Única novela infantil en Booknet (premio Allianz 2024)

Un tigre al acecho (3 parte)

-Creo que no puedo ayudarte con eso…, dijo la tortuga con tristeza…

Pero en ese momento el tigre dijo:

-Pero yo sí puedo…

Levantó una de sus poderosas patas, y sus garras afiladas brillaron con la luz del sol. El tigre dio un zarpazo hacia el pingüino, y destruyó con precisión felina el rastreador que se desparramó sobre la arena.

-Eres libre, pingüino… ahora ya no podrán volver a atraparte, dijo el tigre orgulloso del movimiento certero con el que había liberado al pingüino de aquel aparato rastreador.

Una lágrima de emoción brotó de los ojos del pingüino.

La tortuga volvió a sonreír. La gaviota daba saltos de acá para allá.

-Y pensar que había planeado comerlos a los dos… dijo en broma el tigre.

La gaviota y el pingüino sonreían como sonreía la tortuga.

-No… es cierto… continuó ahora más serio el tigre, primero iba a comerme al pollito, y pensaba dejar al pingüino para el postre…

La gaviota dio un salto, y pegó su rostro contra los ojos del tigre. Lo miró enojada por unos segundos, y luego repitió muy lentamente:

-Ya-te-dije-que-no-soy-un… ¡¡¡Pollito!!!

El tigre se separó de la gaviota, e intentando volver a ser amigos dijo

-Ok, ok, ya entendí… supongo que ahora volverán a sus hogares…

La gaviota y el pingüino se miraron otra vez. Ellos no pertenecían a ese bosque. La gaviota debía remontar vuelo y dirigirse al norte, el pingüino debía encontrar las corrientes que lo llevaran a través del mar con el resto de sus compañeros.

-Es cierto, dijo el pingüino viendo hacia la orilla del mar… creo que ha llegado el momento de la despedida.

La tortuga se había quedado en silencio, pensaba en las palabras del pingüino.

-Va a ser un largo viaje, dijo la gaviota. Extendió las alas, ya libres de aquellas manchas de petróleo que le habían impedido volar.

-Creo que tengo una idea, dijo la tortuga. Pueden quedarse con nosotros, y formar un equipo…

-¿Un equipo…? ¿Qué clase de equipo? Preguntó el tigre desconfiando de las palabras de la tortuga.

-Cada uno de nosotros tiene una habilidad especial… pero ninguno podría haber sobrevivido sin la ayuda del otro, dijo la tortuga. El tigre es fuerte y ágil. El pingüino es rápido en el agua. La gaviota tiene el poder de volar… y yo… bueno, de vez en cuando se me ocurren buenas ideas… eso quiere decir que entre los cuatro podemos formar un equipo que ayude a cualquier criatura que se pierda y aparezca en estas playas para que pueda pronto regresar a su hogar. 

-Pero aquí no hace frio como en mi casa, dijo el pingüino, ni hay bloques de hielo flotando en el mar…  sin embargo, creo que podría acostumbrarme a este sitio.

-En todo caso puedo volver a reunirme con mis amigas las gaviotas el próximo verano, pensó en voz alta la gaviota.

El tigre apoyó su pata en la arena. Y la tortuga puso encima su aleta. Luego se les unió el pingüino, y finalmente la gaviota.

-El equipo de rescate de la Isla Tormenta… dijo la tortuga.

-¡!El equipo de rescate de la Isla Tormenta!!, repitieron los otros tres.

Y a partir de ese momento, la tortuga, el tigre, el pingüino y la gaviota se prepararon para vivir entre los cuatro nuevas y emocionantes aventuras.

 

FIN




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