Una Propuesta Millonaria

Capitulo 72. Esperanzas

Damián se permite un momento de debilidad bajo el abrazo de Corina luego de haber pronunciado sus últimas palabras cierra los ojos dejando salir la cantidad de lágrimas que nunca pensó dejar correr pese a que ya había llorado bastante por la situación de Lea.

Jamás se ha considerado un hombre vengativo, pero desea fervientemente que Gretta se pudra en esa cárcel por lo que le hizo a la chica de la cual ya ha aceptado estar loca y confusamente enamorado.

< ¡Después de todo así es el amor ¿No? ¡Confuso, desconcertante y doloroso! >

Piensa enlutado por su propio sufrimiento ante algo que definitivamente escapa de sus manos.

— Yo solo espero que ese par de buenas mujeres puedan con esto y más aún… que me perdonen por no cuidarla como debí - el arrepentimiento cala sus huesos aún cuando existe un vestigio de esperanza.

— Descuida mi niño ese par son más fuertes de lo que se ve - Corina lo aprieta entre sus brazos demostrándole que aún puede consolarlo.

— Corina tiene razón Damián, estas mujeres son las mejores personas que conozco, además - se acerca colocando la palma de su mano en la espalda del hombre que ama como a su propio hijo — Tú estás aquí has venido a dar la cara y eso dice mucho de ti - Damián gira el rostro hacia Sebastián y sonríe tristemente.

— Sí claro estoy aquí, pero eso no quiere decir que debí haberlo previsto todos conocemos de lo que Gretta puede ser capaz - suspira recordando el fatídico momento — yo tío, yo debí haber visto las señales ella no se iba a quedar de brazos cruzados mientras yo me casaba con otra habiéndome prometido ella…

Quiere seguir hablando pero el dolor agobiante lo destroza y llora como aquel niño que Martha Elena retaba y castigaba a cada momento porque según ella era desobediente e irreverente ante sus mandatos.

— Entonces ya sabemos que ella es la culpable - asiente Damián distraído llenando sus pulmones del delicioso aroma que desprende el cabello de Corina — Sí ella hirió la muchacha debe pagar ¿Ya actuaste legalmente?

— Así es, Ebert se encargó de ello porque yo… - no recuerda mucho del momento en el que pasaron los hechos — bueno yo estaba un poco… indispuesto.

— Y eso es comprensible, aun cargas con muchas cosas de tu pasado y una de esas es la poca tolerancia al dolor – Sebastián le ofrece otro trago e ignora la expresión de desaprobación de Corina.

— Iré a ver a las Ferrero – no aparta la mirada de su esposo —. Más vale estar sobrio para cuando platiques con ellas, recuerda que ya eres brutalmente honestos sin licor - Damián abre la boca para hablar, pero ya su tía está saliendo de la habitación y cerrando la puerta.

[***]

Lorena camina de un lugar a otro en la amplia habitación que muy amablemente les ha ofrecido durante un año la tía de Damián. Organiza minuciosamente la ropa de ambas en cada maleta guardando cada detalle, todo el peso de la culpa que siente le hace flaquear por momentos: gime y llora sin dejar de buscar en los cajones y perchas. Ella apoyo a su preciosa Lea para irse a otro país lejos de ellas y ahora se encuentra en esta dificultad.

< Nunca debí haber dejado que fuera sola >, se reprende tratando de detener los sollozos.

— ¡Madre! – ignora el llamado de su hija mientras recoge unos implementos de aseo personal que sabe necesitaran en el trayecto y la estadía en Manhattan — ¡mama mírame por el amor de Dios! – suspira entrecortado al subir la vista hacia Larissa — necesitas calmarte, recuerda lo que dijo el medico y no necesitamos que enfermes – reprende Larissa conteniendo el llanto.

— ¿No se de que hablas mi amor? – la mujer abre mucho los ojos frente a la mentira —. Estoy tranquila hija mía – Larissa niega con una sonrisa irónica.

Siempre han sido ellas dos, cuando el padre de Lea las abandono, su madre tomo las riendas de sus vidas, si bien es una de las mujeres mas fuertes que Larissa conoce, también sabe reconocer que Lea Ferrero es su más grande tesoro, razón por la cual se siente tan culpable por lo ocurrido.

— ¡Claro, rebosas tranquilidad! – resopla la hermosa mujer de piel aceitunada con la pañoleta en la cabeza — ¿es que acaso no escuchaste lo que dijo Damián? – toma una bocanada de aire — ella esta estable y con eso es suficiente para tener esperanza – la mira directamente a esos ojos preciosos que tiene — y te lo dice alguien que ha estado a un paso de perderla por completo…

— ¡Oh, mi amor! – Lorena se abraza a su hija — no entiendo que estamos pagando en este mundo, las personas como nosotros no tienen nada y sin embargo la vida quiere arrebatarnos todo – llora sin consuelo la mujer mayor.

— Se llama causa y efecto mama y lo sabes bien, es una manera de pagar deudas viejas de otra vida – la concluyente deducción de Larissa hace que Lorena entre en razón y aparte el miedo que tiene.

— Pero ya no nos quitaran nada mas porque cuando lleguemos a Nueva York, nuestra titi va a despertar ¿o es que te olvidas lo bollua que es?

— Así se habla madre, siempre en positivo – le sonríe triste, pero esperanzada en que Lea se repondrá.

— ¡Permiso! – Corina se asoma con una bandeja en la mano donde se deja ver la medicación diaria de Lorena, un vaso con un liquido parecido al jugo de naranjas que de igual manera es medicación y unos bocaditos para la cena de la chica — por aquí traigo tus medicamentos y la cena Larissa, recuerda comer bien cuando estes en manhattan por favor, de eso depende mucho tu mejoría – la aludida se levanta, retira la bandeja de las manos de la mujer unos años menor que su madre.




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