Una reina para el rey

Capitulo 4

Por el amor a Dios nunca había visto una mujer tan hermosa y menos con aurea tan fuerte como el de ella, impone respeto y autoridad, pero a la vez es calmada. Por Dios esta es la mujer que busco y quiero para mi

-Si, la quiero para mi- digo en un susurro

-¿De que hablas hermano?- dice Angelo

-Que esta es la mujer que he buscado durante mucho tiempo, que la quiero para mí y no voy a dejar que nadie me la quite- hablo mientras miro hacia la chica

-¿Estas demente acaso?- me dice

-Por ella, claro que si-

-Ella es la hija de Bernard, ella es Alice Caruso- dice en un tono neutro

-¿Qué? Me imagine a esa Alice como una mujer corriente y que humilla a todos solo por su posición- digo sin creerlo

-Pues déjame decirte que estabas equivoca, Alice es lo contrario, ella es una mujer fuerte que impone poder y respeto, pero que además es amable y carismática si llegas a caerle bien. Alice es una mujer hermosa y que todo hombre desearía tener- dice Ángelo mirándola

-No la mires tanto, que esa mujer ya tiene dueño y soy yo- digo serio poniéndome firme en la silla

-Ni tan siquiera mira en estos momentos y todavía crees que se va a fijar en ti? Mira no digo que no seas un hombre que todas las mujeres desearían tener, sin que suene mal, eres un hombre guapo y apuesto, esos ojos verdes y esa mirada que das le mojaría las bragas a cualquiera, tienes dinero y además de que tienes un cuerpo de impacto, eso no significa que Alice va a caer fácil y redondita por ti, ella es una mujer difícil- dice Ángelo dando un suspiro

-¿Por qué dices que es difícil? Porque presiento que ya la conocías y la intentaste conquistar y todo termino mal- digo mirando a Ángelo con una expresión de risa

-Aunque no lo creas no fui yo, fue un amigo que tuve hace ya mucho tiempo, tuvieron una primera y ultima cita, lo mando al diablo diciéndole que no le gustaban los hombres superficiales y que creen que podría tener a cualquier mujer que deseara, que ella no era una mujer cualquiera. - Dice Ángelo recordando lo que su amigo le había contado

-Por eso te digo que no es una mujer fácil, no se deja llevar por las apariencias y no es una mujer superficial-

-Ya veo, pero créeme que la conquistare y la hare mía, la hare mi reina y madre de mis herederos, eso tenlo por seguro- digo en un tono serio y convencido

-Ya lo veremos viejo, ya lo veremos- dice mirando nuevamente hacia Alice

Estuvimos como una hora en la reunión, Alice decía todo lo que venia en el contrato, los pros y los contras al realizar esta compra, pero yo a lo único que le ponía atención era a lo hermosa que era, en serio nunca había visto una mujer tan hermosa como ella. Definitivamente es la mujer que quiero conmigo a mi lado, es buena en lo que hace y no me imagino en que más será buena.

Pov Alice
Desde que este par llego uno no deja de verme como si quisiera devorarme, y la verdad es que me siento un poco rara. No se puede negar que el que me mira no es un dios griego, esa cabellera negra, esos ojos verdes hechizantes que le mojaría los calzones a cualquiera, su mandíbula marcada y por lo que note de reojo es que tiene un cuerpo de infarto.

No piensen que por lo que digo de sus características me gusta, nada que ver, solo no se puede negar cuando un hombre es apuesto y varonil

-Y bien, aquí esta el contrato y si les pareció bien lo que les explique hace un momento podrían firmar el papel y este hotel y todos los demás serian completamente suyo- me dirijo hacia el chico rubio, pues con él era que había hablado todo este tiempo y pensé que era quien cerraría el trato.

-Claro, me pareció bien todo lo que dijiste y por supuesto cerrare el trato- dice el hombre de cabello negro tomando la carpeta para firmarla. Por su voz parece ser ruso y que voz tan sexy

El hombre firmo los papeles que contenía la carpeta, me dejé la copia y le di los originales a aquel hombre.

-Un gusto hacer tratos con usted señorita Caruso- me dice con una voz sexy y mirándome con esos ojos hechizantes

-Igualmente señor Ivanov- le extiendo la mano el cual la toma y le da un casto beso

Ambos salen de la oficina dejándome ahí de pie mirando como se marchan

-Este hombre tiene algo y no se que es, lo voy a averiguar, a mi no se me va un conejo siendo la cazadora- me digo a mí misma

Me dirijo a mi oficina en el hotel y hago un par de llamadas.




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