Una tumba de promesas rotos

Capítulo 2

La mañana en la que lo conocí, Capítulo 2.

Para aquella época cursaba el primer semestre de una carrera que no me gustaba, la Universidad quedaba al Norte de mi ciudad natal, cerca a unas cuantas cuadras estaba el Instituto de Bellas Artes. Solía visitar sus alrededores para pasar el rato junto a Anahí, una amiga del colegio con la que bebía jugos naturales en la plaza que estaba  cerca del edificio de artes en el que ella estudiaba. Lo curioso para mi es que no lo conocí por fuente de mi amiga, que por cierto sí lo conocía, compartían algunas clases y compañeros. Algo aún más gracioso es que no me lo había presentado porque según ella no era el típico tipo que llamaría mi atención, ni para una amistad, y para ese entonces era cierto. Es más pensaba que era imposible que cualquier persona me gustara, todo en mi era un revoltijo de pensamientos y sentimientos saturados en un pequeño rincón de mi mente. Pero para la suerte de Emiliano cada neurona de mi cerebro fue activada por él. Su aroma era la alarma que encendía el rítmico latido de mi corazón, hasta el último segundo de nuestra relación fue caótico. Después de tanto tiempo tengo la duda de ¿Cómo una persona que no significo nada en Marzo lo era todo en Agosto? ¿Acaso fue su enigmático ser que se reveló ante mi o fue la forma en la que se iluminaba su rostro cuando cruzábamos la mirada?

Esa mañana de Marzo, seis años atrás visitaba un pequeño café que era reconocido por presentarse diversas bandas de música que especialmente tocaban Rock  y pop en español de los 80 'S. Bebía un delicioso café humeante y amargo, mientras tarareaba la canción que inundaba el lugar un extraño se me acerca —Antes muchas personas creían que se trataba de un travestí —  dijo un chico de un semblante relajado y vestimenta holgada—. Hablo de la canción —menciona al ver mi confusión.

—Ah, claro, claro —digo un poco confundida.

—Ponle atención a la letra... —Mueve levemente su mano con el dedo índice arriba y ladea su cabeza, cerrando por unos segundos sus ojos.

Escuchamos atentamente la canción —Sí, pero me parece que sólo en una pequeña parte —digo sorprendida  —¿Realmente trata de un travestí?

—Bueno, eso es lo que decían cuando recién la sacaron, en todo caso las personas interpretan las cosas de diferentes formas y la verdad es que fue inspirada en un libro de Boris Vian —Acomoda la manga de su camisa rosa hacia atrás.

—¿Te gusta La Unión? —pregunté con la intención de descubrir un poco sobre aquel extraño.

Asiente —Es una banda muy interesante, supieron reinventarse manteniendo lo que los representó al principio, los temas que tocan son muy diversos… —Hizo una pequeña pausa y pasó su mano por su cabello—  y no es exactamente lo que preguntaste, pero sí es una de las bandas que más me gustan.

Habló con seguridad, cada dato que compartió conmigo esa mañana demostró que realmente sabía lo que decía.  Ví la emoción en sus ojos, eso era lo que llenaba su alma, alguien interesado en escuchar sus cosas. Y si para Emiliano la música lo era todo, para mi el “todo” es él.

No nos habíamos presentado formalmente, no sabíamos nuestros nombres sólo fue una corta conversación que recordaré por toda mi vida. Y más adelante, cuando escuchábamos esa canción recordábamos esa mañana, yo todavía la recuerdo y la nostalgia me invade. Confieso que he dejado de escuchar muchas canciones porque todas son un recuerdo con él. 

 




 

 

 




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