Una Propuesta Millonaria

Capítulo 30. Saña

Gretta mira la escena con mal humor, los celos la carcomen y lo que más quiere es deshacerse de la castaña para quedarse con el premio gordo que es Damián. Respira profundo al ver el mimo con el que habla de ella, de Lea mientras ella solo fue un deseo pasajero, un momento de pasión en su vida…

Pero ella tiene unos videos que muestran perfectamente lo que Damián sentía en esos momentos de lujuria y pasión, y ella los va a usar en contra de esa mosca que se ha parado en su alimento o más bien en su… ¡uf!

— ¡Lea cariño, bienvenida a la familia! – la madre de Damián se encuentra bastante achispada — me alegra que Damián te haya encontrado ¡donde no lo sé, pero me alegro! – levanta una copa que tiene en la mano medio vacía.

— Madre, deberías bajarle al licor – susurra un Damián preocupado porque su madre no toma —, no es costumbre de tu parte – Lea llama su atención y él la mira a los ojos.

— ¡Déjala mi amor! – él alza las cejas — ¿no ves que se siente feliz con lo nuestro? – aprovecha el momento para hacer sentir mal a quien le llegue el comentario.

Se ha propuesto defenderse de las arpías que conforman esta cruel Sociedad y aunque no lo deseen ella va a ser la reina de ahora en adelante. Porque los feos son ellos sonríe para sus adentros por el chiste.

— Dudo que beba de felicidad por el compromiso querida – la sonrisa de Gretta casi le parte la cara.

— ¡Ah! ¿en serio? – Lea le presta toda la atención a la rubia — ¿y por qué crees que está bebiendo como un vikingo… querida? – subraya la ultima palabra y todos a su alrededor se percatan del comentario mal intencionado.

— ¡Pues porque no te soporta! – grita poniendo expresión de obviedad con ojos en blanco y todo —, pero parece que eres la única sin percatarse de ello – el comentario dio en el blanco.

Sin embargo Lea no expresó el dolor de la punzada aunque Gretta tenga razón, ella no pertenece ahí, solo es una asomada que tiene un arreglo verbal con un desconocido que se ha vuelto un enigma y peor aún, lo quiere descifrar.

— Puede que sí, pero lamentablemente para quien sea… - observa la expresión de Damián y no ve molesta — Damián me escogió a mi y tienen que arreglárselas con él – abre los ojos como si fuese una mujer experimentada.

Google se ha convertido en su asesor tanto de imagen como de conducta social, leyó que mientras su voz no temblara y la máscara de seguridad no se cayera todo iría genial. Sus piernas tiemblan, pero al ver la cara colorada de la mujer que ha intentado humillarla todo el rato, se siente realizada; respira profundo y sonríe radiante. Damián no soporta la tentación de sus carnosos labios que parece lo llaman y la besa arbitrariamente. Ella se deja hacer sorprendida por el arrebato.

— Lo siento, pero no me contuve – Lea confundida acaricia su rostro limpio de vello y sonríe ya que no tiene idea de que más hacer — ¿estas bien? – ella asiente aun atontada por el beso.

— Sí, lo estoy no te preocupes – se levanta de la silla y él lo hace también, pero su teléfono suena con una notificación que reconoce como un mensaje — puedo ir al baño sola ¿verdad? – asiente sonriendo con los ojos, su teléfono está roto y le avergüenza sacarlo en público.

— A menos que desees…

— ¡No! – su voz sale chillona y Damián se carcajea haciendo que se relaje. Todos miran a la feliz pareja menos Gretta que ha puesto en marcha su plan — ¡eres tonto! – golpea su hombro cuando hace un movimiento sugestivo con las cejas.

— Claro que puedes ir, nada más no olvides regresar – sonríe por la caballerosidad.

Al salir de la mesa divisa el pie de su némesis y lo pisa fuerte y a propósito Gretta grita de dolor, se levanta y la empuja a Lea.

— ¡¿Por qué no miras por dónde vas estúpida pobretona, no ves que dañas mis zapatos LV?! – quiere decir más, pero Lea se lo impide lanzando una bofetada con tanta fuerza que cae al piso despatarrada.

Damián corre a buscar la fiera, pero la misma golpea con el pie el costado de la mujer que llora en el piso para que respete, Harold sale de su comodidad riendo a carcajadas empujado por P=aula que también deja su asiento.

— Eso es para que respetes – se acerca a la cara de la rubia que tiembla en un segundo round perdido — y de ahora en adelante soy Lea Ferrero para ti – mira hacia la mesa y el abuelo asiente complacido porque es una verdadera fiera — y para todos los presentes – se aleja hacia los aseos seguida por Paula quien va con paso apresurado.

— ¡No dejes que te afecte! – Paula arregla el cabello de Lea que está desarreglado — siempre hacen lo que sea para molestar – Lea toma una bocanada de aire para tranquilizar su corazón que parece corre un maratón.

— ¿Qué, lo perra que es? – la mujer ríe audiblemente — ¡lo… lo siento es que! – sus ojos se llenan de lágrimas como cada vez que comete un acto casi vandálico como el de hace un momento.

¡Y el de esta mañana!

— ¡Va descuida! estás en tu derecho de gritar y patalear, créeme que es mejor si lo sacas – la hermosa mujer que tiene enfrente la consuela solo con esa espontánea sonrisa —, además ya era hora de que le callaran la bocota a Gretta, es un verdadero grano en el… - cubre su boca mirando hacia todos lados — ¡culo! – susurra y ríen a carcajadas.




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