Universos paralelos

Capítulo 36 - Vendrix y Aila

Aila

Habían pasado dos días desde que Vendrix y yo cenamos juntos, habíamos pospuesto volver a compartir la velada porque con el cese de la nieve habían llegado visitas al castillo y él, como rey, debía ocuparse.

Esta mañana, la reina Elizabeth, me sorprendió muy temprano. Llegó junto con la modista para confeccionar para mí el traje de boda. Yo no tenía idea de que ella sabía, pero ya lo había mencionado Briana, que todos lo sabían. Me tocaba asumir el lugar que me correspondía como futura consorte.

— Liz...

— ¿Sí?

La costurera me tomaba medidas, y ella bebía un té observando.

— ¿No te incomoda que vaya a casarme con Vendrix?

— No, ¿por qué me molestaría?

— Bueno, por lo sucedido con Filgya y Corina.

— Tú eres diferente. Pero aunque no lo fueras, si mi hijo te ha escogido, yo siempre lo respetaré.

— Él dijo que esta boda era conveniente para nuestros reinos.

Ella comenzó a toser como si se hubiera ahogado.

— ¿Eso te dijo? — preguntó recuperándose.

— Sí.

— ¿Y tú qué piensas?

— Que él tiene razón.

— ¿Solo eso?

— Siempre será mejor casarme con alguien que me gusta, aunque no me ame, que con un desconocido por el que podría sentir repulsión.

Me sonrojé al darme cuenta de lo que había dicho.

— Tienes toda la razón. Pero mejor que todo es casarse por amor.

— Imagino que así fue su boda.

— Sí, Anour y yo nos enamoramos de inmediato, nosotros celebramos el pacto en otras vidas.

— No entiendo cómo pueden saber eso.

— Es un sentimiento al principio, pero luego lo confirmas durante el embarazo.

— Ah, por los recuerdos, ya comprendo. ¿Y qué pasa si en los recuerdos hay otra persona?

— No lo sé, no me ha sucedido, ni a nadie que conozca.

— Supongo que lo descubriré cuando engendre.

— Sí — ella sonrió y sus ojos se iluminaron. — La verdad me hace mucha ilusión ser abuela.

— Espero que no me toque dar a luz a la banshee.

— ¿Qué?

— Hay un mito en mi familia, cada siete generaciones nace una banshee. Mis hermanas y yo, somos la sexta.

— No sabía que eso podía suceder.

— Mamá nos lo ha dicho desde muy pequeños, y si nace hay que matarla o deshacerse de ella de alguna forma.

— ¿Qué clase de criatura es una banshee?

— Un ser espeluznante que trae muerte. Pero no sé, no sé si podría deshacerme de una hija mía.

— Ni yo.

En ese momento tocaron a la puerta. Era Kyra.

— Hija, ¿no deberías estar durmiendo?

La chica sonrió, era muy parecida a su madre.

— Me hace mucha ilusión la boda, será bueno para poder despejarnos de lo sucedido con Ayax — declaró con tanta tristeza en su voz que me compungió el alma.

— Sí, supongo que tienes razón.

— Madre Diani ha llegado.

— Bien, iré a recibirla.

— Yo ya he terminado, mi señora — habló la modista.

— Bien, salgamos entonces.

Se marcharon todas y yo me quedé allí sumida en mis pensamientos. ¿Qué tal si no era yo la mujer adecuada para Vendrix? ¿Me pediría romper el pacto? ¿Eso sería posible? Claro, había un ritual que muchos hacían para deshacerse de los pactos pasados; debía poder romperse un pacto presente.

No obstante, yo no quería romper mi pacto con él, deseaba casarme y ser esa mujer de sus anteriores encarnaciones. No imaginé, al aceptar acompañar a mi hermana al norte del continente, que me enamoraría así.

***

Vendrix

Me senté en la cama, afuera parecía de día, pero el resplandor era difuso, no tenía consciencia de la hora.

¿Vend? — Una voz familiar sonó detrás de mí. Me puse de pie lentamente para enfrentarlo. No lo podía creer, Ayax. — Hermano — volvió a hablar.

Ayax, lo siento tanto — un nudo se instaló en mi garganta cuando nos abrazamos y no pudimos contener un sollozo.

Yo también lo siento y no sabes cuánto — mi gemelo me tocó el rostro y en sus ojos había tanta añoranza que mi congoja aumentó. — He estado milenios deambulando por ese mundo y no he encontrado a nadie que me trajera de regreso. Allá las brujas no saben de portales, su magia no es como la nuestra y... Hermano, ¿cómo has estado?

¿Además de extrañarte? — sonreí. — He encontrado a mi pareja.

¿En verdad? También yo. Pero allá no se realiza el pacto, ella es humana, me desespera pensar que ella envejecerá pronto y yo no, y que tendré que verla morir y yo seguiré vivo por la eternidad.

Eso no está bien, tendría que haber una forma de regresar.

Solo los Dioses pueden hacerme regresar.

Lo lamento.

Cuéntame quién es ella.

Aila, la hermana menor de Filgya.

¿Y Corina?

Ayax, ella nos había embrujado. Estaba dándonos una poción de amor.

Qué maldita. Y yo creyendo que te amaba.

¿Por qué creías eso?

Cuando la vi irse la seguí, se internó en el bosque sur, allí se detuvo en un claro, yo no sé por qué no la enfrenté y me quedé mirando lo que hacía, hasta que entendí que estaba abriendo un portal, entonces me hice ver y le dije que no lo hiciera, ella me dijo que no se podía quedar, que te amaba, entonces yo la detuve, interponiéndome en su camino y algo me absorbió desde el portal, con tanta fuerza que trastabillé, y caí en él.

Ella dijo eso, que habías caído. Yo me enfurecí tanto que la repudié de inmediato, aunque sentía que la amaba con locura. Mamá fue quien descubrió que nos daba pociones, y la conminó a marcharse.

¿Cuándo lo supiste?

Esa misma noche en que se fue, vi a mamá entrar y la seguí, al igual que tú, me quedé espiando.

Hay cosas que no cambian — ambos nos reímos, todavía había algunas lágrimas en nuestros ojos.

Tú sí que has cambiado, hasta te has cortado el cabello — comenté tocando su cabeza.




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