Damián aprieta los ojos al percibir la luz en la cara, se mueve un poco entre las sábanas notando que la misma roza su cuerpo desnudo, se tensa. No sabe donde se encuentra y al sentarse de súbito el mareo y dolo de cabeza hacen que gima fuerte.
“Lea”, es su primer pensamiento y su corazón se arruga por lo que le hizo ayer.
— ¡Mierda! – sujeta la cabeza entre sus grandes manos — ¿dónde coño estoy? – intenta de bajar de la cama y descubre su desnudez… completa.
Trata de recordar lo que pasó anoche y por qué se encuentra en este lugar que definitivamente no es su ático y mucho menos su casa materna. Se irgue al escuchar el tarareo de una mujer y arruga el entrecejo recibiendo una descarga de dolor en la cabeza de nuevo. Ya se está asustando, pero en el momento que pretende bajar de la cama a expensas de caer al piso reconoce el aroma de un perfume caro, un perfume que desde su primer encuentro con Lea Ferrero dejó de serle agradable… Gretta. En ese momento se abre la puerta de la habitación y aparece la mujer en ropa interior, no puede evitar reconocer que la rubia es despampanante sin embargo ya él no se encuentra interesado en ella.
— ¡Vaya, buenos días! – gruñe sin poder evitarlo — espero que después de lo de anoche hayas dormido ya que no querías hacerlo – le sonríe con una picardía asombrosa.
¡Y el asombrado es él!
— ¿Dé qué hablas? – la mira con sospecha, pero no recuerda y traga fuerte sintiendo unas náuseas que lo hacen cerrar los ojos.
— ¿Qué va a ser Damián? – Gretta pone los ojos en blanco —. Cuando estas ebrio eres insaciable mi amor – ahora si necesita el baño porque va a vomitar lo que no tiene en el estómago.
— No puede ser – susurra para sí mismo.
Corre al baño totalmente desnudo, no se cree que haya caído en sus redes. Está indefenso ante ella ya que no recuerda nada, pero tampoco siente la diferencia de haber pasado gran parte de la noche fornicando.
Claro que nunca se había emborrachado del modo en que lo hizo anoche porque con Lea fue completamente diferente, y si lo recuerda, jamás olvidaría su piel, ese aroma a dulce que desprende aunque el perfume no sea caro, sus labios deliciosos y esa mirada cálida y sin manchas, sin las manchas que él lleva en la piel.
Lea…
Se siente miserable al recordar sus lagrimas bañar ese precioso rostro que tiene, nunca lo perdonará por abandonarla, por dejarla llena de ilusiones porque ella siente algo por él y él… definitivamente tiene que admitir mucho, incluso que se le ha metido en la piel.
“Lea, perdóname”, piensa y como si fuese una premonición, una solitaria lágrima baja por su mejilla.
Ayer iba todo de maravillas y de repente se fue al caño gracias a las mentiras que le cayeron encima como agua fría. Se sienta en el frío piso de azulejos finísimos recostado a la pared. Empuña las manos sintiendo por primera vez tanta impotencia que el pecho le duele horriblemente.
— ¿Damián, estás bien? – no sabe cuánto tiempo ha pasado, lo que si sabe es que ella… Gretta tiene marcas de agarre en la cadera —. Creo que debemos hablar de esto – no desea contestar, solo quiere que se vaya.
— Estoy bien Gretta, ya salgo – dice con amargura.
“Eres un idiota Damián y eso, es un hecho”, se recrimina por el error.
***
— No tienes que irte – gira a verla ya vestido y ella aun en ropa interior apenas tapada con una bata de seda — no es como si nunca lo hubiésemos hecho ¡por el amor de Dios! – se queja una Gretta molesta — si no sintieras algo no habrías llamado – mira hacia una esquina de la casa asintiendo a su madre para que los interrumpa.
Todo ha sido un montaje, una treta bien marcada para comprometerlo, pero él no lo sabe.
— Hija, ya me voy… - la mujer revisa su bolso finísimo de LV, pero al mirar deja las palabras en el aire — ¡Damián… cariño! – lo observa de pies a cabeza y luego a su hija — ¿qué pasa aquí Gretta? – él tuerce el gesto y cierra los ojos porque sabe perfectamente lo que le viene — ¿qué falta de respeto es esta? – dice con voz quebrada y la mano cubriendo su boca.
Damián calla ante los ojos llorosos de la mujer mayor que lo mira con desaprobación, completamente desconcertada, se da cuenta al instante de que está en problemas serios y que es cuestión de tiempo para que el mundo entero se entere de su desliz, error que va a caer sobre su familia y peor aún. Lastimará a Lea.
“A mi Lea”, piensa con los ojos cerrados y sintiendo como si un puño impactara con su mejilla…
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Editado: 03.02.2025