Capítulo 56. Pánico

Las luces parpadearon y un millón de estrellas aparecieron frente a él, un frío intenso atravesó su columna vertebral y tuvo que doblarse hacia adelante para no desplomarse en el piso. Ya es bastante con darse cuenta que en serio está enamorado de ella para saber también que se encuentra en espera de… un hijo, su hijo…

Su primer y único hijo, pero Lea no lo quiere cerca.

Se encuentra inmóvil ante ese solo pensamiento, de pronto todo a su alrededor se oscurece y la palabra positivo aparece con luz de neón frente a él, siente como sus piernas ceden, las rodillas se niegan a sostenerlo haciendo que tambalee perdiendo por completo el equilibrio hacia atrás amenazando con caer al piso.

— ¡Damián, Damián! – Derek lo toma en brazos, grita su nombre atrayéndolo hacia su pecho — ¡pequeño, mi pequeño! – unos médicos asisten la emergencia y luego de unos minutos que le parecen horas al hombre. Despierta.

— ¿Dónde, dónde?

— ¡Que culo de susto me has dado! – exclama Derek a su lado en la camilla — ¿cómo te sientes?

— ¿Dónde está mi abuelo? – Derek traga el dolor y sonríe.

— Ya está en camino – Damián se sienta en la camilla, tambalea.

— Quieto, aun estás mareado – intenta tomar su mano y este la retira de inmediato.

Derek se recarga al respaldo de la silla y exhala el aire que ha mantenido en sus pulmones durante el tiempo en el que intentaba despertar un Damián atontado por la medicación y algún tipo de sorpresa a la que de repente fue expuesto, pero no tiene la menor idea de lo que pueda ser.

— ¡Déjame, no creas que por estar aquí ya saldaste tu error! – la respiración de Damián se hace errática al pensar en el embarazo de Lea — yo si voy a hacerme cargo de mi hijo pese a que ella no lo desee – los ojos de su padre se agradan y lucha por no sonreír, Damián al ver su expresión reconoce que habló en voz alta.

— ¡Vaya, pues te felicito por ello! – sonríe — eso me enseñara a ser menos cobarde con mis responsabilidades – Damián se remueve incómodo ante sus palabras —, pero aunque te suene a cliché yo siempre estuve cerca y pese a que en dos ocasiones estuve detenido por romper el convenio pude verte crecer, lo siento tanto Damián debí ser más insistente – su corazón va a mil ante la sinceridad que escucha en esas palabras, pero el dolor es quien habla.

— Si es un cliché, pero aunque se escuchan sinceras tus palabras no puedo perdonarte, al menos no de una vez – la honestidad brutal en esas palabras aumentan el dolor en el corazón de Derek, pero mantienen la esperanza de que en algún momento lo mire de otra manera.

— ¡¿Dónde está mi hijo?! – llora las palabras un pobre viejo que no hace más que vivir del recuerdo de su esposa y Damián es exactamente eso para él — ¡Damián!

— Papá cálmate por favor, no grites de ese modo – regaña Mariah Del Toro.

— Grito lo que se me da la gana ¿entiendes? Quiero ver a mi muchacho ¡y es ahora mismo! – manotea para sacársela de encima.

Llega a ala habitación que le indicaron y al ver a Derek compone una mala cara, pero su hijo lo necesita, lo sabe al ver asomarse las lágrimas en sus ojos como cuando le suplicaba sacarlo del psiquiátrico donde Martha elena lo ingresó.

— Pa… papá – el abrazo del anciano le devuelve la fuerza que necesita para continuar —, gracias por venir – ahora las lágrimas caen por rostro demostrando la vulnerabilidad y el susto que siente ante la noticia recibida.

Pero solo porque Lea no quiere verlo.

— Aquí estaremos siempre mi niño – habla su madre y él niega.

— Ustedes dos pueden irse a la porra, solo quiero a mi abuelo conmigo – levanta la cabeza — a mi único y verdadero padre… y madre – expone dando a entender que ni siquiera su madre es tan importante.

— ¿Y yo que Damián? – reconoce la voz de Gretta y la bilis atraviesa su esófago amenazando con quemarlo vivo — yo soy tu prometida ¿Qué te pasó en la cara? – su asombro es evidente — ¿Quién te golpeó de esa manera y por qué? – trata de acomodarse a su lado, pero él mete la cabeza en el hueco del cuello de su abuelo quien lo mece como un niño.

— Gretta cariño, creo que mejor esperas fuera junto a Mariah por favor – la chica aprieta los labios y acepta para evitar conflictos — ahora dime qué coño sucede contigo Damián Del Toro, pareces un maricón desmayándote a cada momento del…

— Lea está embarazada – interrumpe a Mauricio en la diatriba en su contra y este abre tanto la boca que se le ven las amígdalas — cierra la boca viejo, me asustas y ya estoy suficientemente cagado de miedo con los acontecimientos dados.

— Ahora sí se subió la gata a la batea Damián – responde el viejito lindo con las manos en su cabeza canosa y el nieto suelta una carcajada falsa.

— ¿Solo la gata? – resopla — aquí el problema es que Lea no quiere verme porque cree que me acosté con Gretta, por cierto necesito saber dónde quedó el teléfono de esa pequeña loca porque alguien le envió el día del fulano compromiso en el restaurante un video de Gretta y yo … - abre los ojos hacia su abuelo y este lo imita.

— De Gretta y tú…

— ¡En la cama haciendo chucu-chucu papá! – el hombre abre los ojos con entendimiento y Damián los pone en blanco porque no le entendió al principio — y ahora no tengo puta idea de lo que hacer, pero sí que sé lo que no haré y eso es dejarla sola con mi hijo ¿sabes? – Mauricio asiente con una gran sonrisa, orgulloso de su retoño — y Gretta no está en la ecuación, el hombre a quien golpeé fue quien me drogó y estoy completamente seguro que es cómplice de ella – informa ya un poco más tranquilo.

— ¿Tenemos como probarlo? – niega — entonces debemos comenzar a buscar las pruebas – asiente.

— Necesito ver a Lea, pero Gretta hará un berrinche – pone los ojos en blanco de nuevo.

— Déjame ver que puedo hacer – y sale de la habitación para interceptarlas —, cariño Damián debe descansar – Gretta hace un puchero —. No me parece conveniente que dejes a tu madre sola en estos momentos, deberías volver con ella – exhorta con sutileza.