La voz rota de la chica le da a entender a Damián que ha metido la pata, pero eso es algo que su propio abuelo se encargará de restregárselo en la cara más tarde.
— ¡Mildred Dios mío, despierta por favor! – las lágrimas que ve en el rostro de la rubia lo preocupan — ¡una ambulancia, llamen por favor! – las mujeres se encuentran bajo la influencia de una agigantada preocupación y ya el causante del soponcio a la vieja se está preocupando — ¡papá haz algo!
— Estoy llamando, denle espacio para que respire – responde Mauricio con el teléfono en la oreja.
— Abuelo yo… - el anciano levanta la mano para evitar que su nieto hable.
— Sí es una situación de desmayo, ya dicto la dirección – y lo hace rápidamente — si, respira – escucha otra cosa — aparentemente se ve normal no está roja o azul o verde…
— ¡Papá! – grita Mariah regañando al viejo que abre los ojos.
— ¿Qué? Eso lo está preguntando el paramédico hija – Damián lo mira con cara de circunstancia — y en cuanto a ti, idiota de la porra – susurra a su nieto — ¡eh, nada, nada! ¿En cuánto tiempo llegarán? – escucha de nuevo — bien, muchas gracias – le sonríe a su hija y ella cierra los ojos negando con la cabeza ante la falta de empatía del viejo.
— No me regañes, no recuerdo una mierda además no es como si esto no fuera culpa de ustedes – reprocha con enfado un Damián más que dolido por lo ocurrido.
— El problema es que por no guardar el pájaro ese que tienes entre las piernas vas a perderla, idiota – niega inconforme el dulce viejito — ¡te engatusaron como a un niño! – lo golpea en la cabeza.
— Y yo te digo que no recuerdo nada – rebate casi gimiendo tanto por el dolor de cabeza como por su metida de pata — ¡y no me golpees, que aumentas la jaqueca!
Los paramédicos entran con una camilla y los instrumentos pertinentes para estabilizar a la mujer mayor que yace en el piso con la cabeza en las piernas de su hija. Damián observa la escena y aun no se lo cree, él es un hombre experimentado, un Donjuan que va de cama en cama y siempre ha huido de Gretta porque lo quiere atrapar para casarse con él y con la fortuna Del Toro, y tal parece que se lo ha puesto en bandeja de plata.
— Tiene la presión un poco alta, es necesario llevarla a la clínica considerando que es una persona mayor – expone el paramédico que babea por el escote de la rubia y lucha por mirarla a la cara.
— ¡Hagan lo que sea, lo que tengan que hacer! – llora una Gretta afectada por el momento sensible — ¡Dios mío me quedaré sola si muere! – se lanza a los brazos de Damián y este solo puede recibirla sintiéndose culpable aun cuando lucha por recordar lo sucedido con ella y no lo encuentra en su cabeza.
— ¡Tranquila hija! – Doña Mariah llora las palabras —. No te preocupes todo saldrá bien, nosotros nos encargaremos de todo – se abraza a la pareja.
El abuelo no cree una palabra de los que dice Gretta, pero si el paramédico ha dicho que deben trasladarla algo de verdad debe haber.
— Necesito estar con ella, permítanme que debo ir a la clínica con los médicos y mi mamita…
Mariah mira a su hijo con reproche, si bien la escena no es del todo algo que lo afecte, sus palabras si lo hacen.
— ¿Sabes lo que has hecho verdad? – niega —. Pues te ilumino – le da una sonrisa solo de labios —: has sellado un compromiso que se convertirá en boda con esta metida de pata – señala Mariah Del Toro — pensé que en realidad Lea te importaba, pero ya veo que no cambiarás nunca Damián.
— Que sencillo es juzgar ¿no madre? – rebate malhumorado y con dolor de cabeza —. Lástima que no se me permita juzgarte – sonríe igual que ella — después de todo no somos tan diferentes ¿no?
#322 en Novela romántica
drama amor engaños mentiras, millonario sexy, encuentro casual matrimonio arreglado
Editado: 06.03.2025