—Repito otra vez, dime si me equivoco, Sean te ha perseguido por la calle, le has mandado a tomar viento (Bien hecho, Grace, has demostrado cuál es tu posición), pero como no se marchaba has decidido fingir ser la novia de tu vecino el del cuarto.
Resumió Darcy. Éramos mejores amigas, pero no estaba completamente segura de si estaba enfadada u orgullosa.
—Sí —confirmé— eso es exactamente lo que ha ocurrido.
—¿El chico sabe todo esto?
Supuse que se refería a mi vecino. Porque el otro chico era Sean.
—Más o menos. Osea, sabe porqué he fingido que era mi novio.
No podía apartar los ojos de Darcy, que no dejaba de dar vueltas por el salón, estresada y apartándose las manos del pelo constantemente. Era un año mayor que yo, nos habíamos conocido en el instituto, hacía ya mucho tiempo. En otra época en la que era alguien totalmente distinta.
—Grace, cariño, ¿sabes si Sean te ha seguido hasta el edificio? —habló suave y con calma. Sabía que su pregunta haría que comenzara a preocuparme.
—Al rato de ir con Sam desapareció. Supuse que se había ido, no le veía por ninguna parte.
Acerqué mi dedo corazón a mi boca y empecé a morderme la uña, era un tic nervioso. Normalmente me pintaba las uñas para recordar que no debía morderlas o correr el riesgo de intoxicarme con el esmalte. Aquella vez ni siquiera me paré a pensar en el color azul de mis uñas. Estaba demasiado nerviosa ante esa posibilidad.
—Que no le vieras no significa que no estuviera ahí. Te siguió, Grace, sabía donde estabas. ¿Cómo podía saber eso? ¿Y si sabe dónde estás ahora?
—No lo sabe, no puede saberlo, si no ya se habría presentado aquí, ¿verdad, Darcy?
Me daba pánico solo pensar esa posibilidad. Había cambiado de número de teléfono, después de darme cuenta de que Sean jamás dejaría de llamar. Me había mudado y asegurado de que no pudiera encontrarme. Por accidente, había logrado que incluso Darcy hubiera estado apunto de mudarse, Sean iba allí cada vez que quería verme. Hasta que me mudé y lo dejó.
—Probablemente. Quizás haya sido una coincidencia, llevabas tiempo sin verle. Te habrá visto y habrá aprovechado el momento para volver a intentarlo. ¿Te vio con tu vecino? ¿Se creyó que erais pareja?
—Sí.
—Entonces no volverá, seguro que captó el mensaje. Sean es un cobarde, jamás se acercará mientras sepa que no estás sola. Y jamás estarás sola.
Se acercó y sentó a mi lado. Pasando su brazo por mis hombros. Yo me dedicaba a temblar como una hoja en otoño.
—No sé, ¿y si sabe dónde vivo? Volverá, Darcy, volverá. Parece que nunca va a acabarse, cuando por fin todo va bien él vuelve. Quiero paz. Si me encuentra tendré que volver a marcharme. Volverá en cuanto esté sola.
Dije en voz alta todos los miedos que en ese momento pasaban por mi cabeza. Me aterraba el simple hecho de pensar que alguna de esas cosas podían ocurrir. Existía la posibilidad de que ocurrieran.
—Todo saldrá bien, te lo prometí, Grace, permaneceré siempre a tu lado, ante todo y sobre todo.
—Tengo miedo —admití en un susurro.
—Haremos una cosa, ¿sí? Voy a llamar a Tyler, vendrá, hará una de sus magníficas pizzas y pasaremos un buen rato.
Tyler es su novio. Se conocieron hace cinco años, poco antes de que mi amiga cumpliera 18, él era dos años años mayor que Darcy. Era todo con lo que podía soñar del chico ideal, tierno y dulce, de esos que preguntaban por tu día antes de que lo preguntaras tú, te traían el desayuno a la cama y recordaban cada aniversario. Él trabajaba como chef en una pizzería y hacía las mejores pizzas del mundo.
—Vale —acepté la idea, intentando tranquilizarme. Me estaba comportando como una paranoica. Solo había sido un encontronazo fortuito que él había aprovechado. No volvería a verle en mi vida.
—Se optimista, Grace. No quiero verte deprimida, te espera un futuro brillante.
Me dejé caer extendiendo todo mi cuerpo por el sofá y enterrando la cara en los cojines. Darcy me acarició el pelo. No sé qué haría sin ella, era el timón de mi barco. Tanto Tyler como ella me habían ayudado muchísimo en los últimos tres meses. Me acogieron en su casa, se aseguraron de que no volviera con Sean, me ayudaron a buscar un nuevo piso, con la mudanza. He incluso enfrentaron a Sean cuando yo no tenía fuerzas para hacerlo, lo cual fueron dos meses. Tanto Tyler como Darcy habían tenido que amenazarle en más de una ocasión para que me dejara tranquila. Sean sabía que había huido a casa de mi mejor amiga después de romper e intentaba que le dejaran verme por todos los medios.
Después de que lo consiguiera la primera vez, rompimos, Tyler y Darcy no me dejaban sola en casa, decían que no cometerían el mismo error dos veces. No se fiaba de que Sean no estuviera al acecho, volviendo a esperar un momento vulnerable para volver a seducirme cuando tuviera oportunidad.
Había estado a punto de perder muchas cosas por culpa de ese chico, pero casi me hizo perder la más importante a Darcy. Cuando volví a salir con él después de refugiarme en casa de mi mejor amiga intentó por todos los medios separarme de ella.
"Ella es mala, quiere separarnos porque nos tiene envidia, cariño. Su relación no vale tanto como la nuestra y eso a tu amiguita no le gusta."
"Deberías dejar de coger sus llamadas, amor."
"¿Por qué sigues quedando con ella después de lo que nos hizo, peluchito?"
"Su novio no me gusta. No parece de fiar, cariñito."
Siempre era lo mismo. Se dedicó a repetir todo el tiempo las mismas frases y yo me dedicaba a asentir con la cabeza una y otra vez. Y todas tenían algo en común, para dejarme cegada por lo que sentía por él, una apelativo cariñoso al final de cada frase. Terminaba distrayendo me por su forma de llamarme y le restaba importancia a lo que decía, solamente asentía con la cabeza dándole la razón, porque era su "peluchito". Y todo lo que decía era por mi bien.
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Editado: 09.04.2022