Untouchable

15. La fiesta

Nos separamos por falta de aire y Nick juntó su frente con la mía mientras mantenía sus ojos cerrados y sus labios se curvaban en una pequeña sonrisa. Yo estaba segura de que me encontraba sonrojada, seguramente mi labial se había corrido, porque Nick tenía mi labial en sus labios. Mi corazón no dejaba de latir frenéticamente, como si hubiera corrido varios kilómetros sin parar.

Había sido increíble.

Dios quería volver a besarlo.

Estaba demasiado extasiada, demasiado nerviosa de mirarlo a los ojos.

No podía creerlo, era algo realmente surrealista, algo que nunca pensé que podría pensar, tal vez hubo un momento donde sí tuve la necesidad de besarlo, de saber cómo eran sus labios, pero no pensé que esa idea de mi cabeza alguna vez pudiera ser cierta.

Él abrió los ojos haciendo que yo los cerrara por la vergüenza que estaba sintiendo.

—Abre los ojos amor, déjame ver tus hermosos ojos —susurró cerca de mis labios, mientras me acariciaba delicadamente la mejilla.

Los abrí lentamente encontrándome con sus ojos azules, esos ojos de los que desde que lo conocí quedé enamorada.

—Eres hermosa cariño —susurró, volviéndome a besar, sin dejar esa dulzura y esa delicadeza. Era como si los dos estuviéramos tomándonos el tiempo de disfrutar del otro. Ladeo su cabeza y yo coloqué una mano en su nuca y la otra en su pelo, tirando suavemente de él y atrayéndolo más a mí.

Sentirlo cerca de mí era lo único que necesitaba para sentirme segura.

Sus manos se aferraron más a mi cintura y sentí la calidez por todo esa parte, que fue subiendo por todo mi cuerpo, mientras mantenía sus manos firmes.

No me importaba en lo más mínimo donde nos encontrábamos, quería estar de esta forma siempre.

Quería tenerlo cerca toda mi vida, por mucho que la gente dijera que solo había pasado poco tiempo, para mí eso no me importaba, lo quería.

Quería a Nick.

Lo elegiría a él mil veces si hiciera falta.

Lastimosamente, tuvimos que volver a separarnos y volvimos a lo mismo, nuestras frentes pegadas y los dos con una gran sonrisa en nuestros rostros.

—No tienes ni idea de cuánto tiempo he esperado para besarte amor —susurró acariciándome la mejilla delicadamente, haciendo que instantáneamente cerrara los ojos disfrutando de su toque.

—¿De verdad?

—Te lo juro —sonreí—. No sabes lo feliz que me hace estar contigo de esta manera.

—Ya veo —susurré.

—Pero debemos irnos, porque debemos disfrutar de tu día —me agarró de la mano delicadamente entrelazando nuestros dedos para caminar hacia un coche.

Él me abrió la puerta y yo le regalé una sonrisa mientras subía al coche y cerraba la puerta con cuidado para irse a sentarse al asiento del conductor.

—¿Lista?

Asentí y él sonrió para poner en marcha el coche, dejó su mano derecha descansando en mi pierna de vez en cuando, logrando ponerme más nerviosa de lo que ya estaba.

Durante todo el trayecto estuvimos escuchando música hasta que por fin llegamos y él aparcó el coche para sacar con cuidado de la guantera una corbata.

—¿Confías en mí? —asentí— Bien, pues debo taparte los ojos cariño.

—¿Es necesario? —él asintió— ¿Y no puedes taparme los ojos con tus manos?

—También podría hacer eso —deja la corbata y cierra la guantera para salir del coche e ir a abrirme la puerta, pero yo fui más rápida.

—Puedo sola —sonreí divertida.

—Lo sé —sonrió dándome un beso en la mejilla para cerrar la puerta y taparme los ojos con cuidado—. No te preocupes, no está lejos y voy a cuidar de que nada malo te pase.

—¿Me lo prometes?

—Te lo prometo —asentí y con cuidado empezamos a caminar hasta a saber donde, la verdad es que estaba un poco asustada, pero confiaba en él y sabía que no dejaría que nada malo me pasara.

De pronto dejamos de caminar y estaba todavía más nerviosa, no creía que fuera muy buena idea, que él me estuviera tapando los ojos sabiendo como era yo.

—¿Lista? —me susurró al oído provocándome cosquilleos en el cuerpo, Dios, si antes estaba muy nerviosa ahora que él había hecho esto seguramente me diera un infarto.

—No —él soltó una pequeña risa y me abrazó por detrás, mientras me daba un beso en la mejilla. No estaba lista para abrir los ojos, no estaba preparada para ver lo que me esperaba.

—Ábrelos cariño —susurró y lo hice encontrándome con toda mi familia, viéndome con una gran sonrisa, Hayley y Cassie también estaban... ¿Cómo podría ser esto posible?

—¡Feliz Cumpleaños! —gritaron todos felices mientras aplaudían y silbaban. Solté una pequeña risa para dirigir mi mirada hacia Nick que había apoyado su rostro en mi hombro mientras sonreía.

—Sé que te hubiera gustado celebrar a lo grande tus 18 años, porque según tus padres es lo normal cuando los cumples, así que quise organizarlo ahora que tienes 21. Supongo que no te importa, ¿verdad cielo? —sonreí aún más.

—¿Cómo es posible que te puedas acordar de todo? —él sonrió mientras seguía con su abrazo, sin soltarme.

—Me acuerdo de las cosas que realmente me importan, no voy a mentirte y tú eres muy importante para mí, así que es obvio que me acuerdo de todo lo que me dices, a pesar de que creas que no es así. Además, es obvio, solo debes ver mi cara de idiota cuando alguien dice tu nombre o cuando me cuentas algo con tanto entusiasmo. Me gusta verte de esa forma porque tus ojos brillan y tu sonrisa es tan hermosa, joder, eres perfecta —sonrojada, dirigí la mirada hacia los demás que me veían felices.

Mi a mi abuela y a mi tía, a las cuales no vi desde hace unos años porque estaban en Rumanía, vi a mi primo... Wow estaban todos, y solo pude recordar a esos momentos donde mis padres me organizaban dos fiestas, una con mis amigas y otra con todos los familiares y solo por al recordar eso quería llorar porque extrañaba esos momentos.

—No llores cariño —lo miré confundida y él se separó de mí para agarrar con cuidado mi cara y pasar su pulgar por donde las lágrimas se estaban deslizando.



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En el texto hay: tristeza, fama, amor

Editado: 15.02.2024

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