insulto recordando que no debe tardar y si ella es la estilista.
¿Quién es ella para contradecirla?
— Lo siento, está bien tu eres la experta – sonríe radiante a la sonrisa falsa de la mujer que moja su cabello con agua helada.
Aplica un shampoo y luego cambia de producto, una vez aclarado el cabello aplica una mascarilla que huele delicioso, se permite cerrar los ojos un momento y dejar un poco los pensamientos negativos ya que en su inocencia no reconoce la maldad de algunas personas ¡y no es que confíe en toda la gente! Pero esta es una sala de belleza prestigiosa y muy costosa ¿Qué le puede suceder?
Veinte minutos después aclara el cabello de Lea y lo envuelve en una toalla sugiriendo esperarla en el cuartito sin tocar nada. Ella obediente se queda sentada esperándola y al ver que tarda, sale en su búsqueda, la encuentra aplicando algo a otra cliente.
— En un minuto la atiendo, apenas termine aquí – Lea asiente y Damián le sonríe, ella lo hace de vuelta sintiendo como su rostro se calienta.
La toalla se rueda de la cabeza de Lea y se asoma una porción de cabello que llama mucho la atención de Damián al verse de color rosa. Se irgue en el sofá donde por lo menos se hallaba cómodamente sentado sin poder evitar una exclamación.
— ¿Pero qué coño? – ella se gira a verlo, él señala su cabello.
Busca un espejo y grita del horror que ve en el reflejo, busca a la mujer que ríe sin vergüenza alguna arrastrándola por el cabello hacia un lavabo. En un instante todo se vuelve un caos de gritos, cosas rompiéndose, golpes e insultos que llenan el establecimiento.
— ¡Auxilio, mi cabello! – Lea no suelta el cabello de la mujer.
Contrario a ello deja caer un frasco con líquido blanco espumoso que pone: “oxigenta volumen 40” en la etiqueta. La mujer trata de defenderse y no puede porque el agarre de Lea es tan fuerte que ni Damián se la puede sacar.
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Editado: 03.02.2025