Vendrix
Pasaron varios días luego de mi encuentro con la princesa de Rénica en la biblioteca. Recordaba ese momento y todo el malestar que sentía antes de enfrentarme a ella resurgía. Pero estando allí la diurna había podido aplacar a mi bestia interna. Seguramente, ella me había hechizado con sus dones de luz para que me calmara; si así no fuera, no me explicaba qué había sucedido.
Ahora mismo me encontraba en el mismo lugar que ese día. Me senté en el sofá que estaba ubicado en medio de la biblioteca y rememoré la escena por unos instantes. Había dejado aflorar mi lado vampiro delante de ella, y aunque se asustó, no fue tanto como para huir despavorida. Valientemente, se había quedado a mi lado para darme sus explicaciones.
Al estar más cerca de ella, pude apreciar que Aila era una muchacha bonita, de grandes ojos color gris violáceo y cabellos blanquecinos, abundantes y lacios. Su cuerpo estilizado evidenciaba su ascendencia élfica. Me pregunté por qué no había reparado en ella antes y entonces entendí que era por el efecto de las pociones que nos hacía tomar Corina. En la medida que pasaban los días, el efecto iba disminuyendo. Yo no tenía ojos para otra porque estaba embrujado. Había estado tan embrujado que estaba dispuesto a estar con ella sin realizar el pacto.
El pacto. Aila había mencionado que quizá Corina era la mujer con la que lo había realizado en vidas anteriores, pero no era así. Se suponía que la atracción era inmediata, al menos así había sido con mis padres y con aquellos que habían encontrado a su pareja pactada. Yo no había sentido atracción inmediata, ella se acercó a mí y conversamos varios días seguidos. Corina era coqueta y... ¿Cuándo había empezado a darme la pócima? Quizá cuando intimamos por primera vez, ella me había ofrecido vino aquella noche.
— Aquí estás — habló papá, que entraba en la biblioteca.
— Sí, aquí estoy.
— Tengo algo que contarte.
— Te ves demasiado alegre, no quiero saber, o tal vez sí, ¿llegaron noticias de Rénica y esa bruja va a morir? — pregunté con ironía.
— No. Es algo mejor.
— ¿Ayax ha regresado?
— No, pero he hablado con él.
— ¿Has hablado? ¿Cómo?
— Durante el sueño, no sé cómo se llama eso, tu madre lo ha intentado cada noche, pero yo hoy lo pude ver, fue sorprendente. Se ha cortado el pelo — papá se rio.
— ¿Qué... qué te dijo, dónde está? — indagué apresuradamente.
— Evidentemente, está del otro lado del velo. Él no volverá. Allá no hay nadie que pueda abrir un portal y, de hacerlo, ya sabemos que podría aparecer en cualquier época de nuestro mundo. Allá pasaron miles de años, y dice que es muy denso.
— ¿Miles?
— Dijo que no ha envejecido por causa de la sangre vampírica.
— Gracias a Erekai por ella — sonreí sin poder creerlo.
— Él dijo que está bien, que lo de Corina fue un error y que ahora ha aparecido la mujer de sus vidas anteriores, dijo que te ama y que no sufras ni tengas culpa, que él trastabilló y cayó al portal.
— Es... sorprendente.
— Si aprendemos a hacer estos viajes, quizá podemos verlo más seguido.
— Podría ser, ¿le has contado a mamá?
— Sí, se sorprendió mucho de que yo pudiera hacerlo, y se enojó, pues ella ha estado intentándolo desde el primer día. Pero luego se puso feliz.
— No me hace feliz saber que mi hermano no regresará nunca.
— No es eso, Vend — papá colocó su mano en mi hombro, — estamos felices porque está bien. Por supuesto que todos lo extrañamos
Mi hermano estaba bien, pero como fuera no regresaría. Yo no quería ocupar su lugar. La tranquilidad de que estuviera ileso, igualmente contenía un sabor amargo.
— Deberíamos dejar ir a Aila, no tiene sentido que permanezca aquí — declaré.
— ¿Estás seguro?
— Ayax ha dicho que Corina no tiene culpa, ¿no es así?
— Sí.
— Dejémosla ir, ella tampoco es culpable de nada y debe extrañar su familia.
— Como quieras, sería mejor que se lo dijeras tú. Y espero que ahora ya no te niegues a asumir tu lugar en el trono, sabes que es lo que tu hermano hubiera querido.
Suspiré con pesar.
— Hablaré con ella, y lo otro después veremos — repliqué evasivamente. Aunque ya existiera la confirmación de que mi hermano no regresaría, todavía sentía mucho pesar y no perdía la esperanza de que de un momento a otro volviera a aparecer en nuestras vidas.
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Corazones no se alarmen por este capítulo tan cortito, en un rato les subo otro!! Les mando un gran abrazo y espero que me cuenten si hasta aquí estas historias les van gustando y si desean me dicen que imaginan que pasará después!
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