Uno de los tres (algo para recordar)

Capítulo 5

CAPÍTULO 5

Y nos quedamos en eso. En recuerdos. Solo recuerdos. Vivimos toda una vida por y para los recuerdos.

AHORA

Nunca se me ha dado bien coser, esa es la verdad, pero desde que nació April, he hecho un máster en todo y aquí estoy, cosiéndole el bolsillo rasgado de la chaqueta mientras ella se ha encerrado en su habitación, no sin antes decirme:

—No tengo hambre. Todo es una mierda.

Me ha recordado a mi amiga Bárbara, casada con un rico empresario hotelero y viviendo la gran vida en los Ángeles. Mientras me dejo los dedos y la vista en el bolsillo, suena el teléfono. Esbozo una sonrisa al ver que es Kim, mi gran y adorable amiga Kim, una escritora de novelas románticas de éxito.

—¿Qué tal, Kim?

—Bien. Quería saber qué tal estáis vosotras.

No nos vemos desde el día del funeral. Kim y yo nunca hemos estado tantas semanas sin vernos.

—Ya sabes… poco a poco. April es la que lo lleva peor.

—Cuánto lo siento, Jean. Acuérdate que aquí me tienes para lo que necesites.

—Lo sé, lo sé. Hemos estado muy ocupadas, ya sabes.

—Me lo imagino, pero solo quiero que lo sepas. Que estoy aquí —insiste, en un tono de voz susurrante—. ¿Sabes? Últimamente me acuerdo mucho de nuestro viaje a Irlanda, ¿lo recuerdas?

—Cómo olvidarlo…

—Ahí conociste a ese gran amor —ríe, poniendo énfasis en “ese gran amor”.

"Ese gran amor..." Cuánta fuerza en solo tres palabras.

—Lo recuerdo, Kim. Como si solo hiciera dos días de todo aquello…




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