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1 de diciembre del 2022

Alexandra Bennett

Hoy me encontraba demasiado estresada y era porque como la responsable que era solía dejar las cosas para el último momento. Debía terminar un manuscrito para dentro de un mes y la verdad es que apenas iba por el comienzo, por no decir que tenía un montón de fanfics por actualizar y quería terminar dos libros originales. Sí, era una persona que amaba hacer muchas cosas a la vez, ¿el problema? Es que solía estresarme, pero así era yo, por lo que veía, amaba estresarme y meterme trabajo extra.

¿Estaba demasiado estresada? Efectivamente.

¿Quería pegarme un tiro? También, pero no me dejaban ciertas personas.

¿Iba a rendirme? Pues por mucho que quisiera hacerlo, no podía porque mis mejores amigas serían capaces de venir hasta mi casa para golpearme y siendo sincera eso era lo menos que quería.

¿Era demasiado joven para morir de una manera dolorosa? Obviamente que sí.

¿Aún debía conocer a mí crush y casarme con él? Pues sí, la esperanza era lo último que se pierde. Aunque sabía que las cosas nunca serían posibles, era algo demasiado difícil. 

¿Cuántas oportunidades había de que tu crush supiera de tu existencia? Muy pocas.

¿Qué dudaba mucho de que eso pasara? Eso era algo demasiado evidente y que debía asumir de una vez. Porque él era famoso y yo una persona normal y corriente que amaba escribir y se la pasaba más en su habitación que fuera.

Nick Hoffman, actor y modelo, ¿cómo lo había descubierto? Por un video de YouTube, así que como buena fan vi todas sus películas y entrevistas, por lo cual quedé más enamorada de él. Llevaba tiempo en su fandom y no me arrepentía de nada. 

Pero volviendo a mí, mi abuela insistía en que debía salir por ahí y conocer a gente, algo que sinceramente no me apetecía y no era una muy buena idea, no es que no me gustará, bueno, es cierto que no me gustaba, pero ese no era el caso.

El caso aquí es que no era buena con mis relaciones amorosas, solo tuve muy pocas y no salieron como yo pensaba, pero tampoco iba a hablar de mis ex’s. No era un cotilleo que importara en este momento.

Aunque lo único que podía decir es que cada uno había sido muy bueno conmigo, así que estaba agradecida por haber tenido tanta suerte. Los dos me habían hecho feliz y se merecían lo mejor del mundo. A pesar de nuestras diferencias, yo creo que acabamos en buenas condiciones.

Aunque yendo al tema de que querían verme disfrutar de la vida, yo sentía que lo que estaba haciendo estaba bien, además, no necesitaba ir de fiesta para ser feliz. Valoraba más las pequeñas cosas y los momentos en familia y con mis buenas amistades. Incluso me encantaba tener un café y escribir hasta que mis dedos dolieran.

Era algo tan satisfactorio, era una terapia para mí y no me arrepentía de encontrar la escritura como mi lugar seguro. Donde podía crear numerosos mundos sin cansarme ni un momento.

Pero también debía admitir que me alegraba de tener unas amigas tan increíbles como ellas, las cuatro eran personas maravillosas que estaban aportando grandes cosas a mi vida y les agradecía demasiado el estar a mi lado apoyándome en todo.

Mia, Cassandra, Sarah y Hayley eran personas demasiado divertidas y debía reconocer que estaban demasiado locas, aunque yo también lo estaba.

A Mia la había conocido en el colegio, nos conocimos a los tres años y desde ese momento nos hicimos inseparables. Era bueno conservar una amistad tantos años, sabía que si algún día llegaba a perderla, me afectaría demasiado. Ella era demasiado importante para mí y siempre había estado ahí para ayudarme en todo y para aconsejarme. Aunque solía cagarla demasiado y ella se encargaba de que no la cagara tanto.

Ella había nacido en España, y bueno, su padre era londinense, mientras que su madre era española. Su familia la apoyaba en todo y siempre habían sido demasiado encantadores conmigo. Incluso me trataban como una más de la familia, al igual que mis padres trataban de la misma manera a Mia y a Sarah.

Sarah era la hermana pequeña de Mia, bueno, solo tenía un año menos que nosotros y estaba estudiando costura y también quería ser maquilladora, le encantaba demasiado maquillarse y maquillarnos a nosotras.

Era una chica realmente encantadora, con un gran corazón y un gran sentido del humor.

Era demasiado importante para mí, las tres habíamos sido demasiado unidas y lo seguíamos siendo.

Las tres solíamos cometer demasiados errores, pero como siempre decía Mia, ¿qué era una vida sin riesgos? Debo recalcar que las dos éramos Potterheads, así que eso explicaría un poco todo, o tal vez no.

Hace más de un año conocí a Hayley Harper, una chica demasiado agradable con un buen corazón, era tres años más pequeña que Mia y yo, la cuidábamos mucho, al igual que a Sarah. Aunque era una amistad a distancia, ya que ella vivía en Latinoamérica, pero seguía siendo muy agradable y siempre estaba ahí para cualquier cosa. Era una chica maravillosa y bueno Mia y yo solíamos cuidarla bastante, porque era el bebé del grupo.

Hace unos meses conocí a Cassandra Klein, también a distancia. Ella había leído algunos fanfics míos. Porque si la idiota aquí presente solía escribir en Wattpad, amaba demasiado escribir, así que porque no probar suerte en esa aplicación naranja en la que llevaba demasiados años.

Últimamente, solía escribir fanfics, porque quería dejar mis originales para mí, por si quería publicarlas algún día en físico.

Mi sueño era tener mi propia editorial y poder volver a publicar un libro en físico. No me iba a rendir con algo que amaba demasiado, así que me estaba esforzando demasiado.

Volviendo al tema de cómo conocí a Cass, pues ella me habló por Instagram por uno de mis fics y me di cuenta de que ella era fotógrafa y debía reconocer que su trabajo era buenísimo. El caso es que seguimos hablando y ahora las cuatro éramos muy amigas y teníamos nuestro grupo.