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- Te quiero ayudar, de verdad, -miro mi reloj calculando cuando se acaba mi última clase. - Volkov estará en el aparcamiento a las cinco de la tarde.

- ¿Para que tiene que venir aquí a esa hora? -comienza la morena, pero se calla, me mira, como si fuera la sospechosa de un crimen. – En general el nunca viene aquí por las noches.

- Si no quieres, no lo creas, -me encojo de hombros y me dirijo a Dasha. - Tenemos que irnos, o llegaremos tarde.

- ¡Para! -exclama la morena y abruptamente me coje de la mano. - Aún no he terminado contigo.

- Habla con tu novio, -digo con firmeza. - No voy a responder por él.

Miro a la chica y levanto el hombro, rompiendo todo contacto.

- Vale, vete, -dice, pero ya no me toca. -Ya habrá tiempo para ajustar cuentas. Lo más importante, recuerda: si te acercas a Max, te patearé el culo. El sale con diferentes chicas. Pero todas ellas son para una sola vez. De usar y tirar. Y yo soy su novia oficial.

- Felicidades.                                                              

Paso junto a ella y continúo por el pasillo.                 

- Oh, Liza, eres una crack, -dice Dasha con admiración. – Te has enfrentado a Komarova. No lo puedo creer. Se quedo con la boca abierta, sin dejar de mirarte.

- ¿La conoces?                                                         

- Es la chica más popular de la universidad.             

- ¿Esa tía histérica?                                                       

Está bien, me pase un poco con ella. Tal vez solo tiene mal gusto para los chicos. Y este Volkov está jugando con ella, la engaña con diferentes chicas, por lo eso se lanza a cualquiera con amenazas estúpidas.

- Yasya Komarova, -dice Dasha. - Te hablé de ella. Circulan varias leyendas sobre la riqueza de su familia. Por supuesto, no son multimillonarios como los Volkov, pero también son muy ricos. El padre de Komarova es uno de los patrocinadores de la universidad.

Ahora lo recuerdo. Realmente escuché hablar de Komarova a menudo. Fue precisamente ella quien envió a los estudiantes de primer año a buscar un tipo especial de café al otro extremo de la ciudad. Sírvame un capuchino de lavanda o un café latte de calabaza, cada vez de un establecimiento nuevo. También tenían que guardarle la cola para un nuevo modelo de teléfono en lugar de ella o ir a la tintorería con sus cosas. Pensando en las historias de los chicos, empiezo a arrepentirme de no haber sido emparejada con Komarova. Obviamente, esto me causaría muchos menos problemas. Simplemente conseguir un café o hacer cola. Nada de amenazas y arrastrarte al apartamento.

- Seguro que le han chivado sobre ti y Volkov, -continúa Dasha. Ella no va a dejarlo pasar. Es demasiado celosa.

- ¿Tal vez ella pueda romper nuestra pareja? Podría quejarse a su padre, por ejemplo. Y el a su vez se pondría en contacto con el rector.

Un plan absurdo, por supuesto. ¿Quién en la universidad haría eso?

- Ya sabes, elige el sistema y así será, -suspira Dasha. – En general, Komarova se siente amenazada. Ves, ella vino corriendo para averiguar, por cierto, vino sola, no llamó a su séquito de amigas. Quiere saber que pretendes.

- No escondo nada. Tengo que alejarme de Volkov, es solo eso.

- No te preocupes, -trata de tranquilizarme. - Ya se nos ocurrirá algo.

El resto del día va bien. En las clases obtengo tanta información que me olvido por completo del Rabioso, pienso solo en los estudios.

Pero entonces suena la última campana y vuelvo a la realidad.

- ¿Estás decidida? -pregunta Dasha, obviamente preocupada por mí.

- No hay otra salida.                                              

- Entiendo, -asiente. - Simplemente desobedeciendo la orden del Rabioso…

- ¿Quién es él para dar órdenes? -frunzo el ceño molesta. - Si hubiera pedido una reunión normal, sería otra cosa. Pero así - no. No iré a su apartamento. Ya hemos hablado aquí, es suficiente.

- ¿Tal vez pueda ayudarte a escapar? - sugiere Dasha. - ¿Puedo distraerlo de alguna manera?

- No, -me niego rotundamente. - Deja que Komarova le distraiga.

- En cualquier caso - llámame.                                   

- Escríbeme dónde vais a estar Kyr y tú.                  

- Por supuesto, le enviaré un mensaje de inmediato.

Nos despedimos y ya nos estábamos separando, pero Dasha vuelve a alcanzarme. En sus ojos se lee ansiedad.

- Escucha, ¿estás segura de ir sola?                        

- Sí.                                                                        

- ¿No sería mejor ir acompañada?                               

- Nos vio por la mañana. A todos juntos. Podría recordar. Es más fácil para mí esconderme sola. Llamare menos la atención.

Salgo a la calle por la puerta de emergencia. Elijo el camino que está al otro lado del aparcamiento. Un lugar aislado lejos de la carretera. Voy con mucho cuidado. Intento no llamar la atención.

El Rabioso no me vera definitivamente.                      

Salgo al camino que conduce al centro a través del parque. Empieza a parecer como si me ardiera la espalda, y la nuca también. Siento como si estuviera siendo observada.

Incluso me doy la vuelta un par de veces, pero no veo a nadie sospechoso detrás de mí. Casi no hay gente en el parque.

Tonterías. Es la emoción lo que me hace sentir como si estuviera siendo observada.

El Rabioso está seguro de que iré donde él dice. No me habría esperado en la otra salida, y ciertamente no me habría seguido. Y si hubiera ido, seguramente se presentaría delante de mí. Este psicópata no tiene la paciencia para mantenerse alejado y solamente observar. Puedo respirar, él no me sigue.