— ¿Y cómo quieres que sepa eso Andrés? – reclama Antonio a su primo por teléfono —. Tengo prohibido entrar a la casa por orden de los patrones – explica casi con manzanitas al interlocutor.
— ¿Y me podrías decir por qué continúas trabajando en esa mierda? - despega el teléfono de su oído ante el grito de Andrés.
— Pues porque la paga es buena y el trato es decente, tengo tres comidas al día y mi sueldo queda libre además, tengo permiso de continuar la universidad – dice observando hacia el elegante vehículo que conduce.
— Entonces porque te dan el fin de semana libre tú les eres fiel a ellos – el caballero pone los ojos en blanco ante la acusación de su primo.
— No Andrés, les soy fiel a ellos porque me dieron techo y comida cuando tú vendiste la casa de mis padres para probar suerte en otro país querido primo, no por otra cosa – expone el hombre con obviedad, por alguna razón retorcida en la mente de Andrés, se dibuja una sonrisa perversa en los labios.
— ¿Y a Damián Del Toro, le eres fiel? – Antonio arruga las cejas en una señal de confusión.
— ¿Damián? Ni siquiera se quién es – se encoge de hombros.
— Pues ese hombre es el enemigo – aprovecha que el sujeto al parecer no es tan agraciado en inteligencia para sembrar la duda negativa que necesita.
— ¿Y Por qué está aquí? - el cuestionamiento es más para sí mismo, pero Andrés escuchó perfectamente.
— Porque es un intruso que quiere quedarse con todo, él solo es el nieto bastardo – el hombre abre la boca comprendiendo las palabras de su primo, aunque sean falsas —. Además, ese hombre quiso matarme por pensar que yo estaba con su novia, de hecho, me encarceló y pude salir gracias a una amiga – siembra la duda y la cizaña.
— ¿Y quiere herir a mis patrones? – se irgue en una posición en guardia — porque de ser así luchare por ellos Antonio – el hombre al otro lado del teléfono sonríe como el mismo demonio.
— No solo eso, sino que peligra también ese puesto tan importante que te has ganado con esas buenas personas – Antonio niega ante tal marramuncia, jamás dejara que le hagan daño a las personas que prácticamente lo acogieron cuando era un indigente en la calle descalzo y muerto de hambre.
Salvaría a las personas que le dieron un techo y comida, además de que los señores son muy amables y lo aprecian como a un buen amigo y ese desconocido jamás los lastimara mientras él esté junto a ellos.
— Entonces yo lo sacare de la casa y me encargare de ese hombre malo – expone decidido.
— ¡Así se habla querido primo! – felicita Andrés ya con un plan elaborado en la mente — esto es lo que quiero que hagas…
[…]
Damián irrumpe en la habitación de las féminas bastante achispado por el whisky que deliberadamente ha tomado ya que la pena no le permite ya ni respirar, entiende el dolor que les causa, pero no tiene idea de como decir las cosas que no duelan si a él mismo se le ha venido el mundo abajo con la tragedia acaecida a la mujer que ama. Mira a las tres mujeres envueltas en un abrazo que se le antoja amargo ya que no tiene la mínima idea de como protegerlas de la verdad.
— Damián deberías comer algo, vamos al comedor para que se sirva la cena…
— Lea esta embarazada…
Larissa pierde el conocimiento y casi cae al piso, en un momento todo se vuelve un caos de gritos, auxilios y manos tratando de que la mujer despierte. Él por su parte todo lo ve en cámara lenta por los efectos del alcohol.
— ¿Tienes idea de lo que me ha costado mantenerla estable Damián? – niega a un punto en la pared trastocado por los tragos incluso tambalea un poco — ¿Qué sucede contigo?
— Que también estoy muriendo del dolor que siento tía Corina, yo… estoy… hecho… polvo – tartamudea tratando de contener el llanto — no tengo puta idea de como manejar esto y a cada momento empeora ¿si entiendes que estoy enamorado de ella? – niega su sufrimiento como si fuese una daga enterrada en el pecho — jamás había sentido esta mierda y ahora…
Calla ante la mirada de advertencia de Corina, Sebastián lo acoge en brazos sacándolo de la habitación ofreciendo una apenada disculpa a su mujer.
— Vamos para que te duches y te alimentes pequeño, ahora mas que nunca debes estar consciente de la situación y sobre todo, hacerle frente.
— ¡No se como! – grita a la nada incapaz de faltar los respetos de el hombre que ama casi como a su abuelo — ¡estoy muriendo, tío! Si le sucede… - niega sobrepasado por sus propias emociones que a causa del alcohol se maximizan, coloca la mano en su pecho dolorido — ¿Por qué no entienden que estoy muriendo? Dame otro trago por favor, muchos mas para poder entender por que acabo de lastimar a ese par de buenas mujeres que solo desean ser felices, Lea es su felicidad y yo se las he arrebatado hoy con esa noticia porque ella… ella esta mal por mi culpa y entonces… - toma una botella del bar de la casa al pasar — yo… yo… solo quiero tomar este – mira la etiqueta — ron blanco ¿ron blanco? – su labio inferior tiembla al recordarla en aquel bar donde se conocieron y ella estrujaba la botella entre sus brazos mientras cantaba en un inglés pobre y desahuciado.
Abraza la botella como lo hizo ella en aquel momento y cae de rodillas, su tío lo levanta del piso con dificultad llevándolo a uno de los sofás.
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Editado: 16.05.2025