— Abuelo en serio necesito irme de aquí – el anciano niega — ¡por favor es importante — pero algo en los ojos de su ni9eto le indican que, aunque no va a gustarle lo que le dirá, es necesario que lo escuche.
— ¿Qué harás, escapar? – Damián pone los ojos en blanco.
— ¡Claro que no, por el amor de Dios! – se restriega la cara exasperado —. Estoy preso en este lío, pero necesito hacer la única cosa que considero es mi responsabilidad – explica mientras se acomoda sentado en la cama — ¿tienes mi teléfono? – Mauricio asiente — permítemelo por favor, debo llamar a Harold para saber de Lea – recibe el aparato y marca — su teléfono debe estar hasta el tope de notificaciones y ella… - respira hondo — no lo merece ¿sabes? Es inocente y quiero que me acompañes a buscarla para explicarle lo que pasó – el hombre mayor entiende perfectamente y no le pasa desapercibida la ansiedad en su voz.
Gretta que todo el tiempo se dedicó a teclear en su Smartphone, en este momento levanta la cara para encontrarse con los ojos de Damián. Reconoce el afecto en ellos hacia “la zarrapastrosa” y bulle de odio hacia ella. El último mensaje lo envía casi sin mirar.
— ¿Qué, la buscarás? – Gretta se encontraba atenta a la conversación desde que escuchó acerca del teléfono de Lea, el cual se encuentra en su poder — ¡¿A esa zarrapastrosa?! – Damián está seguro de que ese grito fue escuchado en toda la clínica.
— ¡Sí Gretta, la buscaré! – la mira con advertencia —. Y agradecería que no escucharas conversaciones ajenas para la próxima – se retracta de lo que realmente deseaba escupirle en la cara con mala gana.
— ¿Conversaciones ajenas? – pone los brazos en jarra con mala cara — estoy justo frente a ti ¿o no me ves? Lo que sea salga de tu boca lo escucharé – niega incrédula.
— Bueno entonces hazme el gran favor de dejarme solo con mi abuelo para poder tener esas “conversaciones” – dice entre dientes ya a muy poco de perder la paciencia.
Greta se muerde el labio inferior para no dejar salir su genio, espera que no llame al teléfono de Lea porque no le responderá, sin embargo necesita saber de la conversación, razón por la cual su futura suegra es la persona correcta para estar allí presente.
— Mejor me voy a cuidar a mi mamá, espero que la fulana esa se halla ido a su país – Damián entrecierra los ojos con sospecha y amenaza, pero Gretta no se queda a recibir una amonestación de su parte.
— La detesto, en serio lo hago – dice más para sí resoplando enfadado.
— Pero al parecer tu amigo el de ahí no lo hace – le sonríe Mauricio señalando su entrepierna.
— No pude haberme acostado con ella, de hecho no siquiera recuerdo haber ido a su casa – sacude la cabeza rompiéndosela tratando de recordar y falla.
— ¿Cómo es eso que irás a buscar a esa chica Damián Del Toro? – regaña Mariah con las manos empuñadas en la cadera tal como lo hace él mismo — no entiendo por qué insistes con ella si el compromiso entre tú y Gretta es ya casi un hecho – respira profundo tratando de ignorar que su madre es una molestia y compone una mejor cara para no enfadar a su abuelo quien ya se encuentra convencido de irse del hospital.
— En primer lugar baja el tono Mariah, no te haré caso ni en un millón de años – no quería ser grosero, pero ella no ayuda en nada con su pie golpeando contra el piso —, lo que menos soy es tu hijo consentido y si fueses un poco más mi madre y no de Gretta te darías cuenta que: lo próximo que haré es lo correcto – señala con su tono altivo característico.
— ¡Ah sí! ¿y me podrías poner al corriente de lo que es lo correcto Damián? Porque acostarte con Gretta al parecer no lo fue – da un paso al frente para tratar de amilanarlo.
— ¡Claro que no lo fue! – empuña el teléfono —. Pero al parecer tampoco fue ocultarme que Derek es mi padre el cual es la pareja de mi tío – la mujer da un paso atrás como si hubiese recibido un golpe — ¡entiendo! – la señala — revolcarte con ese hombre si vue correcto ¿verdad?
— Damián no te pases de la raya – regaña su abuelo.
— El respeto se gana abuelo, no se impone y ella por ser mi madre debería respetarme y dejar de meter las narices en todo lo que hago para evitar que esta mierda pase – Mariah respira ofendida al borde de las lágrimas —, voy a buscar a Lea ¡sí, lo haré! Pero para explicarle que no me puedo casar con ella por la mierda de sociedad y el prestigio de la familia ¿contenta?
— ¿Y por qué no solo la llamas por teléfono para avisarle? – sonríe recomponiéndose apenas de casi un ataque de histeria por las dolorosas palabras dichas por su hijo.
— ¡Mariah! – Mauricio se levanta con dificultad — mi nieto va a hacer lo correcto. Punto – la mujer se coloca la mano en el pecho — y ni tú, ni nadie lo va a impedir porque yo lo acompañaré – Mariah asiente con lágrimas en los ojos sintiéndose lastimada por los hombres que deberían amarla — ¡ahora peque, vamos de aquí!
Se van directamente a la mansión Del Toro luego de que una simpática enfermera le haya quitado la endovenosa y la sonda (lo cual dolió horrores). Damián baja a la estancia ya ataviado con un traje gris humo dispuesto a ir por su Lea a casa de su hermano porque al conversar con él por teléfono luego de retarlo por su mal proceder le confirmó que estaba en su casa a salvo incluso de él.
Le suplica dejar que la vea y explicarle él mismo las cosas y por último Harold accede ante las sinceras palabras de su hermano, lo invita a la cena junto a su padre, pero al llegar a la enorme y hermosa casa: las palabras de Derek lo atraviesan como dagas en el pecho, pero decide que tomará el dolor como represalia ante las verdades dolorosas que ha escuchado.
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Editado: 06.03.2025