CAPITULO 2
Anny se encontraba sentada en la roca dejando que el agua fría recorriera su cuerpo las lágrimas sin razón alguna comenzaron a caer, ¿Era posible que las sirena lloraran siento un monstruo?, soy una Sirena uno de los seres más crueles y me derrumbaron unas simples palabras de un mortal.
—¡Maldita sea!, -grito intentando llegar al desahogo, —¿Esto haré toda mi vida? asesinar a todo aquel que pase cerca, ¿Luego qué?, -susurro.
Miro a todos lados pensando si alguien la había visto pero nada por fortuna si llegara a ser acusada sería castigada por la reina por ser tan débil. Así eran ellas sólo se preocupan de ellas mismas... Así era yo también.
—Yo lo hago, -alzo la cara dejando que el agua la recorriera llevándose el rastro de sus lágrimas
Ahora tengo pensamientos sobre el amor, ¿podría ser peor?, pero lo tenía más claro era más que pensar en príncipes era que llegara una persona que disparara justo en mi frente sin miedo y así yo poder tener paz. La visita para estar cerca de la muerte la cambio por completo. Al regresar a la costa miro que todas estaban como si nada hubiera pasado hace meses los cadáveres seguían ahí y el olor a descompuesto también estaba.
Al parecer otro barco había caído.
—¡Te dejamos al capitán - grito Cristal de cabello rubio de pupila verde claro, es una de las sirenas más viejas de aquí, su tono burlón no le paso desapercibido.
Anny la ignoro mirando todo a su alrededor encontrando al pirata muerto qué la daño. Se acercó a él unos segundos solo lo miro, le quito de su cuello un collar de una moneda de oro que tenía grabada un dragón.
—Provecho –dijo para luego alejarse de aquel lugar
Escucho el crujido de unos huesos romperse junto con un grito de dolor.
Se colocó el collar y volvió a la cascada donde paso la mayoría parte de sus días o años tal vez.
—Me la paso comiendo pescado y frutas, —susurra
Sabía que no era lo mismo ya que no lograba transformare. Llegaban barcos piratas se escuchaban sus cantos, mientras yo me encontraba en la cascada llorando sin consuelo mirando la cicatriz que nunca se borró, ya no era perfecta. Al escuchar cada desembarcada recordaba el cómo unas simples palabras le destruyeron su eterna vida. Anny varias veces intento salir de la isla buscando más en su eternidad, pero la línea roja no se lo permitía, era como pelear contra una pared.
— ¿Que más buscas?, la vida de las sirenas está llena de perfección y belleza, ¡Es perfecta! -Cristal siempre lo decía al verla llegar a la isla con quemaduras provocadas por esa línea.
Así paso el tiempo un siglo tal vez dos bueno lo que se es que pasaron los suficientes para llegar al día que lo cambio todo.
Llego el barco de nombre Luz es blanco y grande su tripulación llego a la costa por la tarde a 2 horas para el atardecer por lo mientras disfrutaban de todo lo ofrecido.
Anny miraba a todos algo la hacía sentir insegura sentía el peligro cerca. ¿Qué tal si la historia se repetía? era mejor estar lejos.
Pero por más lejos que estuviera no podía huir del hombre que la buscaba el que la llevaría al nuevo comienzo que ella buscaba en el nuevo mundo.