— ¡Maldita sea! – perjura Gretta para sí misma al escuchar al doctor —. Definitivamente si quieres que alguna mierda salga bien debes hacerlo tu misma – resopla bajito sin que los hombres se percaten de su presencia.
— ¿Entonces alguien quiso lastimar a mi retoño? – Stefano sonríe ante la curiosa elección de palabras del caballero que evidentemente es hispanohablante y no estadounidense, además de que mira “al enorme retoño” con añoranza y amor infinito.
— No necesariamente – trata de explicar lo más claro posible sin dejar ver lo conmovido y la diversión que le causa la expresión de nostalgia del viejito — ¡verá! Las personas siempre tratarán de hacer que las emociones se maximicen sea que se sientan tristes, eufórico o tal vez alegres, dependiendo de las amistades que tengan… se dan este tipo de: digamos consecuencias. Es solo para encajar en el medio – el anciano asiente comprendiendo.
— Qué extraño, Damián siempre fue muy popular incluso con las mujeres…
— Permiso – gime Gretta — no pude evitar escuchar y me disculpo por ello, pero ¿usted piensa que le dieron alguna bebida con droga a mi prometido? – Stefano alza las cejas ante la noticia de que la atrayente mujer sea la prometida de Damián.
— Así es señorita, dolorosamente – se lamenta por no poder cortejarla él mismo — pensamos que las personas a nuestro alrededor son buenas en su mayoría, pero no todo el tiempo es así – los ojos de la rubia se llenan de lágrimas y el hombre cae a sus pies.
— ¿Pero quién? – solloza — es decir, usted puede ayudarlo ¿verdad? – el buen doctor asiente — ¿sabe, sabe quién pudo ser? – el hombre niega asombrado por el dolor que ve en los ojos de Gretta.
— ¡Lo siento mucho señorita, pero yo no puedo decir de quien es la culpa ya que no soy policía y bueno, no hay evidencia de que le hayan obligado así que… supongo que la tomó por su propios medios – se encoge de hombros como disculpándose.
— Existe una gran equivocación mi querido doctor – todos miran a un Damián tambaleante — ¡yo jamás tomaría una cosa de esas por mi cuenta! – Gretta siente que el piso donde se halla de pie, se mueve un poco.
— ¿Pero recuerdas algo? – niega —. Yo te atendí como un rey y hasta preparé alimentos para ti y ¿no lo recuerdas? – niega con los labios apretados en una fina línea — ¡vaya, tanto esfuerzo para nada! – se cruza de brazos fingiendo enojo mientras maquina como averiguar si fue su amante quien puso la droga en el licor de Damián.
Damián no puede evitar entre su convalecencia poner los ojos en blanco por el drama de Gretta, es cierto que no recuerda nada y esa es la razón por la cual sospecha de ella ya que descubrir lo de la droga le parece muy extraño.
Toma una respiración furiosa para intentar levantarse, necesita darse un baño y salir de la clínica para buscar a Lea porque no soporta un minuto más las tonterías de la rubia y el juicio que ve en los ojos de su abuelo que ya no sabe si es por haber pasado la noche con Gretta o por lo de la droga, pero de lo que sí es consciente es que no desea estar separado de Lea ya que de manera sincera: se ha enamorado de ella.
Se asusta al instante por ese solo pensamiento, nunca había pensado de esa manera y mucho menos sentido algo más que deseo hacia una ninguna mujer, se considera un hombre práctico y que no se deja envolver por los problemas, pese a que en estos momentos se encuentra en el peor lío de su vida; porque comprometerse ya es bastante malo para él y con Gretta… lo considera un suicidio.
Pero al pensar en su Lea… porque es suya, ella es la mujer que le ha hecho sentir cosas, esas cosas que ni por asomo habría imaginado. En este momento no solo se siente frustrado sino que la necesita para respirar, ella en tan poco tiempo se le ha metido en la piel y aunque le cueste planteárselo: en el pecho.
“Bonita mierda, no poder ir a buscarla y decirle que me perdone”, piensa con amargura mientras observa la expresión de desaprobación del doctor y las manos temblorosas de su abuelo.
— No creo conveniente que te levantes aun, debes descansar y dejar que la solución haga su trabajo – observa el rostro amable del médico que debe tener su edad y ha mirado con interés a Gretta.
— Descuida, no me caeré – se sienta en la cama con un poco de dificultad, pero lo logra. Observa el tubo con la bolsa colgando — ¿me explicarías para que es esta cosa? – el aludido asiente.
— Es una bolsa de solución la cual te ayudará a sacar por completo la sustancia en tu organismo para sentirte mejor…
— ¿Y por donde la desecho? – mira inquisitivo al doctor que debe tener mas o menos su misma edad.
— Por la orina obviamente – dice cas cejas alzadas — si ingresas líquido a tu organismo, lo desecharás por la orina y el sólido…
— ¡Sí, sí ya entendí! – trata de bajarse de la cama — entonces si me disculpan tengo algo importante que hacer y si tengo que llevarme a mi amigo el tubo entonces seremos inseparables…
— ¡Quédate sentado en la maldita cama Damián! – escucha el dolor en la voz de su abuelo, le preocupa el temblor en sus manos — no estoy dispuesto a recibir más críticas y exponerme a otro escándalo por tu falta de disciplina – gruñe molesto o furioso tal como lo piensa.
— ¡Pero abuelo! – el hombre mayor levanta una de sus manos y todo el ímpetu de Damián cae al piso.
No está dispuesto a hacerle pasar otro mal rato y que se enferme él también, ya tiene suficiente con que la madre de Gretta se encuentre delicada y las lágrimas junto al lloriqueo de ella y su madre, pero en el momento que las cosas se mejoren irá por Lea, le explicará todo como ha pasado y entonces volverán a ser lo mismo que eran.
Obviamente él ni siquiera tiene idea de lo que eran, pero luego de que ella le grite y tal vez patalee un poco pues, confía en que cederá.
Porque a fin de cuentas todas ceden en algún momento…
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Editado: 06.03.2025