Universos paralelos

Capítulo 14 - Ayax y Danrelle

Ayax

No soportaba la actitud constante de queja de Danrelle. Y no quería insistir, si ella quería largarse, que lo hiciera. Como si yo no tuviera cosas mejores en las que ocuparme que complacerla a ella. Continué mi camino en busca de Leven.

Lo encontré en la que sería la sala de comunicaciones.

— Qué cara traes — expresó al recibirme.

— Ninguna cara. Dime cómo va todo.

— Pues bien. En la semana podremos tener todo lo que llevamos construido cubierto con internet.

— De acuerdo.

— ¿Has visto a Kayla paranormal?

Ojalá no la hubiera visto.

— La crucé hace un momento.

— Ya me parecía.

— No sé qué quieres decir.

— Es que no te viste la cara.

— ¿Te han dicho que eres demasiado boca floja?

— No.

— Supongo que tenías mucha libertad para expresarte con Lachlan.

— Todo lo contrario. Nadie podía hablar.

— ¿Y por qué piensas que conmigo será diferente?

— Eres muy accesible, a menos que se trate de Danrelle — se burló.

— Y tú sueles ser bastante moderado, a menos que se trate de ella.

En ese momento entraron Samin y su novia.

— ¿Qué hacen?

— Discutíamos sobre las emociones de Ayax hacia Danrelle — escupió el boca floja.

— ¿De qué hablas?

— Te pones de malhumor...

— Ella insiste en buscar formas de demostrarme lo mal que hice al salvar su estúpida vida.

— Quizá solo quiere llamar tu atención.

— Samin, ¿qué dices? No es una niña para hacer eso — refuté.

— Perdón que intervenga — habló Francia, con timidez. — Quizá ella no sabe llamar tu atención de otra manera, no acostumbra socializar, se ha criado sola viajando de un lugar al otro sin amigos, hasta la muerte de su madre y luego siguió con la misma vida. Quizá de verdad no sepa hacerlo de otra manera.

— Ves — insistió Leven. — Además, es obvio que le gustas.

— Creo que esto ya te lo he dicho antes, pero, más importante, es si me gusta a mí.

— ¿Y no te gusta? Porque, si es así, no entiendo por qué te afecta tanto.

— Por lo pronto, solo me irrita. Necesito mucho más tiempo para saber si me gusta alguien.

— ¿Como cuánto tiempo? Porque a mí me tomó solo unas horas enamorarme.

— No soy como tú.

— ¿Y a ti, cuánto te llevó, Francia? —indagó Leven.

— Apenas lo vi.

— Sí que son rápidos.

— En mi mundo también era rápido si encontrabas a la persona indicada. Pero aquí... es un poco más difícil para mí, con el tiempo que llevo aún siento que todo es más denso.

— ¿Pero no te atrae ni un poquito? —preguntó la chica.

— Sí, físicamente. Pero su conducta me agobia. Si tengo una relación, espero que sea como las de mi familia.

— ¿Y cómo era tu familia?

Estaba por responder cuando me di cuenta de que los tres estaban muy atentos a todo lo que yo decía.

— ¿No tienen otra cosa que hacer que ocuparse de mi vida sentimental?

— No — respondieron juntos Samin y Leven.

— Quizá podrían acompañarme a cenar — sugirió la chica.

— Cierto, tengo hambre — admití.

— Vayamos —dijo Samin.

— No. Ustedes no comen, ambos se quedarán aquí a trabajar y yo llevaré a cenar a tu dulce novia, así me instruye sobre cómo tratar con Danrelle.

Samin se quedó refunfuñando y Leven reía. Yo salí acompañado de la muchacha que era muy agradable.

— Espero que no te moleste mi compañía, ya me estaban hartando esos dos, se la pasan haciendo charadas a costa mía — hablé con Francia en su idioma para hacerla sentir cómoda.

— No pasa nada, prefiero comer con alguien que también come.

— Pero que no te escuche Samin, los vampiros son celosos y posesivos como la mierda.

— ¿En serio?

***

Danrelle

Desperté temprano en la mañana, Ayax fue lo primero que vino a mi cabeza. ¿Por qué era tan difícil relacionarme con él? Era un hombre supersexy, con un cuerpo de ensueño y además enorme y no solo eso, su rostro era muy masculino. Pero tenía un carácter terrible. O quizás era yo la que tenía un carácter terrible.

Después de pasar unas horas pensando al respecto, admití que Ayax intentaba ayudarme. Yo me resistía porque me gustaba tener el control de todo y ahora me sentía sin poder hacer nada, no manejaba mi vida ni mi dinero ni siquiera mis horarios...

No quería depender de él, ni de él, ni de nadie, y yo era perfectamente capaz de valerme por mí misma. Si lo llamé fue porque estaba asustada. Bueno, más me asusté cuando conocí a aquel tipo oriental, sin duda si alguien podía salvarme de él era Ayax.

Me hundí entre las mantas calentitas y recordé la noche de la tormenta, su penetrante aroma a almizcle, su inmenso cuerpo acunando el mío... ¿Cómo es que me había dormido tan rápido? Parecía que él no había hecho nada, sin embargo, él ofreció usar su don en mí para dormirme. ¿Podría hacer otras cosas a través de aquella facultad?

Ahora recordaba que había prometido mostrarme sus ojos, pero no lo había hecho. Discutimos y después todo se volvió tenso. Era mi culpa, él tenía razón, me había salvado y yo era una desagradecida, tal como solía decirme mi madre. "Eres una desagradecida Elle. Te di la vida y mira cómo me pagas."

Si no fuera por ella, quizá mi vida podría haber sido diferente, pero, como decía mi terapeuta, lo que no fue, no fue. Al pensar en ella, me daba cuenta de que ya no podría contar con su consejo. Era la única persona que relativamente me entendía. Y que me hubiera dicho ahora: “perdona a tu madre y sigue adelante, puedes hacer algo diferente de lo que te enseñó ella.” Como si fuera tan fácil.

— Ay, te perdono, mamá — hablé en voz alta para convencerme a mí misma, mientras me sentaba para salir de la cama.

Pero si algo bueno había aprendido junto a mi madre, era la adaptabilidad, yo podía adaptarme a cualquier cosa. En mi nueva vida, no podría tener tanta libertad de movimiento, pero eso no quería decir que estaba confinada en mi mente, crearía un nuevo emprendimiento.




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