Mientras Paula sonríe por la intervención de Damián, Lea pone los ojos en blanco ante tal payasada. Llora porque no tiene cerca a sus tesoros y ahora más que nunca los necesita a su lado.
— No seas ridículo Damián tú tienes un compromiso hecho con la desteñida esa y será difícil romperlo además: yo no me quiero casar contigo y menos en estas circunstancias – resopla enfadada.
— Lea, Lea, Lea – su voz rebosa una advertencia — yo no te estoy preguntando si deseas hacerlo, simplemente se hará porque llevas a mi hijo en tu vientre ¿entiendes? – ella intenta bajarse de la cama.
— Damián ¿podrías hacer el favor de salir de la habitación? – la voz de Harold sale como un gruñido al ver la reacción de Lea.
— ¡Claro que no, que absurdo ella es mi mujer! – protesta una negativa bastante clara.
— ¡Yo no soy nada tuyo! – lo señala — Sal de aquí no quiero verte – unas náuseas agresivas la azotan fuertemente — ¡Vete!
— ¡No! – al dar un paso le sobreviene un mareo y es atrapado por Harold — ¡no te voy a dar el gusto de estar sola Lea! – debe cerrar los ojos porque todo a su alrededor se mueve — espérame tantito se me pase el mareo para que ¡veas lo que es bueno, señorita no.te.quiero.cerca! – grita desesperado por el malestar.
Es sacado a empujones por su tío que hace malabares porque se encuentra desestabilizado por completo además de que está fuera de control.
— ¡¿Quieres parar con esto?! – Derek se acerca — ¡¿sabes cuán difícil es lidiar con una embarazada llorona para ahora tener que lidiar con dos?! – Harold mece su cabello despeinándose —. Esas dos me volverán loco en cualquier momento y tú no ayudas ¡pareces un crío Damián! – regaña con expresión de locura.
— Pues me importa una mierda tu locura, yo me caso con Lea y la llevo a la mansión conmigo – se cruza de brazos al terminar de hablar.
— ¿Ah sí?
— ¡Sí!
— ¿Y podrías decirme como coño la obligarás, genio? Porque lo de ahí dentro no funcionó – señala Harold hacia la puerta de la habitación.
— Aun no lo sé, pero al final cederá – explica como una obviedad —, después de todo siempre ceden – el jadeo es colectivo, pero de parte de los hombres porque ¡a Dios gracias! no hay chicas en la reunión que tienen.
— Esa es la razón por la cual jamás se casará contigo imbécil – Derek ríe — en primer lugar debes aprender que las mujeres no van obligadas ni siquiera al altar – Damián se restriega la cara — con ellas debes tener tacto…
— Y mucho cuidado – Damián se gira hacia su padre —, las mujeres solo atienden a los llamados de dulzura y afecto, pero debes ser sincero – mira a Derek con desconfianza.
— ¿Tal como lo hiciste con mi madre? – no pierde tiempo para lanzarle dagas.
— Tu madre y yo nunca tuvimos problemas con ello Damián, la causa de nuestra ruptura fue tu abuela – el hombre suspira resignado a que su hijo no lo escuche.
— ¿Y por esa razón eres la pareja de mi tío? – sonríe —. Porque si es así no entiendo nada…
— Y no lo entenderías nunca – Paula sale de la habitación, todos la miran como si fuese un extraterrestre – y tampoco te lo explicaré – se encoge de hombros — mi vida personal no te incumbe para nada – ella le sonríe a Derek y mira con advertencia a Damián.
— La convencí para que hablara contigo, sé sutil – lo señala con el dedo índice — ¡ah y tiene antojo de manzanas caramelizadas! – le regala una sonrisa de labios cerrados.
— ¡¿Y dónde coño encuentro?! – la mujer le da una mirada reprobatoria — ¡ok, sutileza, sutileza! – levanta las manos en una señal de que quiere paz, ahora Paula sonríe abiertamente.
— Ven mi amor, en el cafetín venden las manzanas – estira la mano hacia su esposo y este sonríe negando con la cabeza.
— Siento volar mis espermatozoides hasta júpiter – dice bajito con ojos apretados.
***
Gretta no acepta la silla que le ofrece su futuro suegro, según ella. Sospecha que la retrasa en su conversación con Damián y se rehúsa a tomar el café que le ofrece.
— ¡Cálmate cielo! – expresa Mariah con dulzura — papá lo que quiere es ser amable – sonríe para que la chica se sienta mejor, pero falla.
— Es que necesito hablar con Damián porque debemos apresurar el compromiso – expone con firmeza — ¡gracias por el café, pero eso puede esperar! – al llegar a la entrada del cafetín se topa con Harold y Paula.
Ella los observa con sospecha, pero Paula le regala una sonrisa con la que no le queda otro remedio que saludar aunque es lo ultimo que quiere y necesita en este momento.
— ¡Gretta querida! – la mujer finge una sonrisa amable junto con un asentimiento —. Tomqte un café con nosotros – Harold la mira como si le hubiese salido un cuerno — bueno, mas bien con Harold porque yo no puedo – cubre su boca con la mano dejando escapar a propósito una risa.
— ¿Y por qué tu no puedes? – alza las cejas para verse convincente aunque no le puede interesar menos.
— ¡Pues porque estoy encinta querida! – la sorpresa en la cara de la mujer es clara, pero se recompone al instante.
— Vaya, no puedo decir que no me asombra – sonríe tensa, quizás con un poco de envidia — ¡felicidades! – Harold casi cae al piso de la impresión.
— ¡Gracias cariño! – gira de nuevo a ver a su esposa tentando su temperatura para asegurarse de que se encuentra bien y no la tiene alta —. Fue una sorpresa para nosotros también – abraza a su esposo.
— Me imagino – se aclara la garganta —, pero debo declinar la invitación ya que necesito hacer unos pendientes – su rostro sereno enciende las alarmas de Harold ya que reconoce en la mujer la cual conoce desde hace años aunque no sea de su agrado que es de armas tomar adivinando (tarde por supuesto) que su esposa estaba ganando tiempo para que Damián y Lea pudiesen hablar — ¡con permiso!
Se aleja de ellos y el hombre mira aterrado a Paula y esta aprieta los labios formando una fina línea.
— Ella… va a – Paula asiente con resignación.
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Editado: 06.03.2025