Universos paralelos

Capítulo 3

Danrelle

"Otro día más de labor completa", pensé con satisfacción, mientras subía un video a las redes. Recientemente, había conocido a ese par que decían ser vampiros. Ellos me habían relatado una historia muy turbulenta sobre una guerra entre vampiros, me pidieron que la publicara y eso hice. Ahora le estaba dando promoción y un segundo impulso. Sonreí ante lo loco de la idea.

No creía que esta publicación alcanzara el mismo auge que la anterior, en la que había hecho un estudio exhaustivo de los mitos sobre el Cementerio de Père Lachaise. Ese video no solo se había viralizado alcanzando el millón de vistas, sino que me habían llegado miles de comentarios y cientos de mensajes, entre ellos siempre había algún fanático religioso advirtiéndome del peligro de mi profesión periodística, pero solía desestimar cualquier mensaje pseudoapocalíptico.

La verdad era que yo no creía en ninguna de esas cosas, pero sí me gustaba empaparme de estos conocimientos, pues era mi trabajo. Habiéndome criado en una familia poco ortodoxa, desde muy joven tenía la cualidad de poner incómodas a las personas y eso se fue transformando en algo que terminó dándome de comer. Yo era "Kayla – Investigadora Paranormal", y hablaba de fantasmas, casas embrujadas, vampiros, hombres lobo, reencarnación, brujas, viajes astrales y demás...

Lo mejor de mi trabajo era que me permitía viajar, conocer lugares, generar buen dinero y muchos me pagaban todos los gastos para que diera promoción a sus hoteles, con ambientación gótica o de fantasmas...

Pero ahora... estaba otra vez en mi país. Es decir, mi lugar de nacimiento, Canberra, porque lo que se podía llamar hogar, no tenía. Aquí había vivido hasta los dos años y no tenía recuerdos de ello, era el lugar de residencia de mis abuelos maternos.

Cuando mamá me tuvo, vivió un tiempo con ellos hasta que se enamoró de mi padrastro y nos fuimos a vivir a Estados Unidos. Su romance solo le duró unos años y después nos trasladamos de ciudad y así vivimos hasta que ella se enfermó de esclerosis múltiple y al poco tiempo murió.

— Señorita Anderson — habló el abogado. — Firme aquí, por favor.

Me tocaba recibir la herencia de mis abuelos, su casa en Campbell, una camioneta Toyota Hilux y dinero en cuenta bancaria. Estaba sentada, frente a un escritorio de madera caoba, donde me observaba un hombre de gafas y que pintaba canas.

— Sí — afirmé haciendo lo que me pedía.

El lugar tenía cuadros con títulos y personas en las paredes.

— A partir de ahora puede disponer de los bienes. Si está decidida a vender, puedo ocuparme.

— Sí, me gustaría vender todo, no me quedaré aquí.

— Sería bueno que permaneciera en la ciudad, no creo que tarde mucho en concretarse la venta y sería una pena que tenga que ir y volver.

— Es cierto. Igualmente, ya he reservado por veinte días, aprovecharé mi estadía para conocer la ciudad y hacer algunas capturas para redes — sonreí.

— Claro, olvidaba que es usted influencer.

Su tono de voz parecía despectivo, seguramente pensaba que era una holgazana, que no servía para nada más que subir fotos en las redes.

— En realidad, soy creadora de contenidos y periodista digital.

— Por supuesto. Colocaré ahora mismo su casa en nuestra web. En cuanto a la camioneta, cerca de aquí hay un concesionario que puede tomarla para la venta, es cliente nuestro, así que lo contactaré ahora mismo.

— Muchas gracias, entonces, ¿usted me informa cuando haya compradores?

Fingí una sonrisa y apreté el apoyabrazos de cuero marrón del sillón en el que me encontraba. Me molestaba la condescendencia del abogado.

— Sí, le estaré informando.

— Bien, me retiro entonces. — Me puse de pie y me dirigí a la puerta. — Adiós.

Al salir, decidí recorrer un poco las calles arboladas y de Canberra; el día se presentaba fresco y amigable. Era muy diferente a otras grandes urbes que conocía, donde la vida natural estaba muy alejada de la realidad citadina. Aquí era todo lo contrario, se respiraba el aire fresco y limpio que venía de los bosques tropicales. Las calles tenían árboles. Realmente este no era un lugar al que hubiera planificado visitar, quizá por los resentimientos que me había transmitido mi madre, pero de cualquier manera, estar aquí me hacía pensar en algo que, aunque muy a menudo venía a mi mente, siempre trataba de evitar ahondar en ello.

¿Qué habría pasado si me hubiera quedado con mis abuelos? Mamá me contó que mi abuela quiso entablar una demanda legal por mi custodia, pero que los abogados consideraron que no era procedente, puesto que mamá estaba en sus cabales. Quizá me hubiese gustado este lugar. Quizá mi vida hubiera sido estable, habría podido tener una pareja, un estudio formal y con el paso del tiempo no habría vendido la casa que acababa de heredar. Quizá a estas alturas ya tendría hijos. No pretendía tener hijos, pero eso se debía a la inestabilidad en mi vida. Si me hubiesen criado mis abuelos, yo sería otra. Claro que no podía decir que hubieran hecho un gran trabajo con mi madre, pero decían que con los nietos los abuelos eran distintos...

Llegué al hotel para almorzar y planificar mi estadía.

***

Ayax

"La guerra entre vampiros se está llevando a cabo a nivel mundial, aunque actualmente parece haber caído en un impass los involucrados no descartan que vuelva a reanudar su furor..." Leí con disgusto.

Llamada:

— Aren, acabo de leer. Parecer ser que quien sea que está dando esta información, la sabe de primera mano. Ahora, no entiendo qué tiene que ver esto conmigo.

La periodista está ahora allí en tu zona, sería conveniente que la interrogues y averigües quién es su fuente. Y también que te asegures que deje de publicar estas cosas.

— No me pidas eso… Además, tratar con una humana... Sabes que yo no tengo los mismos dones que ustedes.




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