Harold empuja al sujeto con la cámara, pero es fotografiado por una docena más, uno de sus guardaespaldas lo detiene haciéndole ver el escándalo y cierra los ojos por un momento, respira profundo sosegándose o al menos tratando de hacerlo.
Con dificultad, esquivando el montón de intrusos con cámaras y micrófonos ingresa al recinto policial, pero en la puerta de cristal tintado antibalas lo intercepta un hombre vestido como agente policial. Harold pone los ojos en blanco y respira profundo, de nuevo.
— ¿En qué puedo ayudarle ciudadano? – está tentado a decirle que no le importa, pero este caballero le brinda una sonrisa que parece sincera y no de indulgencia como los paparazzi —. Pase por aquí por favor – lo dirige a una pequeña oficina que parece un cubículo donde apenas caben los dos.
Le ofrece asiento y este lo toma sin poder esconder la sonrisa de agradecimiento, no se considera un hombre con mal humor diferente a Albert e incluso a Damián que se ha criado también como su hermano y ¿que decir de Mariah? es no solo huraña sino déspota, engreída y estirada.
Él no es más que un tipo clásico locamente enamorado de su mujer a la que le sobran agallas y le falta experiencia habiéndose casado con ella luego de cortejarla casi cinco años ya que su padre (el de Paula) se encontraba muy mal de salud para entonces lo que les dificultó anunciar el compromiso durante ese tiempo e incluso el casorio.
El asunto que lo trae a la comisaría lo considera una tontería, una travesura que pudo haberse solventado con una pequeña reunión, unas copitas con el dueño y consecutivamente el pago de los floreros u otros objetos dañados sin embargo como ejecutivo de renombre decide seguir el protocolo.
— Muchas gracias – expresa con amabilidad —, he venido por mi esposa y cuñada a las que al parecer han traído al recinto a causa de un disturbio en un restaurante – su voz se apaga a medida que asimila la gravedad del asunto.
— ¡Ah, claro! Las que trajeron por armar el alboroto y el destrozo casi total de la cocina del “Bad Roman”, una lástima es uno de los mejores – asiente el agente sin quitar la mirada del ordenador —. Nombre de las ingresadas por favor – a Harold ya no le parece tan gracioso como al principio, el hombre se refiere a un destrozo y eso es de suma gravedad.
“¡Ay Paula Angelina creo que por fin te daré esas nalgadas que te ofrecí en alguna oportunidad por hacerme pasar por esto!”, no puede evitar sonreír para sus adentros ya que la mujer de su vida es más que perfecta.
— Paula Del Toro y Lea Ferrero – resopla frustrado tratando de buscar una solución al meollo sin que el agente se sienta abusado.
— ¿Sr. Del Toro? – Harold asiente cabizbajo forzando la sonrisa — ¡qué placer! Es una verdadera lástima conocerlo en estas circunstancias, pero debe llenar unas planillas para poder proceder ya que la Srta. Ferrero ha sido traída hasta acá con una denuncia por agresión física y daño a la propiedad privada – la boca del hombre se abre y duda poder cerrarla de nuevo.
Sin embargo piensa que Lea, pese a la gravedad del caso es la mujer perfecta para Damián porque le sacará canas verdes y rojas. Tiene muchas ganas de reírse a carcajada suelta, pero al ver las seis planillas lo deja para después que solvente la situación. No se atreve a ofrecer dinero ya que ¡por Dios Santo! Se encuentra en la estación de policía y no desea ser detenido por abuso a la autoridad y menos por extorción.
Llena cada una de los informes y solicitudes que, aunque una o dos no tienen nada que ver con el procedimiento lo hace obedientemente hasta que observa a un hombre vestido igual al que tiene enfrente hacerle señas y entonces sospecha que todo es una distracción.
— ¡Listo todo, terminado! – no disimula la irritación al sentirse engañado —. Ahora ¿si me permite? Hablaré con quien se encuentre a cargo – espeta enfadado.
Sale del cubículo ignorando el llamado del sujeto, un hombre se le acerca y levanta la mano enseñando la palma con toda la autoridad que le da ser un ciudadano respetable y el poli se retracta de tocarlo. Le ofrece un “gracias” sin voz y pasa de largo en busca de su mujer y su cuñada.
***
Lea se encuentra hecha un manojo de nervios encerrada junto a Paula en una de las celdas de la comisaría y donde ya ha estado anteriormente. Se siente vulnerable al hallarse de nuevo en esta situación por no saber como comportarse.
Aunque todo lo hizo en defensa propia para evitar que el hombre malo el cual no conoce de ninguna parte se la llevara raptándola quizás con que objeto.
— Deberías calmarte, cielo – observa con ojos muy abiertos a Paula que pinta sus labios y ha renovado el maquillaje regado — ya Harold sabe de esto – las señala a ambas — y él sabrá que hacer – resopla mentalmente ante la tranquilidad de la mujer.
Pero ella no se puede calmar ya que ha reincidido en la situación y gracias a Damián no ha sido una tercera vez. Piensa en sus tesoros y las lágrimas le ruedan por las mejillas mientras la misma mujer policía la mira como una delincuente de alto riesgo. Sorbe por la nariz reprendiéndose por no haber evitado el destrozo.
— Estamos encerradas en un calabozo Paula – expone con tristeza — ¿cómo pretendes que me calme? – solloza como una niña — esta es la segunda vez que me encierran y tengo miedo de que no me puedan sacar de aquí – llora y Paula salta del catrecito para consolarla.
— ¡No digas eso mi amor! – acaricia su cabello sucio y enmarañado —. Yo te voy a cuidar y prometo que no te sucederá nada de lo que dices – levanta el rostro de la muchacha y sonríe —, pero ahora vuelvo – Lea no entiende sus palabras — ¡cariño, si tu preciosa! – la mujer se acerca —. Necesito el baño ¿podrías por favor indicarme donde está? – la chica sonríe bajo la asombrada mirada de Lea.
— Claro que sí, venga conmigo – la mujer abre la reja de la celda dejando la puerta abierta y se va con Paula.
Lea sospecha de la acción, pero no le da tiempo a pensar en nada ya que un uniformado pasa por delante de ella mirándola con una sonrisa perversa, reconoce perfectamente el verde grama en los ojos del sujeto y su cuerpo tiembla copiosamente percatándose de que no está a salvo.
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Editado: 06.03.2025