-Tina –digo con enojo–. No sé qué te habías imaginado, pero ni siquiera nos besamos.
-Sonia, no seas ridícula. Lo chicos como él no buscan relaciones platónicas.
-Ya basta –me caliento.
No quiero explicarle nada. Salir en moto con un tipo desconocido era una auténtica locura. ¡Y por toda la noche! Tuve suerte de que mis padres no se enteraran de mi comportamiento. Cuando llegué a casa, aún no estaban. La mamá estaba de turno toda la noche, y el papá tuvo una emergencia en la fábrica.
-Sonia, no te enfades –dice Christina–. Ya no pienso en eso. No me importa. Vamos a cambiar de tema. ¿Ya sabes que Inga va a vivir en el campo?
-¿Todo el verano?
-Toda su vida –se ríe Tina–. La clínica de su padre quebró; hubo una historia oscura, algo acerca de las deudas. No sé mucho sobre eso. Pero ahora están vendiendo todo lo que les queda para pagar a los acreedores, y luego se van al pueblo donde nació su madre.
No he visto a Inga después del baile de primavera. Escuché rumores de que había tenido un ataque de nervios, y le dieron un permiso de no asistir a la escuela, luego la transfirieron a la educación en el hogar. Todos piensan que era una excusa; simplemente Inga no quería hacerse responsable por el escándalo que había causado. La han visto varias veces en cafeterías y tiendas. Parecía bastante feliz.
-En fin, es una historia extraña –continúa Tina–. Sus asuntos iban muy bien. ¿De dónde vinieron repentinamente las enormes deudas? Tal parece que su padre tuvo una pelea con alguien importante, así que de repente tenía que pasar por todo tipo de inspecciones, control de impuestos y cosas así.
-Lamento que haya sucedido.
-Es lo que se merece. No hay que tenerle lastima. Ella ya tenía hartos a todos; que bien que se vaya. Por cierto, ¿te gusta su novio? Vania. Bueno, ya lo conoces. Es muy popular.
-Para nada –me encojo los hombros.
-También es guapo, y más real que tu Ángel del baile.
-Tina, él está saliendo con Inga.
-Tranquila, aquella serpiente ya no va a vivir aquí, y Vania... Él ya me preguntó si saldrías algún día con él. Somos vecinos, nos vemos a menudo, y precisamente hoy hablamos.
-¿Estás bromeando?
-¡Lo digo absolutamente en serio! –asegura Tina–. Oye, ¿quizás Inga tenía razones para estar celosa? Creo que él desde hace tiempo está interesado en ti.
-Qué tontería.
-Está enamorado.
-Tina, detente.
-Pronto te invitará a salir. Ya verás. Le dije que tendría que ser más astuto contigo, de lo contrario solo vais intercambiar miradas hasta la jubilación.
Unos días después Vania realmente me invita a una cita, pero me niego. Tengo que estudiar mucho.
Y también... estoy esperando a Ángel. No quiero salir con nadie más.
El tiempo vuela rápido. Pasa el verano y el otoño ya está a la vuelta de la esquina. El mes de septiembre trae frescura, nuevos libros y la sensación de que se acerca un milagro.
Pero no sucede ningún milagro. Ángel no aparece. El Perseguidor no se esconde más en la sombra para espiarme. Doy muchas vueltas, pero ya no veo su enorme silueta vestida de una sudadera con capucha sobre la frente. Mi acosador se ha ido.
¿Pero por qué? Él me dio una promesa. ¿O se estaba burlando de mí? ¿Conoció a una chica más interesante? ¿Se enamoró de otra?
Estoy llena de amargura. Intento olvidarme de él lo antes posible. Me distraigo con libros y notas.
Pero mi corazón se contrae dolorosamente cada vez que se escucha cerca el rugido de una moto.
+++
Estaré encantado de leer sus comentarios. Es muy bueno para mi inspiración.