Universos paralelos

Capítulo 5 - Ayax y Danrelle

Ayax

La hora de la cena llegó y, mientras Leven averiguaba sobre la chica, me comuniqué con Bardu, quien estaba a cargo de la sede.

— ¿Hay alguna novedad?

Todo marcha muy bien por ahora. ¿Y allí como va todo?

— Todavía no he logrado encontrarme con la chica, creo que le ofreceré dinero, quizá podría ser de utilidad a futuro, si no queda aterrorizada.

¿Pensabas aterrorizarla?

— Pensé en hacer que alguien borre su memoria y quite sus últimas publicaciones, pero ya las ha visto demasiada gente, lo mejor sería darle una vuelta que nos favorezca.

¿Y por qué se aterrorizaría?

— También pensé otras cosas poco viables — me reí.

Espero que regreses pronto, ya no soporto el calor de aquí.

— Eso espero yo también.

Corté la llamada y unos minutos después entró Leven con cara de problemas.

— ¿Qué ha pasado?

— La chica no cenará aquí, ha ido a un bar.

— No creo que sea conveniente abordarla en un lugar tan público.

— Es cierto.

— Iremos de todas formas, la vigilaremos y quizás descubramos algo.

— ¿Crees que puede estar en contacto con los que le dieron la información?

— No lo descartaría.

Salimos del hotel hacia el lugar en el cual supuestamente encontraríamos a la periodista. Era un bar rústico, con una agradable ambientación en madera, y parecía que no había tanta gente.

— Es muy raro ver vampiros por aquí — murmuró alguien junto a nosotros al cruzar la puerta de entrada. Un lobo. Darius era el alfa de la manada más grande de Australia.

— ¿Hay algún problema?

— Ninguno. Solo que no hay en nuestro establecimiento alimento para vampiros.

— Solo beberemos algo.

— Todas las bebidas son por cuenta de la casa. Es un honor que el regente continental de los chupasangre nos visite — se mofó.

— Gracias — sonreí y deslicé la mirada por el interior en busca de la muchacha. Su cabello resaltaba, por lo que fue fácil de distinguir. Nos sentamos en una mesa aledaña.

— Es bonita — comentó Leven.

— Solo vi sus fotos de redes, así que no podría afirmarlo.

Ella estaba sentada sola, su cabello le llegaba hasta los hombros, y su ropa era informal, se la veía bastante alta y voluptuosa o lo que actualmente llamaban curvy. Esto era probablemente lo que llamaba la atención de Leven.

— Es joven, difícilmente use filtros.

Un camarero se acercó a ella para pedirle la orden y esto hizo que la chica se volteara con una sonrisa.

— Admite que es linda — insistió.

Sí, parecía agraciada, su piel se notaba tersa contra su extraño cabello.

— ¿Por qué no te acercas a conversar con ella, ya que te gusta tanto?

No alcancé a terminar la frase, que Leven ya estaba acercándose a la periodista. Resoplé con disgusto, pero al menos no tendría que aguantarlo toda la noche babeando por la chica.

El mismo lobo que nos recibiera me trajo una botella y dos copas y se marchó rápidamente; tan rápido como Leven había regresado a mi lado.

— ¿Qué sucedió?

— No quiso que la acompañara, dijo que esperaba a su novio.

— No tiene novio.

— Eso es lo más triste.

— Bueno, el lugar está lleno de mujeres, puedes escoger cualquiera de ellas.

— No es tan divertido como la chica a la que tenemos que intimidar.

— No vamos a intimidarla, le ofreceremos dinero.

— Está aquí recibiendo una herencia, no creo que necesite dinero.

— Será un contrato de trabajo. Dirá lo que queramos.

— Qué astuto.

***

Danrelle

Después de cenar, empezó un espectáculo en vivo, aunque me hubiera gustado quedarme, estaba muy cansada, pues había caminado mucho en el día.

Ya había pagado la cuenta, me puse de pie para marcharme y me encontré por un segundo con la mirada de un muchacho rubio que había intentado entablar conversación conmigo, aproximadamente una hora antes. Temí que intentara acercarse otra vez por lo que desvié la mirada, pero no fui mucho más lejos, porque a su lado había un, literalmente, un gigante, un hombre enorme, de facciones simétricas, cuyo cabello estaba un poco largo, él le sonrió a una chica que le hablaba, moviendo la cabeza negativamente, su sonrisa era deslumbrante, no pude ver sus ojos, porque, aunque era de noche, llevaba gafas oscuras. Su ropa era relajada, y no podía ocultar un cuerpo musculoso. “Si fuera mi novio no me cansaría de hacerle fotos”, pensé.

Cuando vi que miraba hacia donde yo estaba, me apresuré hacia la puerta. Había varios taxis allí desocupados, por lo que me sumergí en uno de ellos y le di la dirección del hotel.

No podía creer que me acosara tanto la mala suerte, el único hombre atractivo en el lugar y estaba con alguien que se había interesado en mí. No pensaba meterme en una relación, pero eso no quería decir que no pudiera tener alguna noche de diversión de tanto en tanto.

En el hotel, primeramente me dirigí hacia el comedor, y pedí allí un batido. Lo fui tomando de camino hacia mi habitación, ya estaba llegando cuando oí mi seudónimo pronunciado por una voz grave.

— Señorita Kayla.

Me giré y allí estaba aquel gigante, ¿acaso me había seguido? El corazón me dio un vuelco al pensarlo y las palabras de la tarotista, sobre el peligro en el que me ponía mi trabajo, vinieron a mi mente. Afortunadamente, se detuvo a dos metros de mí, o un poco más.

— ¿Sí? — Pregunté dubitativa.

— Quisiera hablar con usted, si es posible. Sobre una entrevista que fue publicada en su blog.

— A... —No supe qué decir, miré mi batido que ya llevaba por la mitad, luego la puerta de mi habitación en la cual aún no ponía la llave.

— En el comedor, si desea, no pretendo que me invite a su habitación.

— Estoy un poco cansada, ¿quizá podríamos concertar una cita?

— ¿Una cita? — repitió él, con una casi imperceptible sonrisa en la comisura de sus labios.




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