Se oyen aplausos y carcajadas de alegría – o por lo menos es lo que se deja entrever – de los integrantes y socios importantes de la empresa. La madre de Damián mira a Gretta con una sonrisa de disculpa y ella le devuelve un gesto malhumorado, pero guarda la compostura. Damián y Lea toman asiento mientras Paula acapara toda la atención de la chica hablando de trivialidades. El vestido, el cabello también de su sobrio maquillaje y el hecho de que tiene una boca preciosa aun sin maquillaje.
— Damián me ha dicho que no le agrada el labial – miente descaradamente y él le hace un guiño a su cuñada.
— De ese modo puedo robarle los besos y nadie se percata de ello – sus ojos demuestran la picardía que hay detrás de sus palabras.
— ¡Que extraño! – Gretta pone los ojos en blanco — creo recordar que lo más llamativo para ti eran mis labios rojo sangre – Damián la observa como si fuese una bruja y lo quisiera convertir en sapo.
— Tus labios son muy finos Gretta – contrataca evitando que Lea se sienta mal por el comentario o por lo menos trata — razón por la cual debes llevarlos pintados en cambio Lea tiene unos labios preciosos, rellenos y… - observa la expresión escandalizada de su abuelo y decide no ser más grafico — no necesita tanto maquillaje en ellos – la cara de Lea es del color del tomate.
No se siente ofendida, pero no puede evitar abrumarse por los comentarios. Respira profundo dedicándole una mirada de agradecimiento a su novio quien toma su mano y besa los nudillos. Está decidido a no dejar que la humillen, aunque no está seguro de por qué lo hace siente la necesidad de protegerla aun cuando ella es perfectamente capaz de hacerlo como gata boca arriba.
— Dejando atrás el tema de los labios – Mauricio Del Toro levanta una copa —, quiero que todos miren la mano izquierda de esa exquisita chica que llevará mi hijo del brazo pronto al altar, ya tenemos compromiso y la celebración está pautada para el sábado próximo – todos aplauden y vitorean las palabras del viejo Del Toro.
Lea siente que se asfixia, toma una fuerte bocanada de aire sintiendo que el pánico la abraza.
— ¿Lea, va todo bien querida? – responde afirmativamente a las palabras de Paula que la mira preocupada — estás sudando cariño – le entrega una servilleta y ella se da unos toquecitos en la frente.
— ¡Lea querida! – una de las damas llama su atención — ¿de donde eres? – la cara de la mujer es de disgusto o es lo que ve Lea — ¿Cuál es tu apellido?
— Ferrero, mi nombre es Lea Ferrero – sonríe forzado ante el escrutinio de la señora copetuda —. Nací en Cuba-La Habana, pero emigramos a Málaga-España cuando tenía cuatro años…
— ¡¿Emigraron?! – se escandaliza la doña — ¡Y ese apellido tan corriente! – escupe con crueldad — ¿segundo nombre o apellido, no tienes?
— ¡Si señora, emigramos! – responde con convicción, una que no sabía poseía — y no, solo tengo un nombre y un apellido – se encoge de hombros — no tengo claro para que sirven más de uno de ambos – la mira directamente a los ojos y la mujer recula, callando lo que deseaba alegar.
— Lo que sucede es que las personas que somos de alta sociedad llevamos orgullosamente seis nombres con apellidos incluidos – explica una gretta con tono dulzón, pero dejando entrever el veneno que naturalmente no se eximirá de lanzarle a Lea —, contrario a las familias como la tuya poco pudiente ¡o quizás nada pudiente! Que eventualmente nacen sin padre…
— O sin madre, pero también somos parte del mundo que te rodea a ti y a todos además que respiramos el mismo aire que ¡tú respiras o no respiras! – las manos de Lea tiemblan y los ojos le pican, pero no deja salir las lágrimas.
— ¡Claro está! – sonríe malvada — pero no es un secreto que tú no perteneces a este mundo querida, estas prestada por unos… ¿meses? ¿años? – los ojos de la rubia enrojecen por que no es ella quien estará en ese lapso de tiempo con Damián — solo es cuestión de tiempo para que Damián se aburra ¡ya todos lo conocemos! – la boca de Lea se sella, no desea quedar mal parada en la discusión y mucho menos sacar a colación secretos.
Además su inglés es pobre y no sabe cómo llamarla hija de puta, Damián toma su mano y decide acabar la discusión
— A menudo las personas que no son de nuestro mundo resultan más adecuadas porque han luchado por su propio bienestar y el de los suyos, contrario a nosotros que siempre lo hemos tenido todo – la mira con devoción y ella lo nota —, estoy seguro que Lea me ayudará a crecer como persona, cuidará de mi con amor y mimo – se percata de lo que dice y se golpea mentalmente, pero no se retractará, no en este momento que siente su pecho hinchado y ardoroso por las palabras que salen de su boca —, así como yo haré y aunque falle, volveré a intentarlo hasta que sea perfecto como ella lo desea…
El silencio escrutador es roto por el sollozo de Lea seguido del de Paula – unas palmadas en aplausos llaman la atención haciendo que todos giren hacia Harold quien sonríe complacido por algo que al parecer solo él reconoce.
— No puedo estar más de acuerdo contigo hermano, esta cruel sociedad nos engulle y orilla a desechar las personas que no forman parte de nuestro círculo – niega — eso es lo peor, es inhumano – besa a su mujer que aunque ella fue criada en ese mundo nadie supo nunca que estaban quebrados, solo Harold y ese secreto nunca se sabrá…
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Editado: 03.02.2025