Una sirena para un capitán

CAPITULO 23

Se acercó con esa sonrisa que le borrare en cuanto pueda, me dio un jalón dándome la vuelta, vacío un líquido por la espalda y empujó a la cascada.

Cierro los ojos al sentir el agua demasiado caliente sobre mi piel, muerdo mi labio para evitar soltar un grito, no me puedo mover y cada vez me hundo más mientras se intensificaba el dolor, mi cuerpo poco a poco se acostumbra y así pudo salir de un salto quedando frente a la mujer quien me espera con una sonrisa. Me entrega una camisa seca y con su mano señala una piedra que parece brillar, me acerco cautelosa aún mareada, quedo sorprendida al ver mi reflejo, esto no podía estar pasando, no podía hacer un hechizo y ya tenía que casi torturarme para conseguir su objetivo. Mi cabello ahora es color canela, el color de pupila seguía siendo azul, mi piel color morena el toque tostado que a la mayoría de los piratas caracterizaba, pero lo que más me sorprendió fue que arriba de mi pecho izquierdo tenia una "A" tatuada en letra cursiva regreso a mirar a la mujer.

—Hay un cazador, qué será el problema de toda criatura viviente —empezó su camino a la salida 

La sigo pensando en todo lo que dice.

Al llegar a la salida todo se siente diferente desde la brisa sobre mi piel hasta los olores se han intensificado, como si mis sentidos fueron agudizados.

La mujer se sentó en la arena, el efecto ya ha pasado, pero aún tengo que hacerme la loca para que no me descubran y me digan lo que quiero además de descubrir quien es.

—Ya puedes comer como una humana sentir los sabores ms exquisitos, pero ten presente que no lo eres —parece bastante tranquila, es cierto que como sirena solo para el estómago y gusto lo más delicioso es la carne humana —Necesito qué hagas algo para mí, es por eso que fue América en tu búsqueda.

—¿Cuántos imbéciles podrías haber encontrado para este trabajo? —digo burlona

—Porque estaremos en problemas si el cazador logra su objetivo —su voz casi suena desesperada como si intentara convencerme

Me agacho a su altura mirándola fijo intimidando

—Yo no pienso ayudarte —digo como si fuera bastante obvia mi respuesta,

Si ese era su plan no debió buscar al ser más egoísta y sádico, la mujer gritó enojada levantándose rápido tratando con una navaja con un líquido negro, esquivo su ataque demasiado fácil así le di un golpe en el abdomen haciéndola caer de rodillas en cuanto soltó el cuchillo lo pateo alejándolo de su alcance, el agarro del cabello jalando para que se levantara quedando a mi atura para mirarla fijo sonrió moviendo mi cabeza de un lado negando como cuando haces algo malo y pesara castigarte pero es obvio que mi mirada esta divertida con esta situación.

—Vendrás con nosotros Getvy —suelto una carcajada ante la expresión de sorpresa en su rostro

Suelto su cabello dejándola caer.

La mujer se transformó en una joven mujer negra de cabellos verdoso y pupila verde un tanto gordita.

—¿Desde cuándo lo sabias? —Getvy parecía sorprendida, su conjuro no funciono

Acaba de descubrir que ya no era su esclava, mientras ella daba un repaso al por qué. Me cortó dejando salir unas gotas de sangre estas cayeron sobre su cabeza esto es demasiado fácil, es una bruja novata, pero para algo me servirá. Hay una antigua historia que nos informa de como tener a tu merced a un brujo lo cual fue comprobado y pasado el dato, debes decir su nombre y lograr dejar caer gotas sobre sus cabezas, los brujos se distinguen por ser los reyes de las máscaras así que no fue difícil.

—Desde que llegué a esta isla lo sabía —solté altanera mientras me alejó caminando hasta encontrar a Baltazar quien no hablo, también se encontraba sorprendido.

 

 



#35237 en Novela romántica

En el texto hay: sirenas, amor-odio, pirata

Editado: 10.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.