Lea baja la preciosa escalera de la casa en la cual la han recibido como familia.
“Mi abuela siempre dice que a ninguna criatura le falta Dios y ahora sé que es muy cierto”, piensa sucumbiendo a las lágrimas de felicidad que siente bajar por las mejillas.
Acostumbrada a ser maltratada por su condición de inmigrante no confía en nadie, pero reconoce que estas personas son muy buenas y en poco tiempo la han tratado mejor que el año en que trabajó en esa empresa de seguros donde el jefe no solo la pretendía abusar sino que la metió a la cárcel porque no se dejó.
Escucha unas voces desconocidas al bajar por la hermosa y opulenta escalera hacia la sala de estar de la mansión donde ha sido acogida por Harold y Paula que, como ya se ha dicho son unos muy excelentes y compasivos seres humanos, se seca la cara arrancando el poco maquillaje que se aplicó y el dorso de su mano queda manchado. Pone los ojos en blanco al recordar la expresión de desaprobación que tendría Damián si la viera haciendo ese gesto tan corriente y más lágrimas salen.
No puede continuar bajando.
Pese a todo lo que ha pasado entre ellos y con ellos. La actitud tonta de él al dejarse llevar por el dolor y apartarla de su vida, debe reconocer que aunque nunca se ha enamorado… Damián Del Toro le ha robado el corazón. Se sienta en uno de los escalones y llora a consciencia por el dolor que le produce la situación y más aun sabiendo que se fue con la desteñida a pasar su melancolía, no lo quiere cerca; al contrario desea odiarlo por engañarla, pero no puede.
— ¡Y no entiendo por qué no te puedo odiar! – expone en voz alta sin darse cuenta.
— ¿Lea, cariño? – endereza la espalda al escuchar la voz de Paula —. Baja para poder verte cielo – las dulces palabras de la mujer hacen que su corazón se estruje ya que sabe perfectamente debe salir de ahí en cuanto pueda pagar las deudas emocionales que tiene con ella.
Aunque sepa que es imposible ya que Paula ha sido la amiga (en tan poco tiempo) que nunca ha tenido. Se arma de un valor que no tiene y el cual araña de las paredes y el piso para levantarse e ir al encuentro con ellos.
— Buenas… - respira profundo con la vista en el piso — noches…
— ¡Pero mi niña, que preciosa estás! – la mujer se levanta y abraza a Lea con mucho cariño.
— En definitiva mi sobrino tiene un excelente gusto en mujeres y esta vez solo puedo felicitarlo…
Las palabras de Albert quedan en el aire ante la mirada reprobatoria de Harold ya que las redes sociales están infectadas del chisme que es el escándalo al ver salir a Damián de casa de Gretta y peor aun anunciar un compromiso de la nada.
Pero Albert y Derek no pueden saberlo ya que no tienen redes sociales y sus teléfonos son de antigua generación. Albert se encoge de hombros, pero Lea le hace saber lo que su cede con mucho hincapié en que la culpa es de ellos dos.
— Nuestro compromiso fue disuelto porque ustedes le ocultaron cosas que por cierto no me importan, pero que duelen y causan incomodidad – el silencio reina.
— ¡Cariño! – Lea niega hacia Paula.
— Repito: no es mi asunto, pero es de muy mal gusto que jamás le hayan dicho la verdad… - Derek baja la cabeza tomando una respiración profunda.
— ¿De qué estás hablando Lea? – ella pone los ojos en blanco sin creerle a Harold que no sabe nada — ¿quieres explicarnos?
— ¡Hay por favor! – expone incrédula al ver la confusión en el rostro de Harold y Paula — no hay que ser un genio para saber que este señor preñó a la madre de Damián y luego cuando se percató de su preferencia sexual lo abandonó – levanta la mano para evitar que Derek hable — y no tengo nada en contra de las personas que tienen gustos diferentes, contrario a eso las amo y apoyo, pero ¡caramba caballero! – pone los brazos en jarra — ¡la cagada fue de espanto! – Albert abre la boca y no puede evitar sonreír porque le encanta la chica.
Paula se levanta con intención de zanjar la plática que para ella es desconocida aunque sepa ciertas cosas, pero no es de las personas a las que le gusta “sacar los trapitos al sol”, Derek por su parte se siente encantado de que su hijo (al que no le dejaron ver nunca) tenga a su lado una mujer que lo defienda de esa manera ya que él mismo es de las pocas personas en este medio que ha luchado por el amor de su pareja.
— No solo eres hermosa Lea, sino que me siento orgulloso de que “mi hijo” te tenga – Lea niega con ojos aguados, no puede evitar que el hombre le caiga bien —, pero si bien no fui yo quien lo abandonó estoy de acuerdo con que el tema en cuestión no es adecuado para este momento familiar – sonríe y ella piensa que Damián es la viva estampa de su padre salvo el color del cabello.
Pero Harold piensa otra cosa…
— ¡No! – se levanta en negación —. Necesito saber en este momento ¡lo exijo! – levanta un dedo acusador en contra de Derek — desde que el peque nació he escuchado que lo abandonaste y mi hermana aunque sea bastante amargada y odiosa ha llorado por ti y por lo que le hiciste – expone con un dejo de rencor — y si estás en este momento a pocos minutos de cenar en mi casa, sentado a mi mesa con las personas que amo es solo por Paula ¿sabes? – el hombre asiente comprensivo sin un ápice de rabia o molestia — no por mi gusto…
— ¡Harold por el amor de Dios!
— No Pau hermosa, déjalo que tiene razón o por lo menos tiene sus razones – Derek sonríe con tristeza —. Pero si quieres saber las mías tendrás que traer el Jack Daniel’s porque sin licor soy incapaz de romper una promesa o más bien una amenaza hacia mi persona querido cuñado – Paula trae no una sino dos botellas del licor favorito de su esposo y sirve los primeros tragos —. Yo era un pata en el suelo y llegué obviamente enamorado de tu hermana que tenía para entonces dieciocho años y era la mujer más hermosa que mis ojos habían visto, pero tu abuela me hizo saber desde el principio que no la pretendería porque yo no era para ella – Lea se toma el trago de una vez y extiende el shot para que se lo rellene. Derek sonríe ante el rostro de los presentes —, sin embargo ya debes saber que nada se interpone entre el amor de dos personas y menos si tienen las hormonas desordenadas, a mis cincuenta años siempre he tenido en cuenta (y por el hecho de ser un profesor universitario) que los adolescentes hacen las cosas sin pensar ya que a mi me pasó con Mariah – suspira entrecortado.
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Editado: 06.03.2025